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ENTREGA DEL GENERAL, BARRIOS

,. No habiendo podido ent~nderse con Mcirtínez el señor Chamarra se vió obligado a marchar él también a la emigración, y en Co~ta Rica se juntó con Jerez, José María Zelaya, Francisco Zamora y otros eminentes libe-rales. ,

Pero bien pronto regresó a su país a ocupar asien– to en el Senado y diri~ir la oposición del Partido Con– servador contr~ el General Martínez, que gobernaba con mono dura y como autócrata a Nicaragua.

. El año de 1865 el General Gerardo BCirrios fue cap– turado en ,las costas de Nicaragua en la goleta Manuela Planas, cuando se dirigía ,con un armamento a iniciar ul)a revolución en El Salvador, con objeto de recuperar el poder en aquella República.

Martínez retuvo al prisionero; pero instigado por el Gobierno de 'El, Salvador, presidido por el Ledo. don Francisco Dueñas, entregó a Barrios, habiendo antes es– tipulado, en un convenio entre los Ministros de Relacio· nes Exieriores de ambos Estados, que en ningún caso se aplicaría al General Bmrios la pena de muerte. A pesclr de este convenio, y de que Martínez reclamó su cum– plimiento, Barríos fue fusilado en San Salvador el 29 de agosto de 1865.

Naturalmente que este deliccldo asunto debía llegar al conocimiento del Congreso de Nicaragua (:uando se sometió a éste la aprobación de los actos del Poder Ejecutivo, en la legislatura de 1866.

He aquí como refiere el Ledo. don Tomás Ayón en su Juicio Histórico de don Juan Bautista Sacasa la sesión del, Senado en que se trató oe la entrega del General Barrios.

. "En la sesión del 24 de Febrero (1886) fue discuti– do por el Senado el dictamen de los senadores Mayorga

y Solórzano, El senador don Pedro Joaquín Chamarra pidió que, atendiénd()se a la inmensa importancia y gravedad del asunto, s~ tratara primero en comisión ge– neral; para esclarecer por medio de la discusión los pun– tos de derecho patrio e

internacional referentes a la en– trega. Fue desechada ~ su moción.

"Los senadores Zepeda y Montealegre presentaron (')n seguida un voto particular sobre el mismo asunto manifestando qye, habiendo visto la Comisión muy so~

meramente una cuestión demasiado grave por varias circunstancias, y sobl·e todo, porque na debía quedar so–

tisfe~ho Nicaragua con las explicaciones dadas por el GobIerno de El Salvador, que mandó al patíbulo a un hombre cuya vida había ofrecido salvar, bajo la fe de su palabro, querían qúe el dictamen volviese a lo Co– misión para que lo extendiera con mayor detenimiento. También esta moción fue desechada .

. "El di~tOmende la Comisión, que aprobaba la con· ducta del Gobierno en la entrega del Gral. Barrios, que– dó aceptado por la mayoría de la Cámara. Dieron su voto en contra los senadores Montealegre, Zepeda y Chamorro. Este último lo qlnsignó en los términos que sigue,n. y se copia textualmente porque comprende todo lo qU,esóbre el particular podía decirse:

"El .senador Chamarra consigna su voto negativo en la aprobación de la conducta del Gobierno relativa a la extradici6n del Generól Barrios, por kts razones siguien– tes: 1 a.~Po¡' ,ser esta re~olución contraria al derecho de gentes, reconocido y obse,rvado por todos los pueblos cul– tos. 2a.-Porque la entrega del General Barrios, inerme e indefenso, a sus enemigos poderosos y encarnizados,

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es un paso,' que rechaza nuestra Constitu"ión. que ga– rantizo lo vida del hombre, y 01 que también se opoJ1en los principios de humanidad generalmente reconocidos. 3a .. ~Porque no habiendo una ley que autorizara al Eje– cutiVO paro aquella entrega, se hizo pasar al país con ello por un acto depresivo y humillante, de que se re· siente su dignidad y decoro. 4a..,-Porque se establece para el porvenir un precedente funesto que podría Ile· gar a s~rvir de fatal dechado a nuestra poster¡dad y

aun a los pueblos menos cultos que nosotros, suplJesto son las prácticas de las naciones las que concurren a formar el derecho internacional. Y 5a.-Porque n'o es él quien pudiera faltar el la lealtad que debe y ha ~r0ra­

do solemnemente a la noción que representa, asumie<ndo para ella y para sí la responsabilidad de aquel acto, del que tal vez se derivarán mós tarde consecuencias que altamente comprometen su seguridad." (9)

FRACASO DEL 25 DE DICIEMBRE DE 1866

En 1866 Fue la elección del Presidente que debía suceder a Martínez. Este crey6 más conveniente poner en su lugar a un alter ego suyo que quedarse él mismo por otro período en lo presidencia.

,En Managua se formó un partido de oposición a Martll1ez, y llamaron a don Pedro Joaquín Chamarra pa· ro que fuera su ¡efe. En consecuencia, el Partido Cón– servador proclamó entonces para candidato a la presi– dencia al eminente ciudadano leonés don Juan Bautista Sacasa, en oposición al candidato oficial que lo era don Fernando Guzmán, de Granada.

La élección fue muy reñida, y como hubo presión por parte del Gobierno, salió triunfante el candidato de éste: Viéndose una vez más defraudado y oprimido el PartIdo Conservador, ocurrió a la revolución. Aprovechan– do la ausencia de Martínez, que en esos días estaba en San Juan del Norte, se fraguó una conspiración para sorprender el cuartel de Managua.

El propio don Pedro Joaquín Chamorro, en su Con– testaci6n a la despedida de don Manuel UrbinQ escrita mós tarde, en 1884, para defenderse de varios' cargos que se le hacían, se refiere así a aquellos hecho~:

. El señor Urbina, que con algunos de sus· mejores amigos, estaba identificado con nosotros en aquella' épo–

CCl, no debe olvidar las exal;jeraciones de que entonces era víctica el Partido Conservador y el sentimiento gene· ral que se desarrolló contra el General Mórtínez, cJando, electo contra el tenor expreso de lel Constitución, impuso por las fuerzas de las bayonetas di Gral. Guzmán que no contaba con veinticinco partidarios. la política ti· rante que se desarrolló, como consecuencia natural de aquel hecho exacerbó de tal manera los ánimos; que to– dos aún las personas más pacíficas, pedían que' se pl:J. siese término a tan vioelnta situación. Repetidas veces rechazamos los proyectos revolucionarios que los con– servadores exal1ados de Managua nos' propOrJían, pro– curando persuadir/os de que era preciso agotar todos los recursos legales para asegurar la inviolabili'dad de nuestros derechos. Pero la política ejercida contra el Par–

~ido Con~~rvador era cada '!ez más irritante;' y cuando este se VIO bur/ado en el mas sagrado de sus derechos; cuando, habiendo obtenido un triunfo en los comicios, a. despecho de la intervenci6n de la fuerza ormada, la' Autoridad impedía con intrigds y violencias, la revnión' del Colegio Electoral, se presehta un nuevb plan rev~IJJ.

(9) Obra citada. página 34,

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