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la Constitución}¡ porque la soberanícl de la Nación no puede ejercerse por sus delegados, si no es en el modo

y forma que la Constitución establece, (artículo 95).

"Por tan poderosos motivos, a nuestro nombre y

el de nuestros comitentes, declinamos de la manera más solemne la responsabilidad moral por la infracción fla– grante que hoy, a nuestro iL!icio, se comete del Código Scmto que los pueblos han puesto en nuestras manos.

Manoguo, 27 de enero de 1863. (f) P. Joaquín Chamorro. (f) Anselmo H. Rivas." Sobre esto dice el Lcdo. Pérez: "que hasta el tono de la voz, los ademanes del Sr. Chomorro los tom6 en cuento el martinismo para calcular que, más que pro– testa, era aquello una declaratoria de guerrci. Esto pasó en la sesión del Congreso del 27 de enero de 1863.

GUERRA CIVIL DE 1863

Lo reelección de Martínez provocó la guerro civil de 1863. (71

Mientras el Gral. Jerez invadía a NicaraguCl por el norte con un poderoso ejército que le había dado el Gral. Germdo Barrios, Presidente de El Salvador y enemigo de Martínez, y era derrotado en San Felipe el 29 de Abril de aquel año por Martínez en personCl, el Grol. Ferncmdo Chamarra, en vista de la derrota de Jerez, Clbondonaba los vapores del Gran Lago y las fortalezas del río San Juan que ya había tomado.

Después de San Felipe, Martínez buscó a los con– servadores de Granada para entenderse con ellos. Aun– que el General José Dolores Estrada era por entonces el ¡efe del Partido Conservador, el Presidente Martínez in– vitó a don Pedro Joaquín Chamorro para una conferen– cia, estimándolo así de hecho el verdadero jefe del con– servotismo.

Don Pedro Joaquín estaba retirado en su hacienda Las Mercedes, en los alrededores de Nondaime, y aun– que un poco mal de sctlud, se trasladó a Masaya donde inició las pláticas con Martínez, pláticas que luego se continuoron en Granada. Pon Fernando Guzmán, ami– go íntimo y consejero de Iy\artínez, cuando vió la acti– tud conciliadora de éste, dijo: "Martínez se está portan– do como un verdadero hombre grande¡ yo lo espemba orgulloso de la victoria, y viene tendiendo la mano a sus enemigos para reconciliarse con ellos".

De una carta impresa que don Dionisia Chamarra (hermano de don Pedro Joaquín) dirigió al Ucenciado Jerónimo Pérez el 20 de Octubre de 1867, copiamos el siguiente párrafo en donde se puede ver el qué se re– dujeron aquellas conferencias y el motivo de su fracaso. "El General Martínez, refiriéndose a informes del Capitán Espinosa (Miguel) manifestó a mi hermano que Estrada (el General José Dolores) estaba dispuesto a en– trar por cualquier arreglo que él hiciera¡ de suerte que, de su voluntad hacía depender el restablecimiento de la paz. Mi h~rmano le contes·tó: que aunque él no era ni pretendía ser el Jefe de su partido como parece que sería preciso en cierto modo para que de él dependiera

t~do, sin embargo no dudgba que el Gral. lo considera

dlg~o de aquella alta confianza, porque conociendo su caracter, sabía muy bien que ni en el patíbulo sería ca– paz de convenir en un arreglo que no fuera digno de

él Y de la causa porque combatía¡ que esto sentado, el partido de la oposición no tendría ningún inconveniente en reconocer su Gobierno, supuesto que éste tenía ya en su favor la fuerza que da el hecho consumado con el triunfo de San Felipe, y que en la situación a que habícm llegado las cosas, pensaba que la conveniencia pública se hallaba en ello interesado. Martínez le interrumpió, un tanto exaltcldo, diciéndole que él no podía convenir con que su Gobierno procediese del éxito de aquella acción de armCIS, sino de la resolución del Congreso co– mo el único poder competente.-Pero, señor, le replicó mi hermclIlo: Ud. no podrá menos que convenir conmigo en que, si Jerez hubiera triunfado, ese Congreso habría sido declorado un poder refractario, y tal vez en estos momentos, ni sus miembros ni Ud. estuvieran aquí¡ pero dejemos esa cuestión que no conduce a nuestro propó– sito, y vengamos a lo principal. El partido reconocerá y apoyará su Gobierno con la lealtad que te caracteriza

y que Ud. ha tenido tantas veces ocasión de probar, bajo los siguientes condiciones. 1a.-Que tome Ud. el mando. (8) 2a.-Que restablezca en el acto el orden constitucional, haciendo por consiguiente cesar toda cla– se de exacciones. 3a.-Que decrete una amnistía ge– neral sin restricción alguna¡ y 4a.-Que acredite un Co– misionado cerca de los Gobiemos de El Salvador y Gua– ternala para procural un avenimiento entre ellos, y ase– gurar así una paz genercll en Centro América.

"El General Martínez rechazó la idea de uno Clmnis– tía que comprendiese al Gral. Jerez y algunos otros, fundándose en razones que él consideraba de moralidad

y conveniencia pública; y tuvo la bondad, no lo niego, don Jerónimo, de hacer una excepción en favor de mi hermano Fernando, a quien protestó recibiría corno a un cmtiguo· amigo y compañero de armas. Pedro Joa– quín le rindió las grclcias, e insistiendo en su proposición clnterior, le dijo: que en tal caso, preferiría que el ex– ceptuado en la amnistía fuese Fernando, tanto porque esto no podría ser un óbice para el restablecimiento de la paz, cuanto porque, atendida su posición, en cual– quiel-a pc¡rte podría pasarlo bien, y quizás mejor que en NicarClgua¡ agregándole que el partido aceptaba me– jor el ccdvario, antes que ser inconsecuente con el último de los suyos. También rechazó la 40. condición relati– va a Clcreditar la mediación de este Gobierno, cerca de los ya indicados, pretextando que esto se oponía al cumplimiento del tratado de alianza ofensiva y defensi– va que teníCl celebrado con Carrera. As; 1erminaron las conferencias, y, como se ve, sin ningún resultado.

"El señor Guzmán (don Fernando) sabedor de todo lo que había pasado, como uno de los que más se in– teresaron por el restablecimiento del orden, más político

y previsor que él (Martínez), desaprobó su negativa, y

dijo: que el Gral. Martínez se paraba en pelillos para conseguir la paz de la República".

El Licenciado Pérez comenta así esta actitud de Mor– tíncz y Chamarra: "El uno creía que al país no le con– venía el retorno de Jerez, porque a poco andar estaría trClmando una revolución: el otro se fijaba en el honor del Partido Conservador, que se había comprometido con él (Jerez) para hacer la revolución, y que por tanto debía correr una misma suerte, ya fuese propicie! ya adversa".

(7) Así lo demue,tran los documentos citados por el Dr. P. J. Cha- (SJ Martínez había depositado el Poder Ejecutivo en don Nicasio del n1Orro en BU libro sobre Jerez, que '''pronto saldrá a luz. Castillo para ponerse al frente del Ejército.

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