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« Previous Page Table of Contents Next Page »MANUEL M. PERALTA. Excmo. Señor don Pedro Joaquín Chamol'ro.-Mana– gua." (222)
inferir 'el menor daño a Guatemala, querían derribar a su diCtador. .'
"No desea el Gobierno de los Estados Unidos que se destruya la autonomía de Guatemala; pero fiel a su principio de no' intervención, me dijo Mr. Bayard que no se opone a que los aliados, c~nsultando sus intereses, .tomen las medidas que crean convelllentes para la salvaguardIa de su futura se– guridad.
"El señor Hall interpone su mediación de una manera puramente oficiosa y a los aliados toca admitirla o recha· zarla, según sus intereses.
"Hoy a las diez de la mañana recibí otro cablegrama del doctor Cárdena,s de la misma fecha que dice: ' "Le¡)n; Nicaragua. Marzo 31, 1885.-Peralta.-Washing– ton.-Guatemala invadió hoy Salvador. Entraré Hondul"as con fuerzas Nicaragua Costa Rica.-Cárdenas. (221)
"Aquí se cree muy segura la defección de las tropas que Bográn comanda y espero que la entrada de nuestras fuer– zas será la señal para que los hondureños se reunan a los aliados.
"Hoy a medio día tuve una de las numerosas conferen– cias que ya he tenido con el señor Romero, Ministro de Mé– xiCo. Se mostró una carta particular del señor Mariscal que le dice que el Gobierno mexica,no está perfectamente dicidido
a castigar a Barrios; que la opinión es unánime en la con– denación de Barrios y da el apoyo más absoluto al Gobierno. Las fuerzas mexicanas se dirigen hacia la frontera y todo hace preveer una pronta declaración de guerra a Barrios. Lá rémora que tiene México es la crisis económica, pero se hace todo esfuerzo para superarla en defensa del honor nacional. "El señor Romero ha aconsejado a su Gobierno que ce· lebre un tratado formal de alianza ofensiva y defensiva con las Repúblicas ya aliadas de Costa Rica, Nicaragua y Salva– dor, y que no cometa ningún acto de hostilidad hacia Guate– mala sin previa declaración de guerra, a fin de no dar pre– texto ni ejemplo al Gobierno de los Estados Unidos de invo– car contra México el precedente que con tan mal éxito ha sentado Francia en su guerra con la China. Creo que no pasarán diez días sin que se haga esta declaración. "La llegada de un Ministro de' Costa Rica con plenos poderes para tratar sobre esta alianza será, pues, vista con sumo placer y yo veo que Nicaragua confía también sus po– deres a D. Ricardo Jiménez. Hoy dí aviso de esto al Sr. Ro– mero, quien lo ha telegrafiado al Gobierno mexicano' el cual hará la mejor acogida al nuevo Ministro. ' "Tratándose de intereses tan caros como los nuestros no necesito decirle que todas mis fuerzas están consagrada~
a sostenerlos.
"Gratísimo me es anunciarle que el Sr. Bayard me ma· nifestó espontáneamente el viernes último 27 del corriente que .luego que cesen los disturbios centroamericanos, y este
Ga~mete se haya desahogado del excesivo trabajo que acom– pana la entrada de una nueva administración y de una nueva política, reanudará las negociaciones para la conclusión de un. nuevo tratado de Canal, que la opinión y los intereses del pals reclaman.
. "Este tratado,. dice Mr. Bayard debe celebrarse con cal~
ma, con dignidad 'y cual conviene al honor y al respeto que a sí mismos se deben los Gobiernos interesados.
. "Una obra como el Canal, destinada a servir tantos in– tereses, debe ser neutral y garantizada por el más religioso
res~eto de los derechos de todos. Hágalo Ud. saber a su
GO~lerno, me dijo Mr. Bayard. Nosotros deseamos que sepan
y SIentan q~e somos sus amigos y que merecemos su más ab– soluta c.onflanza, porque no entrará jamás en las intenciones del GobIerno de los Estados Unidos el no respetar con escrú– PI!!O los derechos de Nicaragua y Costa Rica evitando asi– n\lsmo ~e.r,ir la susceptibilidad nacional ni sac~r provecho de su condlclon de Estados más débiles.
"La seguridad positiva que me dió el Secretario de Es– :ado de que este Gobierno era favorable al Canal y deseaba lacerlo. construir en condiciones tan satisfactorias como las
q~~ deJan a salvo los derechós de todos y consagran el prin– CIPIO de neutralidad, esa seguridad debe causar a Ud. y a
todo~, l~s bue~os patriotas profunda satisfacción.
f t D!3 S qUIera que de la lucha actual salga fortalecida la
1 ~a erm a~ que debe reinar entre nuestras Repúblicas y oja– a que umdos y concordes logremos hacer revivir el tratado
co~~lk. E!. original dice: "Entraré HondlU'88 COn fuerzas Gnatemala lee 'Gua::e~a¡a.iuzg'lIldO Que hay un;; error, sustituimos Nicaragua donde B~
91;5
d.e ,lo. de noviembre de 1884, sin los inconvenientes que le cri-tico Mr. Bayard en el Senado. ' . "'Supongo que el Dr. Cárdenas se hallará, al recibo de
~sta, con el ejército d.e operaciones. No le esCribo, pero Ud. tendrá la bondad de co~unicarle esta carta.
"Con el profundo; afecto y !1'i <conocido respeto por Ud., me.es muy ~rato reIterarme sIempre a sus órdenes afmo. amIgo y serVIdor.
d. Después del conflicto.
No corresponde a nuestro propósito relatar la campaña de 1885 y su fin. Bástenos agregar que ella terminó con la muerte del General Justo Rufino Barrios en los campos de 'Chalchuapa el 2 de abril de aquel año. Nos limitaremos a continuar exponiendo la participación que después del conflic– to tomó don Pedro Joaquín Chamorro.
Al día siguiente de la muerte' 'de Barrios, Honduras pidió la paz a Nicaragua. En breve se ajustó un boatado en Na– masigüe ellO de abril, en virtud del cual Honduras se des– ligaba de todo compromiso con Guatemala, se comprometía
a emplear sus buenos oficios para obtener que en dicha Repú– blica se estableciera un nuevo gobierno que garantizara la paz, se obligaba al desarme y a la reconcentración de los emigrados de Nicaragua y El Salvador, finalmente, "Hon– duras contrae estrecha y especial alianza con los aliados pal– ra llevar a cabo la nacionalidad por las vías legales y pací– ficas que aconseja la civilización."
El Gral. Zavala, que fue quien logró aquel convenio, pro– cedió con energía, haciendo saber que esperaba la aceptación en un término perentorio, pasado el cual procedería con sus fuerzas a atacar a los hondureños. Su decidida actitud logró un artículo adicional en cuya virtud las fuerzas de Nicaragua y Costa Rica podrían pasar por el territorio de Honduras para sus operaciones en Guatemala.
Este tratado es una prueba más de que! los aliados no adversaban la idea de nacionalidad; pero no querían que ella sirviese de pretexto para derramar sangre, ni menos para exaltar al poder a un tirano odioso y sanguinario.
Lo natural hubiera sido que el Presidente Zaldívar arre– glara la paz con Guatemala lo mismo que lo había hecho con Honduras, es decir, de acuerdo con sus aliados Nicaragua y Costa Rica. Estas Repúblicas, deseando aprovechar la ven– taja que les proporcionaba la defección de Honduras, inten· taban imponer condiciones tales como el pago de las exac– ciones de g'uerra y el establecimiento en Guatemala de un gobierno que garantizara la tranquilidad de Centro América. Pero este plan fracasó porque Zaldívar, en lugar de imponer la paz, la aceptó festinadamente, en condiciones poco favora– bles y sin tomar en cuenta a sus aliados, a pesar de lo con– venido en el tratado de alianza suscrito en Santa Ana el 22
de marzo de ese año. La paz no se consolidó y Zaldívar fué la primera víctima de la camarilla de Barrios que siguió gobernando en Guatemala. . En carta que Zaldívar dirige a don Pedro Joaquín Cha– morro el 14 de abril le explica los motivos que tuvo para ajustar la paz inmediatamente: el ejército salvadoreño había
s~do. i~nprovisado en ocho días y no estaba suficientemente dlsclplmado par una guerra ofensiva; mucho era que a fuerza de valor hubiese resistido dentro de sus fortificaciones la aco– metida de los guatemaltecos, y aun de triunfo se observaba mucha deserción en sus filas; el trasporte de las tropas de Nicaragua y Costa Rica, necesarias para llevar la guerra a Guatemala, se había hecho difícil; los elementos de guerra de El Salvador eran muy inferiores a los de Guatemala, que había estado preparándose durante muchos años; México se abstenía de dar auxilio después de la muerte de Barrios y
de la derogación del decreto del 18 de febrero que declaraba la Unión de Centro América y la dictadura de Barrios. Don Pedro Joaquín Ghamorro vió con disgusto que así se menospreciase a Nicaragua y Costa Rica en el trascen– dental acto de firmar la paz. La siguiente carta explica su modo de pensar respecto de la conducta de Zaldívar y las ra– zones que tiene para desaprobarla, así como las intenciones de su Gobierno y del país con relación a Guatemala y al círculo de Sarrios del cual se temía que continuara la polítil– ca perturbadora que había iniciado el dictador.
(222) El original, en el l!rcl1ivo del Dr. Pedro Joaquín Ohumorro,
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