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el Ministro sea Juez y parte a un' mismo tiempo. Sin que na– da tengamos que ver con el juez, yo arreglaré este asunto di– rectamente con Duarte y con Barrios, y haré que den a Ud. la justicia que le corresponde.

En efecto, don Pedro Joaquín Chamorro tenía tan gran respeto a la independencia del Poder judicial que, según he– mos visto, prefirió sufrir las injustas y brutales exigencias de Alemania antes que obligar a la Corte a dar un fallo en determinado sentido. Por eso, en vez de enviar una recomen– dación, cosa inusitada en aquellos tiempos, al juez de la cau– sa, llamó a Duarte y a Barrios, les hizo ver la justicia que me asistía y les expresó que deseaba que este asunto se arre– glara como correspondía a mis derechos. Aquellos señores me pagaron lo justo, que era precisamente la cantidad que yo j:>edía, y así o,btuvieron la servidumbre de paso por mis terre– nos.

En contra de este respeto del Sr. Chamorro por la inde,– pendencia del Poder Judicial, no faltará quíen recuerde que el ex-Presidente Genel'al Fernando Guzmán le atribuyó haber in– fluído en un asunto judicial a favor de personas determina– das. El Sr. Chamorro contestó victoriosamente en El Centro Americano del 20 de noviembre de 1880 con testimonios de los que en la época de su administración ejercieron funcione,s ju– diciales, algunos de ellos opositores suyos. Al fin del volumen insertamos íntegra la defensa del Sr. Chamarra y los testimo– nios en que la apoya.

VIDA PRIVADA

El 3 de marzo partió a Granada el ex-Presidente Chama– rra. De Masaya llegaron a encontrarlo, más allá de Nindirí, muchos ciudadanos del vecindario y su ingreso a la ciudad se verificó en medio de vítores y aclamaciones entusiastas. Por la noche se le obsequió con un baile.

La tarde de el 4 entró a Granada. Copiaremos la parte conducente de la crónica que dió la Gaceta Oficial.

"En opinión de muchos, nunca ha habido una concurren– cia de esa clase tan numerosa y entusiasta. Una multitud de montados salieron h'asta cerca del Capulín.

, "Desde el arroyo de la Aduana comenzó a encontrarse la concurrencia de a pie. Las escuelas estaban escalonadas des– de aquel lugar hasta Jalteva, y era en verdad un agradable espectáculo el que presentaban aquellos niños, agitando pal– mas en sus manos y victoreando al personaje que era objeto de aquella ovación.

"En la Casa de Pólvora había un arco triunfal convenien– temente formado con los colores nacionales por el cuerpo mi– litar, y toda la calle estaba elegantemente adornada con pal– mas y gallardetes, desde la misma Casa de Pólyora hasta la morada del señor Chamorro.

"Cuando éste llegó a la plaza de Jalteya el acompañamien– to formaba una masa compacta desde allí a la Merced, de mo– do que era difícil caminar, y a un lado y otro de la calle ha– Ma, en la misma extensión, dos gruesas filas de espectadores que vitoreaban y manifestaban de diferentes maneras el entu– siasmo que los animaba.

"En la esquina de la Merced había un magestuoso elegan– te arco triunfal dispuesto por la Municipalidad, vestido con los colores nacionales. En él Se veía el escudo de armas de la República y una inscripción que cIecía: "Granada agradecida a don Pedro Joaquín Chamorro." Al pasar por ese arco, cua– tro niñitas muy bellas y primorosamente vestidas, que se ha~

lIaban allí situadas en lugar conveniente, le arrojaron coronas graciosamente tejidas y elegantes bouquets que él recibió con muestras de conplacencia como que venían de aquellas manos iJifantiles.

"En ese punto la comitiva se detuvo para oir un exce– lente discurso que el inteligente e ilustrado Director del "CO–

legio de Granada", Ledo. don Nicolás Quintín Ubago pronun– ció en nombre de la Municipalidad. El señor Ubago manifes– tó la gratitud del vecindario por los beneficios hechos a todo el país por el Sr. Chamorro, y felicitó a éste por la satisfac– ción que debía experimentar con haber descendido del poder llevando la conciencia de haber cumplido sus deberes, y con ser recibido con tanto aprecio por sus conciudadanos al volver a confundirse entre ellos. Este discurso, pronunciado con la propiedad y animación de palabra y acción que distingue siem. pre los discursos del señor Ubago, fue acogido con grandes aplausos.

"El punto de Yista que daba la concurrencia en este punto era verdaderamente espléndido. Las puertas y balcones de las casas vecinas estaban llenas de señoras y señoritas de lo

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más distinguido y elegante de aquella sociedad, las que COl\ su belleza y sus gracias hacían aquel espectáculo verdaderamen. te encantador. El atrio de la Merced estaba también literal. mente cubierto de gente de ambos sexos."

Por la noche hubo una reunión social en casa del señor Chamono para escuchar el concierto con que le obsequió la "Sociedad Filarmónica". La crónica concluía así:

"El entusiasmo y la espontaneidad manifestados por el pueblo, granadino al recibir en su seno al hombre que acaba de .descender del poder, después de haber desempeñado leal. mente su misión, prueban el espíritu de justicia que anima a

aquel vecindario, espíritu que han revelado también los de la capital, Masaya y varios pueblos de la República, por medio de comisionados competentes.

"Esas manifestaciones desinteresadas deben alentar a los hombres honrados al estricto cumplimiento de sus deberes, por penosos que ellos sean; pues deben estar seguros de que, tem– prano:o tarde, la conciencia pública hará cumplida justicia al mérito, y a sus rectas intenciones."

A¡;¡nque" en la viua privada, don Pedro Joaquín Chamorro no se ,consideraba alejado de la política administrativa de su sucesor. Mantenía continua conespondencia con el Presiden– te quien lo informaba de la marcha de los pl'incipales asun. tos y en diversas ocasiones le consultaba sohre puntos de la administración.

Su prestigio de hombre leal y de grandes luces en los asunt()s públicos traspasó la frontera. El Presidente de Hon– duras, Ledo. M·arco A. Soto le escribe con fecha 11 de no. viembre de 1879 estas palabras que exceden a la cortesía or– dinaria:

"Espero que en lo sucesivo me fayorezca con sus indica. ciones, con la frecuencia que sus quehaceres lo permitan y en la forma que a bien ten,¡a; pues reconozco en Ud. un hombre leal y de buena fe, cuya experiencia dilatada en los negocios públicos puede serme de gran provecho".

LA "CUESTION JESUITAS"

a). Origen de la cuesti6n.

El 30 de marzo de 1881 se sublevaron los indios de las cañadas de l\fatagalpa y atacaron la ciudad cabecera. Esta rebelión la atribuyó el Gobierno a la influencia de los Jesuítas en los indígenas: se acusó a los expresados sa– cerdotes de haber instigado a los indios, haciéndoles creer que se intentaba expulsar de Nicaragua a la Compañía de Jesús. (167)

Los indios dieron por razón la dureza de la autoridad pa– ra con ellos: que se les trataba como a esclavos y se les exigía trabajar sin remuneración. (168)

El Presidente Zavala desde un principio atribuyó a los

J~su~tas, co~plici~ad en la rebelión, a pensar de que no tenía nmgun mdIClO D1 prueba contra ellos. En carta que dirige a don Pedro Joaquín Chamono el 3 de abril de 1881, es decir cuatro días después de los sucesos de Matagalpa, le decía: ' "Como verá Ud., las causas que se apuntan como moti. vadoras. de la rebelión son: el cambio de Cura, los trabajos del CabIldo, carretera y abra de telégrafo. Yo veo también en esto la mano de los Jesuitas, y creo que tal vez tenga par. te el. despecho e irascibilidad de Don Benito (Morales) que habrá querido quizás hacer un alarde de fuerza y de prestigio.

~ástarde podré decirle algo exacto sobre todo esto pues he mandado instruir las averiguaciones del caso." (169)

Aunque era falso que los J esuítas hubiesen instigado a los indi\>s a, la rebelión, ello sirvió de pretexto al Gobierno para persegUIrlos y expulsar del tenitorio de Nicaragua a los miem– bros de la Compañía de Jesús que se encontraban asilados en el país desde que en 1871 habían sido extrañados de Guate-mala. ;" ,

TaII!'bién se tomó copla pretexto una vieja ley federal de 7 de setIembre de 1829 y un decreto legislativo del Estado fe– cha 8 de enero· de 1830, ambos contra la existencia de órdenes religiosas en Nicaragua, pero derogados por· el Art. 20 del Concordato de 1862 que restableció aquellas órdenes bajo ciertas condiciones. La expresada ley federal fue dictada, ade-

(167)\ Informe del Mh\.;stro de la Guerra Coronel don Joaquín EIízondo, 21 de Mayo de 1881. Mensaje del Presidente Zavala al Congreso, 24 de Enero de' 1882,

(168) Carta de los indios al P, Cáceres, S. J,

(169) El original de est~ carta, en ei archivo del Dr. Pedro, Joaquln Chamorro,

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