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aquellas críticas circunstancias. A la actitud decidida de nuestros ciudadanos: al apoyo que siempre me prestaron los hombres de luces y de propiedad en las situaciones más difí·, cHes: a la lealtad nunca desmentida del Ejército y a la inte– ligente colaboración de los miembros del Gabinete, se debe indudablemente que la República haya cambiado de faz en el segundo bienio de mi período constitucional.

"Por los informes de los señores Ministros estáis al cabo de los trabajos del Gobierno y de la situación actual que es relativamente floreciente.

"La paz interior está consolidada por el convencimiento de los pueblos que ven en eUa la fuente de su bienestar; por. que la acción de la autoridad es más robusta y más expedita; pOI' el amor al trabajo, más arraigado; y por el consiguiente ensanche de la riqueza nacional Hay mejoras materiales y morales implantadas y en vía de realización. La Hacienda Pública está mejor organizada y el crédito nacional a mayor altura. Los nicaragüenses están en lo general armonizados: todos ellos gozan de las más amplias garantías, y no hay uno solo que sufra las penalidades del destierro. Además, existe verdadera fraternidad con los Estados centroamericanos: rela– gro- ciones muy satisfactorias con las demás Repúblicas de este

continente y nuestros derechos autonómicos están mejor reco– con- nocidos por las potencias extranjeras. Tal es el cuadro que

presenta Nicaragua: situación halagüeña que ofrece un cam– po fecundo para que una mano próvida y enérgica, libre de los embarazos que ocasionan las luchas de partido, pueda le– vantarla a un alto grado de prosperidad.

"SE~OR ZA V ALA: Váis a contraer una grave responsa– bilidad ante la Nación que os ha hecho depositario de su más alta confianza.

"Delicado es el encargo que tenéis que llenar en esa po– sición a donde afluyen tantos y tan contrarios intereses, que tienen necesariamente que ser lastimados por los actos de vuestro Gobierno. Por este motivo sufriréis amarguras, con– trariedades y decepciones que afectan sobremanera el coraZÓn del Magistrado probo, que procura cumplir concienzudamente sus deberes.

"Pero nada debe arredraros. Entráis al ejercicio de la primera Magistratura bajo muy felices auspicios, como no los tuvo ninguno de vuestros predecesores. Sin oposición a vues– tra persona, las disputas electorales en nada afectaron vues· tro nombre y contáis con las simpatías y el apoyo de todos los círculos. Las condiciones sociales, políticas y económicas del país son más favorables, y sobre todo váis a regir los des– tinos de un pueblo libre, independiente y amaestrado en la escuela del infortunio, que sabe apreciar los sacrificios de sus Mandatarios, que en las situaciones solemnes les brinda su más decidido apoyo, y que en todas circunstancias hace justi– cia al mérito y al patriotismo.

"Al descender del Poder me siento autorizado y aún en el deber de haceros una indicación, hija de la experiencia que he recogido en mis cuatro años de mando, y que juzgo de la más alta importancia.

"La política de conciliación y tolerancia seguida por mi Gobierno tiene grandes ventajas y serios inconvenientes: 'ella aplaca la exaltación de las pasiones tan funestas para el bien– estar de los pueblos y pone al descubierto los móviles intere· sados de los perturbadores de la paz pública, enseñando por consiguiente a las masas que su felicidad está ligada al sos– tenimiento de la autoridad que es la encargada de defender sus derechos. Pero ella exige de parte del Gobernante una constante lucha para mantener a raya los conatos de la opo– sición y mucha energía para contener las propensiones natura– les de los amigos a ejercer represalias o predominio. Ade– más, es causa de sufrimientos y sinsabores para los agentes del Poder; produce desaliento a los amigos decididos del or– den, que miran esa política como consideraciones indebidas a los hombres peligrosos a la tranquilidad pública, y causa en fin disgustos a las gentes prácticas y alarmas a los espíritus apoc.ados, por el desenfreno que regularmente sigue a la tole– ranCIa.

"Para sacar de eUa todo el fruto, evitando los escollos que la cercan, se necesita que f!1 Gobierno se muestre muy celoso por el respeto debido a la autoridad y que reprima oportuna– mente todo conato por desvirtuarla o por desquiciar el orden público. No debe olvidarse que si hay espíritus generosos en

quien~~ la poIít~ca indicada produce los más saludables efectos,

t~mblen hay ciertas naturalezas que son incapaces de apre– cl.ar en su justo valor las miras patrióticas que la. inspiran~

SI no se combina prudentemente la acción de la autoridad contra los perturbadores del orden con una política conciliado-

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DISCURSO, pronunciado por el Señor Presidente Don Pedro Joaquín Chamorra, en el acto de hacer la entrega

del Poder Supremo de la! República,

el 1 9 de Marzo de 1879.

"Honorables Señores Senadores y Diputados:

"Vengo a ejecutar ante Vosotros el acto que debe sellar lGS de la Administración que hoy termina: a cumplir con el último de los deberes que me impone el elevado puesto en que la Nación quiso colocarme, resignando en Vuestras manos el Poder Supremo de la República, para que lo trasmitáis al ciu– dadano a quien los pueblos han confiado la dirección de sus destinos.

"Con justo motivo, el pueblo nicaragüense sin distinción de condiciones ni de colores políticos, celebra entusiasmado

es~e acto solemne en que se ostenta augusto el sistema repu– blIcano que nos rige, viendo en la cesación de un Mandatario y la exaltación de otro por los medios constitucionales el cumplimiento de su voluntad soberana y el testimonio irr~cu­

sable de que son prácticos entre nosotros los principios adop– tados.

"Yo me asocio sinceramente al júbilo general, porque me cabe la dicha de rendir homenaje a ese precepto de nuestra Constitución en una de las situaciones más bonancibles de la República: porque al descansar del peso enorme que me im– puso la voluntad nacional, después de haber entregado ileso el sagrado depósito que se me confió, puedo retirarme con la conciencia tranquila y disfrutar en el seno de la familia del bienestar social que hemos alcanzado, satisfecho de no haber omitido medio alguno que estuviera en mi poder para dar cumplimiento a mis deberes.

. "Graves, gravísimas fueron las circunstancias por en me.

d~o de las cuales tuvo que atravesar mi Administración. Ini– CIada con un partido opositor que venía conspirando desde el período precedente: embarazada por una situación extraordi– naria en los otros Estados centroamericanos, a donde afluían todos los elementos hostiles de la República, y parecían con– densars.e amenazando estalla~ en una tempestad deshecha: contrarIada hasta por desgracIas naturales que arruinaron la capital, destruyeron haciendas valiosas y causaron daños enor– mes al agricultor: con cuestiones internacionales de carácter especial, que disminuyeron los recursos de la Nación y parali– zaron su progreso; las dificultades con que mi Gobierno tro– pezó, presentaron un aspecto nuevo y verdaderamente peligro– so.

"~in e~~argo, la República las salvó todas, porque el pue– blo nIcaraguense se puso a la altura de su deber en todas

(164) Gaceta de 1879.

la tentación de satisfacer los deseos de esos mentidos entu– siastas, destruyendo de una vez una institución que se trata de desnaturalizar a fuerza de convertirla en piedra de es– cándalo, en cadalso infamante, donde se sacrifican las mejo– res reputaciones y la honra de la Nación."

El Sr. Chamorro manifiesta a los padres concriptos que su respeto a esta libertad le obligó a abstenerse de dictar providencias que siquiera la afectaran indirectamente; pero excita al Congreso para que reglamente el artículo consti– tucional que garantiza aquella libertad, sin previa censura, pero sometiendo a juicio por jurados los abusos en la mate– ria. "El juicio por jurados, dice, es el complemento de esta garantía; porque, al paso que hace efectiva la responsabili– dad que se contraiga por el ejercicio de ella, da al pueblo en la administración de justicia cierta intervención directa que sirve de saludable contrapeso a las tendencias del Poder a restrigirla." (164)

El Sr. Chamorro fue respetuoso a esta garantía consti– tucional, muy útil a la vida democrática a pesar de sus de– fectos y de que él fue víctima repetidamente de sus excesos. Se refiere que alguien le interrogó:

-¿ Cómo puede Ud., don Pedro Joaquín, sufrir tan seras diatribas?

-La verdad es lo único que duele--dijo por toda testación el Presidente.

Ello. de marzo de 1879 don Pedro Joaquín Chamorro entregó la Presidencia de la República a su legitimo sucesor el General Joaquín Zavala.

Reproducimos íntegro el discurso que pronunció en aque– lla ocasión, por que él contiene atinadas observaciones sobre las ventajas y desventajas de la política que siguió en el Gobierno.

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