Page 109 - RC_1968_05_N92

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San Juan y_ la Compañía Aguadora de León que ha apoya· do como Magistrado, proporCionando todas las facilidades compatibles con la ley, y como particular, suscribiendo un número considerable de acciones, son los 'méritos que tiene para nuestro r~conocimieti.!o.:' (~61) . ' ,

Un in~S mas tarde asIstIa ~Ii Masatepea un acto seme– jante: por primera vez llegaba a aquella población el agua de la laguna cercana extraída hasta mil pies de elevación y en un recorrido de cinco mil varas. Cómo contribuyó a esta obra la administración del Sr. Chamorro, 10 dirá el acta de la propia Municipalidad de Masatepe, de 13 de octubre de

1878. .,

"Acuerda: 10. Manifestar su humilde y profundo reco-nocimiento al EcXcelentísimo Sr. Presidente don Pedro Joa– quín Chamorro, por la oportunidad y eficacia con que ha apoyado esta obra; porque, a pesar de la exhaustez del Era– rio, a causa de los gastos' en los trabajos y conflictos, se ha dignado obsequiar bondadosamente, bajo su propia respon– sabilidad, una suma de dinero que en mucho va a contribuir a levantar la triste Situación de la Compañía; y porque, en fin, se ha dignado venir a participar del legítimo regocijo que en este día hace palpitar el corazón de los masatepes." 'Nicaragua exhibió sus productos en la exposición de París del año 1878. Mereció 11 recompensas, mientras Gua– temala y El Salvador sólo consignaron 7 y 6 respectivamen– te.

Pero la obra principal de la administración de don Pe.' dro Joaquín Chamarro, aquella a que dedicó todas sus afa– nes, fué la de comunicaciones y principalmente la construc– ción de un Ferrocarril en la costa del Pacífico y la apertura del río San Juan y composición del puerto del mismo nom– bre. Ya hemos vi~to cómo se comenzó esta segunda obra y los motivos pOI'que se suspendió en la siguiente administra– ción; veamos ahora los principios del Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua, llevados a cabo en las postrimerías del gobier– no del Sr. Chamorro.

Luego que fueron hechos los estudios del tl'azo entre Co– rinto y Ghinandega, resultó un presupuesto de $ 203,000.00.

Entre Chinandega y León el costo se calculó en $ 350,000.00.

Pero el mayor problema era la falta de dinero. El Mi– nistro Benard consideraba sumamente gravoso un emprés– tito extranjero, ya que sólo lo concedían en dos formas a cual más perjudicial. O bien se compraban los materiales al crédito por el doble de su precio con el interés del 6%

anual y un 4% acumulativo de amortización, quedando el Fe– rrocarril en poder del prestamista como garantía hasta la completa cancelación de la deuda, y el Gobierno obligado a pagar el interés y la amortización anualmente; o bien se negociaba un empréstito de un millón a un millón y medio al 15% de interés anual amortizable en el mismo plazo que

el otro.

En vista de estas dificultades, el Gobierno decidió em– prender la obra con sus propios recursos y con empréstitos voluntarios del país. El Ministro de Hacienda aseguraba que el crédito de Nicaragua en el interior estaba de tal mo– d? bueno que le era fácil conseguir dinero en mejores con– dIciones que las indicadas. (162)

En efecto, el propio Presidente Chamorro hizo un viaje al . departa}nento de Chinandega en setiembre de 1878 con obJeto de mteresar a aquellos vecinos para que suscribieran un empréstito que se emplearía en la obra del Ferrocarril. Con gran facilidad consiguió 16 mil pesos con el interés del uno p'or ciento. La honradez y seriedad de los hombres que

l1!~neJaban . el T'esoro Público garantizaban la honesta inve,r– SlOn del dmero e infundían confianza en la realización de aquella obra de progreso.

Por decreto ejecutivo de 16 de diciembre de 1878 se

acep~aba y reglamentaba dicho empréstito de 16 mil pesos. El d1~ero se emplearía exclusivamente en aquel adelanto del cual Iban a disfrutar antes que nadie los habitantes del de– partamento de Chinandega. E:l préstamo sería pagado con los .productos del Ferrocarril; pero en caso que ésto no es– tUVIera cons~ruído desl?ués de tre~ años! el empréstito sería pagado en dmero efectlvo, y lo mIsmo SI, una vez terminada 11

obra, se abandonaba por destrucción de todo o parte de e a a causa de guerra u otro accidente inesperado. : El ,Gobierno comenzó los trabajos. Compró en el exte– rIor mas de 800 toneladas de rieles, eclisas, clavos, tuercas ---

(161) Gaceta de 1878, pág. 315.

(162) Benard. Memoria 'dé Hacienda, de 1879.

y demás material a un costo que se allr()ximabaa los cin– cuenta mil pesos, y también dos loc()motoras' y dem4srnate– rial, ro~ante. .Los trabajos para c!>locar él ma1;erial,q~e

habla SIdo pedIdo a los Estados Umdos, y a EUropa, se co– menzaron inmediatamente bajo la dirección del Ingeniero don Marco A. Lacayo.

Así, aunque a fines de su administración, el Sr. Cha.– morro dejaba comenzada esta obra que fué su. objeto predi– lecto desde los principios de su gobierno, y la hubiera neva–

do a cabo durante su período a no haber sido estorbado por los perturbadores del orden, que obligaron al país permane-cer en pié de guerra en los años de 1875 y 76. '

'~La Administración actual-dice el Ministro Benard en su Memoria al Congreso de 1879-, vivamente preocupada con la situación desventajosa de nuestros principales ramos de riqueza, se propuso desde 1111 principio empeñar todas sus fuerzas disponibles con el objeto de obtener algún mejo– ramiento en este sentido; pero el mal de siempre la detuvo en su propósito. Las conspiraciones de 1875, y los movi" mientos militares de 1876, la obligaron a distraer su' tiempo y los recursos en atenciones d~. muy distinto género, y ape– nas durante los dos ,años que acaban de pasar, al favor de la paz que se ha disfrutado, ha podido dar a sus propósitos la expansión que el tesoro y el crédito nacional han permi– tido, desarrollando un movimiento de acción' que se traduce en la importante suma de $ 135.907.03 invertida en obras de utilidad pública, contra $, 44,000.00 gastados en los bienios anteriores de mayor actividad."

Nicaragua aplaudió con entusiasmo aquel espíritu de progreso y dió muestras de que estaba preparada para reci– birlo y ensancharlo. Las solicitudes de todas partes de la República para que les llevaran allá el telégrafo; la valio– sa y espontánea suscripción del empréstito para el Ferroca– rril en el departamento de Ghinandega; la ansiedad por la lentitud con que camina~an los trabajos en el río y puerto de San Juan del Norte; la aglomeración extraordinaria de niños en las escuelas nacionales, eran signos inequívocos de que Nicaragua estaba 12reparada para el progreso y que lo deseaba y lo fomentaba. (163)

ENTREGA DEL PODER AL SUCESOR. HACEN JUSTICIA

~L SR. CHAMORRO SUS OPOSITORES

El 2 de enero de 1879 el Presidente Chamorro leía ante el Congreso un extenso Mensaje en que daba cuenta de to– dos los actos de su administración. Nos referiremos a cier– tos pasajes que ponen de relieve las ideas de aquel esclare– cido gobernante.

Se lamenta de haber sido mal comprendida su política de imparcialidad, que nadie podía calificar en justicia de ex– clusivista o de estar animada de espíritu de bandería. Ella le había "atraído el descontento y aún las defecciones de algunos compartidarios que no han podido apreciar debida– mente al sentimiento de justicia y los motivos de alta COll–

veniencia social en que ha sido inspirada. En cambio, ha merecido la aprobación de los hombres imparciales, y ha ensanchado considerablemente el número de los amigos sin– ceros de la Administración."

Reafirmaba sus ideas sobre la libertad de la prensa "ilustrada y libre, órgano de la conciencia pública que esti– mula a los asociados al cumplimiento de sus deberes..., indi– ca el derrotero que deben seguir los Gobiernos para llenar su elevada misión de labrar la felicidad de los pueblos, se– ñala los escolos de que está sembrado ese camino, les hace saludables advertencias cuando por error han perdido la ver-, dadera dirección, y da ·la voz de alarma a los pueblos si aquel desvío es intencional y pone en peligro sus intereses. La prensa es, pues, guía para los Gobiernos, enseñallZa para los pueblos y garantía para todo derecho..."

Esto se refiere a la buena prensa; mas hay una mala prensa que incurre en deplorables ecXcesos, "con escándalo y alarma de la sociedad que ha visto en peligro hasta el san– tuario de la familia." Esos que tal hacen se fingen amigos entusiastas de esta libertad, pero son sus peores enemigos; "revistiéndola con' el ropaje de los más repugiulittes abusos, se proponen presentarla a los ojos de la sociedad bajo el aspecto más deforme y peligroso, y obligarla a pedir medi– das represivas. Os aseguro, Honorables Representantes, que se necesita convicción muy profunda de su utilidad, y un es– píritu fuerte, para que el Mandatario Supremo no caiga en (163) Benard, Memoria de Hacienda de 1879. pág. 4,

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