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pocas obras modernas que' guardaba la librería de su tío¡ José Tible¡ bastante enterado del movimiento lite– rario de París y de Madrid Muy pocas personas po– seían la obra de Paul Bourget¡ escritor de la burguesía elegante de Francia sus complicadas psicologías en– cantaban a los snobs Signo de buen tono era man– tener en la mesa de la sala un volumen de El Discfipu/o

Mas ninguna persona correcta mostraba los cuentos de Maupassant, temeroso de ser considerado como enemigo de las buenas costumbres

Relató Gómez Carrillo que tras grandes dificul– tades¡ encontró en una venta de libros un florilegio de poesías francesas¡ destinado al uso de las escuelas más que al de los literatos Principiaba con una página de Marcelina Desbordes Valniore y concluía con una composición de Baudelaire La pieza de este último no era de las que forman IIFlores del Mar¡¡ poemas de lujuria y de pesimismo Frente a tal situación ha de comprenderse¡ cómo los altos valores artísticos tenían que escoger entre dos caminos emigrar¡ o suicidarse con una pistola o con el veneno salvaje del aguardiente de caña

El periodismo al principio del siglo XX -Pasquines

y diarios políticos.-Aparición de la crúnica Entrevistas de antaño y ogaño.-Comparaciones hiperbólicas.-E. Gómez Carrillo. '

El arte nuevo dentro de su racha de cultura fran– cesa¡ influyó visiblemente en los periódicos No sólo alteró la moda femenina y muchas actividades de la vida¡ sino que transformó los diarios arcaicos e indife– rentes a los asuntos del extranjero El soplo¡ de aire vivificante se coló en las redacciones¡ y animó a los diaristas estos parecieron respirar el aire oxigenado Empezaron a interesarse de temas que conmovían al universo

La rigidez era norma del periodismo Rigidez en las ideas y en la técnica Parecía existir un mo– delo sobre el cual debían calcarse todos los diarios Para nada se estudiaban los periódicos de Estados Unidos ni los de Francia¡ estos últimos tan elegantes y tan artísticos Al par de la rigidez privaba 10 mo– notonía Hoy el periodista sabe que la rutina es la enemiga mortal de ros papeles públicos A la puerta de un diario de México existe un letrero alusivo y pone a los redactores a la defensiva contra aquella Diosa cansada, de paso c1audicante¡ aun en medio de los acontEcimientos que reclaman la velocidad de Mer– curio

El periodismo renovada de principios de siglo¡ pid ió nuevos colaboradores La juventud enterada de los asuntos de Europa¡ se ocupó en artículos lIama– tivos¡ de las obras de arte El público Jos aceptó con benevolencia de la misma manera que aceptó todo el arte renovado Debe anotarse que si habían cambia– do las instituciones políticas en forma liberal¡ privaba la huella de la colonia en el orte A la reforma de las leyes sucedió hasta muchos años después¡ la refor– ma de las letras La modificación de las leyes sin la transfonración de las nociones de la estética¡ hubiera pI aducido fatal incongruencia

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Un diario a 1900 no exigía el· personal ~umeroso

de un cotidiano moderno Dos personas eran indis– pensables el director y el corrector de pruebas Ellos se bastaban para cumplir sus funciones Cualquier atto individuo hubiera sido supernumerario Nunca pasó por la mente de los propietarios que en el diaris– mo se iban a imponer los comentaristas de sucesos ex–

teriores¡ traductores de radios¡ críticos de arte¡ fotó– grafos¡ dibujantes¡ redactores encargados del deporte¡ de los toros y hasta de las riñas de gallos, El dia– rio era simplicista como la época y aletargado como la existencia provinciana Bien pudo haberse registrado un suceso de enorme trascendencia nacional sin que se pensara en los lIavances¡¡ o en las ¡¡extras¡¡ contem– poráneos

El director escribía lIel artículo de fondo¡¡ Tra-taba de preferencia asuntos de política local partidaria Otro de sus especialidades eran las notas necrológicas¡ en las cuales elogiaba la vida de los difuntos ilustres ministros, prelados¡ guerreros sin batallas (expresión de Horacio Espinosa Altamirano) y literatos La exa– geración ero la nota culminante en tales panegíricos, vicio conservado por el periodismo de nuestros días Cualquier personaje -en los diarios de 1900- era digno de figurar en las Vidas Paralelas de Plutarco Cabe agregar que el colaborador del editorialista era el corrector de pruebas En la jerga taurina se diría que representaba el rol del mozo de estoques Su la– bor no se circunscribía a enmendar errores tipográficos o a la de hojear sistemáticamente el mugriento ejem– plar del diccionario de la Lengua Escribía las gaceti– llas. También apuntaba la entrada y salida de los barcos y los cambios climatéricos Era experto en Jas cotizaciones del café¡ del añil y de la cochinilla Nunca faltaba el folletí'n sentimental y truculen– to Tal sistema daba a los editores estimables ganan– cias El público reclamaba las novelas de Montepin¡ de Dumas¡ hijo y hasta de Paul Feval Eugenio Sué, a pesar de sus novelas apasionadas era poco favore– cido dado el ambiente religioso del medio Moderna– mente¡ quedó eliminado el folletí'n por dos razones primero por la baratura de las novelas¡ y segundo -si se cree a un escritor argentino¡- por la influencia del cine Este proporcionó escenas melodramáticas en tres o cuatro días¡ sin que el interesado en la tramo esperara meses para llegar al punto cumbre de las aventuras En J 910 el invento de Lum iere estaba en pañales Se mostraba en las plantallas escenas de magia el indostano que¡ al conjuro de su f1auta¡ con– vertía una oruga en linda mujer con alas de maripo–

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El escritor mexicano señor Aguirre de Anda¡ en interesante estudio sobre el periodismo de su país, desde los primeros días de la colonia hasta estos¡ dice

No contando con los medios que propor– ciona el periodismo industrial, el periodismo del pasado fue casi siempre burocrático¡ de he– chos o de aspiraciones Los editorialisias arti– culisfas eran partidarios del político que sosfe– rna moral:rnenfe la publicación, y los reporteros, infelices bohemios que por la safisfacción de elogiar o denigrar al sol que nacía, rendían jornad<;lS de dos columnas, a peso columna pu– blicada, su sueldo hipofético que en realidad

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