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« Previous Page Table of Contents Next Page »se trasmitió al lírico Aseguró Bayona Posada que
~'era apasionado ferviente de la muerte, amigo como el que más de los bellas mujeres, buen músico y juga– dor en ocasiones". Provocaba las riñas, y en los ha– ciendas se le tuvo como amenaza, dado su agresivi– dad, El padre de José Asunción, don Ricardo, tenía caprichos' desconcertantes y presentaba los caracteres de un inadaptado A pesar de ser Bogotá una ciudad antañona montó un almacén de artículos de lujo Llegaban o su casa las últimas novedades bibliográfi– cas ,Ninguno de los sistemas filosóficos fundamenta– les le fueron desconocidas Era en el medio lo que
11OY, sin sentido claro, se llama "un hombre moderno" El tipo de Silva resultaba absurdo en América. Trotó de imitar a los magníficos estetas de Europa Osear Wilde, con su ingenio y dinero impuso el refina– miento en la vida y en el arte, siendo objeto de imita– ciones Despreció, el inglés, la escuela naturalista el artificio valía más que la realidad brutal y deforme Bien conocidas son sus páginas sobre la obra sólida de Zola En éstas no encontró nada digno de elogio, es– timándolas faltas de interés La reacción contra el zolismo hizo que muchos prefirieran las flores de trapo, a las rosas naturales y fragantes Llevar una orquí– dea de papel en la solapa era señal de exquisita distin– ción l..,as señoritas trataron de imitar a las heroínas de las novelas, y hasta los cielos de Londres," conforme esa estética, imitaban el colorido de los lienzos de en– fermizos pintores Silva participaba de esas teorías. El poeta, tal la afirmación de quienes lo conocie– ron, trató de sobresalir por su dandismo En las no– ches de teatro, desde su asiento de platea, presentá– base como esteta londinense, pálido y displicnte An– te la curiosidad burguesa, enfocaba los gemelos de marfil al palco de su hermana, encantadora niña, tipo de selección y de espiritualidad Fue, así señalado, como víctima de un amor inconfesable, especie ésto afirmada por su indiferencia para otras mujeres dis– tintas de su hermana El Nocturno, a juicio de los exégetas, de todo color y altura, alude 01 amor con– trariado por el tabú, amor sólo aceptable en la región de Jos sombras y las almas
Fue Silva producto extravagante de su padre, medio excéntrico y de su madre, honorable dama ce– ñida a las severas costumbres de Antioquia Afianzó su extravagancia en el viaje realizado a París para traer artículos de lujo destinados al almacén de don Ricardo En vez de regresar con la mercancía, tornó coh Ids maletas llenas de libros La neurosis principió a tomar cuerpo en él agravándose, después de un nau– fragio, en donde el poeta perdió parte de su material literal ie, el que jamás pudo reconstruir Culminó la crisis nerviosa con su suicidio espectacular Cabe afirmar que Silva se vio en un medio distinto al que lo condujeron sus lecturas En lugar de rodearse de finos artistas, se obligó a recluirse en el interior de una de sus haciendas Allí trabajó como contable, hasta fracasar en tales faenas prosaicas Los conocimientos literarios le impedían aclimatarse espiritualmente. El choque entre el ¡del y la realidad se hizo en él más violento
Dispuso Silva para trabajar, de sólidos recursos económicos Fue halagado en la población en donde residía Lb protegió ja Fortuna, otorgándole todos los goces sin represiones fatales, a menos que no haya sufrido una censura erótica profunda Tampoco lo política determinó la expansión de lo neurosis en su delicado cerebro Fue apolítico, contrariando la cos– tumbre seguida por muchos poetas colombianos. Gui– llermo Valencia; portaliri:;J de elevados ,quilates, llegó hasta a ser candidato viable a la Presidencia de (a Re– pública
Fue también el poeta, agudo romántico a pesar de pertenecer a los finisiculares Varias de sus com– posiciones recuerdan las rimas de Heine, con marcada intención sarcástica. En algunas hay resabios de Gustavo Adolfo l3écquer -y por qué no decirlo?-·– del ripioso don Ramón de Campoamor. Esto último debe anotarse en la composición Cápsulas He aquí lo reseña Juan Ramón, tras los éxtasis de amor con Aniceta, y agobiado por el sufrimiento fisiológico, bus– ca la curación en las cápsulas de copaiba y de sán– dalo Luego enamorado de la histérica Luisa -una rubia muy sentimental y minada por la tuberculosis– logra escapar de la muerte ingiriendo bromuros y cáp– sulas de éter de C1ertán Desencantado, ante tales estragos ,se interna en los vericuetos de ro filosofía, logrando, no la curación accidental de los cápsulas de copa iba y C1ertán, sino la definitiva, mediante las cáp– sulas de plomo de un fusil Una de las parábolas de Silva recuerda en la facturo las de Wilde, el más grande de los maestros del género Jesús al borde del sepulcro llama a gritos a Lázaro, y éste, envuelto en sudario, tras de respirar ruidosamente y tener concien– cia de su resurreccción, llora en medio de las tumbas Cuatro lunas más tarde Lázaro solloza a solas y en– vidia a ros mueüos En todo Silva invocó como signo supremo de felicidad el "no ser" También renunció o Ja lucha estéril conforme las doctrinas orientales del faquir capaz de pasarse años en una actitud hierática A los poetas centroamericanos de 1900 no les fue posible copiar el estilo de vida del atormentado colombiano Hubieran necesitado su dinero y sus hábitos europeos Los Ií:ricos del istmo tenían a la Pobreza como única protectora. Al no estar apega– dos al modesto empleo burocrático vegetaban en las redacciones de los periódicos, Los más afortunados conseguían un consulado expuesto a perderlo confor– me los vaivenes de la política Las angustias del pago de casa se mezclaban con las inquietudes mentales Les era imposible estar al tanto de los últimos sucesos bibliográficos del extranjero. Vivían de vagas refe– rencias acerca de la literatura y demás sucesos artísti– cos del mundo, y para saciar la sed de conocimientos, recurrían al hurto de libros pertenecientes a los pocos ami!;Jos acomodados"
Estimado el caso de Silva, entro al del costarri– cense Rafael Angel Troya (generación de 1900) Sus padres pudieron pagarle un viaje a París, realizado en fa era del agudo "decadentismo" y de las extravagan– cias Hubo cierta analogía entre ras condiciones de vida del escritor costarricense y las de Silva, sin que el paralelismo pudiera extenderse al arte de ambos. SiI-
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