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fondo de los estanques, para valernos de una imagen limpísima de Payot. Probado es al p(Jr, qlje la vida falsa de los libros seca el cerebro de quienes pasan los dí'Os de turbio en turbio.

Valoricé en Guatemala un raro caso de bovaris-

, , ... ,' '1;' . mo puténtico lJi'l literato de alma deli¡:ada y enten-dimiento qgil dispuso Crearse un mundo artificial. Para ello, encerrósE1 en una casa de los alrededores, rodeándose de libros raros, de cuadros extravagantes y de bibelots cursis La llegada de sus amigos era anunciado por sirvientes con uniformes vistosos En su retiro consumíó licores finos de España y Francia Su vivienda, en último término era sólo un reducto con– tra la realiadd ambiente Mas, tal e>sistencia tuvo que derrumbarse por lo imprevisto presentado en for– ma de una demanda judicial y el correspondiente em" bargo

En Nicaragua el bovarismo intelectual estuvo representado por un escritor de temperamento y am– plios conocimientos, José T Olivares Tras un largo período de semi locura falleció este año (1942) A su alrededor, se movió al principio de su carrera un grupo de jóvenes rrantenedores del culto al arte desin– teresado nunca confundieron la veneración a las mu– sas con el lucro mezquino ni hicielon de su pluma ca– lias para pescar canongías Con supremas esfuerzos sostuvieron revistqs exclusivamente literarias, libres de contaminación política

Olivares se inclinó a la escuela preciosista, la cual dio más importancia a la forma que al contenido Es– timó que el sensualismo estético era la suprema ele– gancia, tal como se pensó en Europa en ¡ 9 ¡ O Años después hubo un cambio de conceptos Olivares per– maneció rezagada Fue un superviviente de lo que los franceses llamaron avant guerre, 09 J 3) término que empleo por no encontrar otro más adecuado Formoban el grupo de Olivares Antonio Barquero, Francisco Hu€zo, Ramón Sáenz Morales, Arcadio Cho– za, Virgilio Zúñiga, Roberto Barrios, Juan Ramón Avi– lés, Andrés Largaespada, Antonio Medrano, Gabry Rivas, Juan de Dios Vanegas, Luis Avilés Ramírez, Uno Argüello, Octavio Rivas Ortiz, Carlos A Bravo, Roberto Barrios, Manuel Maldonado, Hernán Robleto, Francis-co Guerrero y Jorge Obando Ruiz Pocos triunfaron en el profesionalismo y en la política Los más fueron devorados por la miseria, el alcohol y la siniestra bohe. mio centroamericana

Olivares fluctuó entre dos aguas el romanticis– mo y la escuela moderna Como prueba de su devo– ción al romanticismo, del cual nunca pudo evadirse, inserto un párrafo de uno de sus artículos en el cual rinde culto a tres poetas de aquella escuela

Tres grandes iristezas afines descuellan en el romanticismo: la iristeza burlesca de Enri– que Heine, emocionante y rnacabra como una calavera; la iristeza parisiense de Alfredo de Musset, fina en el desconsuelo, apacible como el declive de un valle y suave como las frentes pálidas de las grisetas, y la tristeza de Gustavo Adolfo Becquer llena de luna de enero, de rui– señores, naranjales, y de guitarras andaluzas

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. El cultq a lo exótico se mqnifestó el"! Olivares en

el he'lenismo impuesto en aquella épocq PO;' paulqe Saint Victor Sabido es que Las Dos Ca.rátulas del escritor fral"!cés, sirvieron de bgs e (J la fgrmación lite– rprio de muchos poetas y oradores Todos suspiraban por la Hélade Tqdos querían llegar al Monte Sacro, acercarse a los jardines de Ver¡us, soñar bajo la luna de Atenas y tocar a dos carrillgs lo siringa tan vulga– rizada

Véase como el poeta helenizaba hiperbólica-mente -

Como Byron espero la hora en que las bri– sas marinas-conduzcan al Pireo mi barco americano-por recitarle a Atenas orgullosa de ruinas-procedente de Aflántida mi corazón océano -Desde el mar salamínico, ensangren– tado de persas-brotan mis recuerdos, como históricos lo10s-y atisbaré de Pan las armonías dispersas-recogiendo anémonas eníre mármo– les roíos

El término de neurosis estaba de moda en esos días 900) Lo exaltaban los románticos rezaga– dos Escribía el poeta Manuel Maldonado en versos altisonantes

Hay neurosis que vienen de los golpes ,so– berbios-que algunos cráneos sufren si están pobles los nervios-cargados de tormentas o de electricidades-que son las que provocan las grandes tempestades -Ah las neurastenias, audaces concepciones-de la mente humana son ciclones-son bruscas sacudidas que per– turban la calma-produciendo desgarros y gri–

tas en el alrna- y en medio del esnvendo, el estrago y el lloro-el relámpago iraza su rúbri– ca de oro

Como remedio inconsciente para salvarse de lo neurastenia protiucida por lo exótico, los' poetas algu– nas veces ensayaban motivos vernáculos Olivares describió cuadros tropicales En esa formo el resa– bio de la literatura extranjera y la vago tendencia a lo regional, se mezclaban como se bajaban los con– ceptos contradictorios en la cabeza de los alienados También el poeta dejaba ver la influencio de los libros Vedas en un misticismo budista Extraño confusión Un motivo de vernaculismo injertado con lo exótico

Olor matinal a tierra-en navidad de re– pollos-azul abstracio en la sierra-y una fies– ta de cogollos -Las selvas en las neblinas– de amaneceres eslavos-dan la visión argenti– na-de parques escandinavos

Olivares, a pesar de su afán de extranjerismo, nunca viajó Si mucho concurrió a algún congreso de estudiantes centroamericanos Tal vez Jos obliga– ciones familiares y lo falta de espíritu de aventuras, lo ataron a Managua, población que en 1910 tenía menor importancia que León, en donde funcionaba una de las universidades más ilustres de América La vida literaria se circunscribía a los cenáculos y a las veladas tediosas y grises Como en la aldea de Ma– dame Bovary la monotonía daba un sello aplastante a la capital transformado después del terremoto de

1931 Testimonio personal de lo que era la ciudad

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