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« Previous Page Table of Contents Next Page »embargo que no fué en ninguno de esos lugares sino en' Nicaragua donde se ideó el empaque en manojos pren– sados en "cuero crudo" y designándola como zarza de Honduras, quizá porque la región donde más existe la Smilax Officinalis, es en nuestra frontera norte limítrofe con Honduras. Es también exportada de Jamaica pl:lra Inglaterra, pero nuestras especies (de Nicaragua y Hon– duras) son más valiosas junto con la de Méjico, marca– da en la farmacopea de este país latino bajo el título de Radix Sarsaparrilla y enunciada como vegetando en los estCldos de Veracruz, Sinaloa e Hidalgo. La especie nuestra vegeta en los departamentos de Nueva Segovia, Madriz (nuevo), Jinotega y Matagalpa.
Existen en Colombia y Costa Rica especies que Y<l han sido exportados de la variedad SmiJax Ornata que son de muy bella apariencia como su nombre lo indica. La zarza se ofrece en los mercados mundiClles en manojos bien "entorchados" (enrollados seguidamente) de un tamaño regular y definido que al verlos fotogra~
fiados dan la impresión de "burruchas" de hule alarga– das, pero que al natural o a la vista de ellos tienen una apariencia rojiza oscura, con pequeños y pocos raicillos salientes, envueltos con sus "!ismas raices de un metro de 10ngituL! más o menos y de 10 a 20 centímetros de diámetro. La fractura es fibrosa cuando está seca, que deja un cordoncito blanco grisáceo de médula, suave o meollo.
Existen diferencias acentuadas según su proceden– cia y asi la zarza honduro-nicaragüense se enrolla en manojos relativamente más pequeños V más "tallados", que la mejicana que es de manojo más suelto y menos liso, con apariencia más corrugada debido seguramen– te a que no ha sido estirada para sujetarla. Estas di– ferencias son macrosc6picos y de menor importancia que las microscópicas, para las cuales hay que recurrir a los cortes transversales de la raíz que muestran es– tructuras que aunque parecidas en general difieren un poco en su acomodo y tamaño celular. Así: 1 9 en la zar– zaparrilla de Honduras las células del endodermis son más cuadrangulares, muy rara vez alargadas tangen– cialmente y ligeramente engrosadas; 29 en "la zarza de Veracruz (México) las células se alargan radialmente y se engruesan considerablemente en su lado interior; 39
en los de Tampico, (variedad mejicana también) las célulos del endodermis muestran variaciones considera– bles pero a veces no se distinguen de los anteriores; 4 9
en las de Guatemala o Manzaitillo tienen también célu– las endodérmicas tangencialmente alargadas y más grue– sas en su cara interna. La zarza de Nicaragua se pare– ce como es natural a la de HOJ:lduras de la que es una misma variedad y está acreditada como una de las me. jores, y con esta designación de hondureña se vende mucho la de Nicaragua, o se ha vendido, mejor dicho. Los principios activos de la zarzaparrilla son prin– cipalmente glucósidos de nombres derivados como: zar– zasaponina, parillina, esmilacina fitosterolina (sitosterol– d-glucósido) ácido cristalino zarzápico. También contiene como materias inertes almidón y oxalato de calcio. Los "stondards" en la zarza se luzgan fodos por su contenido de cenizas que debe ser definido y por la can– tidad de materias extrañas como tierra, etc.
Sus propiedades terapéuticas son tónicas, depura. tivas (?) 'antirreumáticos y su uso se deriva del qua los indígenas de los pueblos citados han hecho de ella, con– tando que la mayoría de sus glucósidos son venenosos en concentraciones apreciables.
En los Estados U¡1idos de Norte América existen mu.
d1ClS especies aliaclas en Virginia y los Estados centra. les.
Preparaciones farmacéuticas oficinales: Extracto flúi. do de zarzaparrilla, y Jarabe de zarzaparrilla y prepa. raciones medicinales popularizadas como la zar1aparri.
110 de Brislol muy conocida munclialmente y que ha caí. do en desuso últimamente;
Los mercados americemos son más propicios para su exportación que 105 europeos. En aquellos ya se cono– ce algo de la zarza de Nicaragua; no así en los europeos donde todavía tienen como únicas fuentes de esta clroga a México, Honduras y el Perú.
Hay otro ilúmero de drogas cuya importancia en los mercCldos exteríores es poca, y aunque es verdad que podría generalizarse su uso, la resistencia para ello de– pende de que cada pueblo en la tierra universol quiere divulgar y generalizar lo propio, con publicaciones apro– piadas, etc. Todo por las repercuciones en la industria, que es la moderna actitud del movimiento político mun– dial. Cafia fístula, CopClibtl Chontaleña, Mostaza, T 0–
marindo, Argemone Mexicana, Anano (achote), materia colorante}, Trementina, gomas y resinas, Higuerón (fi– cus), Cúrcuma, Estramonio, Gengibre, Apazote, (Lombri– cera}, Brasil, Quebracho, Elequeme (Eritkrina antiosmáli– col, Granado, Yerbas para aceites esenciales (chan), Jote (estípco), etc. "
Mientras los demás prosperan, nosotros, más débi– les malerial y científícamente, no podremos superar aquellos esfuerzos: 1 9 por esa nuestra propia debilidad, 2 9 por nuestra indolencia natural y 3 9 por nuestro propio espíritu de hacer novedades de lo extraño que algunas veces !le confunde con la hospitalidad.
Nuestros ojos pecan de mirar muy lejos de los pa– trios lares, y si volvemos las miradas nuestras al inte– rior no es para contemplar posibilidades de nuestra pro– ducción, nuestras fuentes de riqueza propia, sino poro buscar cómo ser leader político, etc. ya que es triste re–
te reconocer que el éxito de las profesiones está bosodo en la influencia inestable de esos vellocinos do oro, se– ñuelos que mantienen aletargado el pensamiento impo– luto de la ciencia y el frabajo.
Mientros nuestros profesionales médicos tiendan a sor tributarios de la farmacopea extranjera tendremos un torrente de oro que se escapa hacia afuera del acervo nacional, del que no nos damos cuenta por la falta de estadísticas que nos revelen en un cuadro sinóptico el monl'o de nuestras importaciones. " Nos abstraemos y embelesamos con la propaganda, intencionalmente divertida, bellamente ilustrada y colo– reada que nos ofrece como golosina el astulo conquis– tador en forma oracular. Y nos seduce de tal modo el oropel y el jocoso material de sus almanaques, cebos con que ocultan el garfio de sus anzuelos, que ni los mismos médicos advierten que tal oñagaza redunda en detrimento de su gremio a quien le arrebata el ejercicio lucrativo y racional de su noble profesión. 36
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