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« Previous Page Table of Contents Next Page »compradores Inexpertos que dejan pasar el mal sin ad– vertirlo.
Si se pudieran evitar esas defraudaciones como en realidad se deben evitar nuestro artículo puesto honra– damente al naiural y con las precauciones pocas de po– cas de estación de corte, etc. sería una materia prima de primera fila.
Los Laboratorios "SOLKA" bajo nuestra dirección han logrodo en los Departamento orientales de Nicaragua raicilla escogida de la melor calidad para sus trabajos farmacéuticos, muy rica en alcaloides, en mayor canti· dad que la requerida por todas las farmacopeas del mundo como standar de buena droga, dos o más por ciento.
Los principios activos de la C. Ipecacuanha son: EMETlNA, CEPHELlNA, PSYCOTRINA, principalmente. La emetina es la cefelina con radical metílico que se pone más oscura con exposición a la luz.
La cefelina es más inestable que la emetina expues· ta o no a la luz, pues aun en la sombra pierde su color y se oscurece. La Psycoirina sigue la inestabilidad de las anteriores; pero su color al transformarse es purpuri– no y no café.
Además de los constituyentes anteriores más im– portantes existen otros como el ácido ipecacuánico, un glucósido que está relacionado a la saponina, almidón, oxalato de calcio y materia mucilaginosa. Este principio (inso[uble en alcohol) no sabemos qué papel juega cuan– do se aplica la droga total; pero si tenemos referencias que por vía bucal es de algún valor para las afeccio– nes amebianas, siempre que se usé en su apropiada dosificación, tal como [a emplean los nativos de las re– giones donde existe y la conocen, (decociones acuosas neutras).
Contenidos oficlnales.
Los contenidos ofielnales de la droga requerIdos por la mayoría de las farcopeas son, en lo qUé a alcaloides especlalmente se refiere, así:
No menos de 1.75 a 1.85 de alcaloides solubles en éter; de tallo (parte exterior de la planta) no más der 5 % y no más del 2 % de otras materias extraídas. Estos standar oficinales o requerimientos son los que toda raíz comercial debe /Ienar para poder ser admitida en los mercados extranjeros y de esto debemos nosotros tomar buena nota, para reglamentar el beneficio de ra droga nicaragüense y acreditar así nuestra espede que en muchas ocasiones puede aun superar esos requeri– mientos si se reglamenta su recolección y presentación. Las preparaciones oficlnales en 105 diferentes texlos y paises que se pueden hacer con Ipecacuana son: Extracto Flúido de Ipeca (U. S. P.) Píldoreis de Ipeca y Sella.
Polvo de Ipeca y Opio (DoWer) (U. S. P.) Jarabe de Ipecacuana U. S. P. Trochíscus de Ipeca (Br.)
Troschicus de Morfina e Ipeca (Br.)
Vino de Ipeca (Br.)
Mixtura cie Ruibarbo e Ipeca (N. F.) Píldoras Laxativas Compuestas (N. F.) Jarabe de Ipeca y Opio (N. F.) Tintura simple de ¡peca. Tintura de Ipeca y Opio (N. F.)
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Q U 1 N A
C\NCHONA CALlSAYA
CINCHONA SUCCIRUBRA
C. LEDGERIANA C OFFICINAlIS
-Rubiaceas-
Esta droga de utilidad y trascendencia mundial nQ está extendida en toda la República (si ha de nombrarse quina solamente a la que contenga suficiente quinina) como alguna de las citadas, sino que se encuentran en secciones pequeñas y aisladas en la parle norte o mon_ tañas altas nuestras. Los requisitos para la bondad de la droga (de las que hablaremos más farde) son los que nos hacen circunscribir su existencia en determinadas regiones del país, sin cultivo alguno y menos sin hibri– daciones apropiadas que le dieran reputación mundial y
que tanto ha servido a las colonias inglesas para la me– jora de la especie. Las dos especies, amarilla y roja pueden encontrarse en los departamentos del Norte o en el Norte montañoso de los departamentos centrales (más la amarilla que la roja), conteniendo en algunos árbo– les seleccionados esos porcentajes de alcaloides que le dan su valor terapéutico. No se puede llegar con estas existencias hasta la manufactura de la quinina por su costo inicial; pero con ellas lIas buenas calidades) pué. dense preparar extractos farmacéuticos que llenen las condiciones terapéuticCls necesarias para la cura del Pa– ludismo. Amigos como somos de lo extraño, más por pretender ser hospitalarios que por ignoranles no hemos pUesto atención, ni a la historia de este árbol ni hemos recogido de nuestros indígenas sus antiguos métodos de cura contra sus "calenturas". Si ahondamos más el mo– tivo, si nos convertimos en observadores descubriremos
~u.e las primeras curas románticas aunque sin lujo o fa– clhdades de aplicación fueron cUras indias, y que todos
105 adelantos y purificaciones del produclo moderno son un lujo que no está acorde con el espíritu de la droga; muy al contrario, hoy en día con esas modificaciones que los investigadores traen de trueque en trueque he– mos vuelto a caer (en 105 mercados americanos), en el extracto total de la quina con la vieja nueva droga que se llama Totaquina, la cual no es más que un extracto total de 1<1 cáscara del quino que no necesita para su preparación el gaslo inicial que la preparación de los alcaloides aislados exige.
Recordamos bien cU<lndo uno de nuestros notables prQfesores, revisor de la farmacopea americana, el Dr. La Wall, se puso pensativo momentos después de un "Iecture" de far'!!acia, porque le observamos a propósi– to de esta benefIciosa droga, que los indlgenas de nues– tra Nicaragua lejana se cural;Jan el paludismo con de– cocciones de la corteza total del quino, y nos dijo a se–
c~s: "pued~ ser que Uds. tengan ra%ón; más las exigen– cias comerCiales demandan otra cosa" y como digerien– do nuestra advertencia nos dió una palmotada cariñosa
en el hombro y nos despidió. Esto fué por los años 1922 o 23. Qué placer no serlo el nuestró cuando leíamos 15 años más tarde lo de la Tolaquina? Un placer ínti. m,o que sin egoísmo fué placer, no porque ya nos cre– yeramos con derecho a un descubiímienfo que no fué nuestro sino de los indígenas, pero sí, por la trascenden– cia que ello tendria para nuestra economía como' pueblo palúdic;o y tropicQI.
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