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« Previous Page Table of Contents Next Page »República de El Salvador, correspondiente al 6 de mayo de 1863 (pág 3, cols. 2~ y 3!), se hace mucha luz sobre el verdadero significado de Ja palabra cachureco.
He aquí, en la parte pertinente, el texto literal del indicado "Remitido":
"La facción de la montaña, durante los dos años que duró la guerra, no tuvo más apoyo que el de los malhechores, que acudían atraídos por las rapiñas y la– trocinios, ni más adictos que muchos curas y clérigos de Guatemala, que se abanderizan a cuanto puede oponer– se a los gobiernos republicanos y liberales Acaso des– de la independencia, no ha habido para los clérigos tiempo más crítico y peligroso; apenas se atrevían él
atravesar las calles, se les señalaba como enemigos de la sociedad y se les llamaba cachureco5, nombre que se daba a los malhechores armados, y por extensión a cuanto adolecía de algún vicio o defecto capital; así se llamaba cachureca la moneda falsa, y si una muter era fea, era también cachureca".
y en esta interpretación se encuentra el por qué los liberales centroamericanos, con el General Francisco MOTazán como pontífice, endosaban tal adietivo a los miembros del partido servil
Querían significar con esto que los reaccionarios eran "personas falsas" o "malhechores armados" que conspiraban contra la República y la Democracia, falsas ni más ni menos que como las falsas monedas de plata
fabricadas fvera de las casas legítimamente destinadas a la acuñación
Sin duda algulla, los liberales o fiebres, que más tarde recibieron el dictado de coquimbos, no pudieron localizar epíteto más apropiado para diferendarse de sus compatriotas del partido servil, a los cuales coinen– zaron a llamar "cachurecos" hacia 1838
Dicho epíteto, surgido al calor de encendidas pa– siones y estériles querellas disociadoras, tiene un fuerte sabor a menosprecio Es, en efecto, altamente despec– tivo; de ahí que en el tiempo que se interpoló en el glo. sario político centroamericano vino a constituir un insulto, una injuria
Con los años, sin embargo, los conservadores fue– ron acostumbrándose a su nueva denominación y aun hoy día, en El Salvador, se adjudica ese epíteto a los herederos espirituales del marqués de Aycinena y del arzobispo Casaus y Torres, a quienes se les asigna tam– bién con los dictados de "cvrero" o "clericalista"
y tan se acostumbraron a sv nuevo mote, que re– fiérese que el licenciado don Vicente Ariza Padilla, há– bil político hondureño y notable Abogado de Tegucigal– pa, acostumbraba repetir, ora en el seno de la charla familiar, ora en la amena tertulia provocada en el círculo de sus amigos, que solamente aspiraba a que, sobre su sepultura, se colocara una lápida mortuoria con esta sencilla y lacónica leyenda:
AQUI YACE UN CACHURECO.
Alegre su Meso y deleite su Paladar
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DE CALIDAD INALTERABLE!
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