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DOCUMENTOS

NUMERO PRIMERO

Discurso pronunciado por el Honoroble Mr. Morryat, en la Cómaro de 105 Comunes de Ingloterra, contra el proyecto de ley para impedir a los Ingleses entrar en

servicio extrangero.

SEÑOR PRESIDENTE:

El penúltimo de los honorables miembros que ha hablado, observó, que el mejor modo de manifestO/ nuestra neutralidad, sería dando pase al proyecto de ley, que ahora discutimos; pero yo, por el contrario, concibo, que el mejor modo de manifestarla, es no hacer cosa alguna; porque desde el momento que empezemos a legislar, empezemos a interferir El honorable e ilus– trado Caballero, que presentó el proyecto de ley, admite, que las leyes, en el estado que están ahora, no son su– ficientes para el objeto que él se propone. Pero antes que nos separameos de la estricta neutralidad, que he· mos ofrecido observar entre España y sus Colonias, alte– rando nuestras leyes para dar mas ventajas a un partido que al otro, debemos considerar seriamente la iusticia de la causa que vamos a proteger

El Gobierno que ha egercido la España en sus colo– nias de América, es quizá el mas despótico de todos cuantos nos presenta la historia. Yo he sido testigo ocular de esto en mi juventud; y por tanto, las reflexio– nes que hago sobre este particular, están fundadas en observaciones y conocimientos prácticos.

España, no satisfecha con aquel monopolio, que las Metrópolis generalmente pretenden tenel en el co–

mercio de sus colonias, actualmente lo ha cedido a otros monopolistas, los comerciantes de Cadiz; y siendo este puerto el único, en donde se permitía que se hiciese el comercio de las colonias, tenían que pagar derechos en el/as, después de haberlos pagado en España; a lo

que agregando la ganancia de los monopolistas, llega– ban las mercaderías a las colonias recargadas con un 300 por 100 sobre su costo principal Esto, aunque era una traba muy pesada para su industria, era uno de sus menores padecimientos; era como una pluma sobre la balanza, cuando lo comparamos con otras opresiones mas pesadas, que han sufrido en su administración y gobierno local Ningún empleo de honor, o de lucro, se confería a los Americanos, sino a los hijos de España: los favoritos de la COfte se enviaban para que hicieran sus fortunas, y cumplían con el objeto de su misión, con la mayor celeridad, a expensas de los pobres colonos; otros comparaban sus empleos, y se indemnizaban del mismo modo Aun aquellas cosas necesarias para la vida, se habían hecho ob¡etos de privilegio exclusivo. En este momento nadie puede comprar un barril de ori– na en la isla de Cuba, sin comprar primero el permiso del Marques de JaruCo, y así la renta principal de un grande de España, proviene de las duras contribuciones de los mas infelices, de aquellos que apenas comen un bocado de pan para su subsistencia -Las fuentes de la justicia estaban envenenadas en su origen; los jue– ces recibían gratificaciones públicamente, o usando una palabra mas propia, cochechos.

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Si después de la decisión de una causa, la parte condenada ¡uzgaba conveniente apelar al Rey, o al Con_ sejo de Indias en Madrid, la apelación iba fundada en una relación, o informe, que hacia el Juez corrompido que había sentenciado la causa; de manera, que n~

había esperanza de obtener justicia.-Los libros estaban prohibidos, a menos que fuesen examinados por el San– to Oficio, que reprobaba todos los que no le gustaban o que no entendía; de modo, que a estos seres oprimí: dos se les había obstruido el camino de las luces, como el mejor medio para tenerlos en sujeción, conservándo– los en la ignorancia

En el año de 1808, cuando Bonaparte puso la fel– milia real de España en su poder, y colocó a su herma– no José sobre aquel trono vacante, las Cortes, que ar– maron a la nación para que defendiese su independen– cia, participaron a las colonias la revolución que había sucedido, y les encargaron, que se preparasen contra las maquinaciones del usurpador. Las provincias ame– ricemos en contestación, no solo manifestaron su lealtad

a Fernando 7 9 , sino que enviaron grandes sumas de di– nero para ayudar su causa -En 1810 las águi las fron· cesas estaban victoriosas, y habiendo sucumbido todas las plazas fortificadas de España, la Junta de Sevilla dispersa, en consecuencia de haber ocupado los Fran– ceses a las Andalucías, y estando la nación sin Gobier– no, y casi sin esperanza, las colonias españolas, por un movimiento simultáneo establecieron Juntas para la ad– ministración de sus propios negocios; y las provincias de Venezuela, formando una confederación, manifesta. Ion públicamente el 19 de Abril de 1810, que recono– cían a Fernando como a su legítimo soberano El Con– sejo de Regencia, que asumió el débil gobierno de Es– paña, después de las dispersión de la Junta de SevíHa, expidió un decreto, permitiendo a las colonias comerciar con las naciones extranjeras en aquellos artículos, que la España no podía suministrar Este decreto, moral– mente justo, y políticamente sabio, ofendió mucho a los monopolistas de Cádiz, y por su interés e influencia se ¡evocó el 17 de Junio. Bajo la misma influencia se en· viaron órdenes a Caracas, para declarar y castigar como traidores a todos aquellos, que habían tenido parte en las últimas efecciones de las Juntas Provinciales: tal efer– vescenda de pasión e impotencia, de orgullo y despo– tismo, ;ustificaba bien la resistencia de parte de las co–

lonias, fundada en los principios de la conservación y defensa propia -Algunas provincias se sometieron a este decreto de la Regencia de Cadiz, y restablecieron su an– tigua forma de gobierno; pero otras no. Así fue como se formaron los dos partidos llamados Realistos e Inde– pendientes, y sus disensiones terminaron en guerras civi– les, mantenidas con varios sucesos, hasta que Fernando

79 fue restaurado al trono de España en 1814 -Uno de los primeros actos de su reinado, fue expedir una pro· clama, disolviendo las Cortes de España, y prohibiéndo– les que egerciesen sus funciones, so peno de alta trai– ción Poco después rehusó la mediación ofrecida por la Gran Bretaña, que solicitó la Junta de Gobierno de Ca– racas en 1810, y envió una expedición poro obligar a las colonías de la América del Sur a someterse a una

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