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que saca siempre el Rey de aquellos pueblos, y las victorias repetidas que tienen las annas liberales. Si iodo esto no es efeclo de la voluntad de los hom– bres. será por necesidad obra de la voluntad de Dios, que quiere hacer milagros, y en ambos casos V, ami– go mío. comete un pecado con su contradicción, pues en el primero falta a la verdad. y en el segundo no se conforma con lo que Dios quiere que sea En cuanto a que Chile está mandado por un eyJranjero, puedo decir, que no había llegado a mi noticia an– ies de ahora Creo que allí solo manda el Director O'Higgins, que aunque tiene apellido irlandés, es tan Chileno como Lautaro, Caupolican y Colocolo. V ha visto un nombre que empieza con O' y ha dicho.

eldKanjell'O ienemos; pero, según esta buena regla, también debería llamar exlll:anjaros al Havanero O' Farril y al Español O'Donell. El extranjero O'Hig– gÍllS nació en la Concepción de Chile, parido por su madre, Doña Isabel Riquelme, y engenddrado por su padre, el Capitán General de aquel Reyno, Don Am– brosio O'Higgins, Barón de Vallenar, Marqués de Osomo, ú1±i:ma:mente Virey de Li:ma. Encontrará V algunos elogios del padre de esie eXllil'21njero en los viajes de Vancouver, y de la Pérouse, así como en la historia de Chile escrita por el aba±e Malina. De fan bajo linaje como este son los dem¡3.s rebeldes, que se hallan a la cabeza de nuestra insurrección, y por esto me tomo el trabajo de poner entre los do– cumentos de esta impugnación, bajo los números

8 y 9, unas noticias biográficas de este e)dranjero, y

del criollo Bolívar, que también merece alguna cosa por sus abuelos, aunque no fuesen hennanos del Rey Don Sebastián

Sobre los males que ha causado la revolución en Buenos Aires y Chile, la miseria que ha traído a las genfes de aquellos países, y los bienes que fados hemos perdido, por la necedad de salir del dominio dulcísimo de S M e,

tenenlos en contra los estados de aquellas aduanas, el gran número de buques ex– iranjeros que hacen nuestro comercio, y el mismo asombro que causa a V el vernos emprender cosas tan grandes. Con todo esfo, V. no deja de tener al–

guna razón para engañarse, pues sobre su falla de noUcias, que es la mejor razón de los engaños, pue– de fener en su favor el conocimiento de 10 que aque– 110s países producían bajo la benigna influencia de

las leyes económico-políticas de España. V. tal vez hará el siguiente argumenfo Antes de ahora a Bue– nos Aires no iban anualmente de la Metrópoli sino una docena de zuznacas, o bafeas. por unos pocos

Gueros que no valían mucho: a Chile solía ir de Cá– diz un barco cada año de arribada en su viaje a Lima, luego aquellos países siempre fueron misera– bles, y ahora que las bateas españolas no van allá, deben ser en extremo miserabilísimos Pero yo le diré a V, que las bateas de España han sido releva– das por las fragatas mercanfes inglesas, americanas del Norie, francesas, poriuguesas, suecas, y de los mismos infiernos. que por este relevo, los frutos americanos valen hoy diez veces Inás de 10 que va– lían anfes, y este mayor valor ha hecho que se ade– lante su culiivo. que por nledio de esfe cOnlercio han

B

ido a esiablecerse enfre nosotros buenos nlineralo_ gistas, buenos quimicos, buenos agricultores, buenos negocianies calculisfas, que, al núsmo tiempo qUe proporcionan salida a nuestros frufos y produccio_ nes, nos enseñan algo de 10 innumerable que igno– raban nuestros opresores Aquellas bateas prime_ ras nos llevaban la miseria, la ignorancia, la supers_ tición, la pereza, y la holgazanería, en algunas par– tidas de zánganos frailes, que iban a vivir a cosfa del engaño público; pero estos buques que hoy van, nos llevan el comercio, las aries, la industria, la ri–

queza y la ilustración ~Ouiere V. mejor eltplica_ ción, más clara, y más compendiosa de 10 que pasa en América? Esfos son los hechos, mi dueño, amigo

y Señor, que ni V, ni yo podenlos alierar

Ahora no fenemos, es verdad, las faInosas an– garipolas de Cataluña, ni las célebres calcetas de Vizcaya, ni el aceite rancio de Andalucía, ni los so– berbios tejidos de seda de Valencia, ni los sabrosos chorizos de Estremadura, ni los ricos jamones de Galicia, ni la hennosa cinteria de Granada, ni los vinos claros de Navarro, ni las sabias leyes de Ma– drid; pero nos supliInoS muy bien esia falla con los mejores lienzos de Francia, Ale:rnania, e Irlanda, con los paños de Francia e Inglaterra, con las sedas de Francia y China, con las producciones hario me– jores de nuestro suelo, y con los adelantamientos de nuestra industria Anfes nos quitaban los filantró– picos Españoles fado 10 que feníamos por 10 poco que nos daban, y ahora damos a los perros exfran– jeras lo que queremos por todo lo que necesitamos No hay duda, que es mucho lo que hemos perdido en el cambio, y solo una clase de hombres fan igno– rante y tan estúpida, como la de los criollos, pocHa haberse expuesio a llevar este chasco Pero sobre todo, el haber perdido aquel tesoro de prohibjciones qUe encerraban las leyes coloniales, haber roto los prudenfes límites que el sabio gobierno español ha– bía fijado al comercio, a la indusfria, a ia agricultu– ra, y a la ilustración de América, no puede perdo– narse de nÍllgún modo Para convencer a V. mejor del desatino que hemos cometido, pondré entre los documenfos, bajo el No 10 algunas de las mejores leyes que se hicieron para ceñir nuestro comercio a los estrechos limites de aquellas pocas bateas de Cádiz de que hemos hablado

Allí veremos, que nuestro buen Rey no quería que sembrásemos viñas, porque no nos hiciéramos bOIT!}chos¡ ni que tuviésemos olivares ni almendra– les, porque no 110S e:rnpachase la frufa. ni quería que sacásemos Herro de las minas, porque no nos lasti– másemos las manos con cosas tan duras¡ ni que co– merciásemos unos con otros, los pobres diablos americanos, porquo atendiésemos mejor al negociO del alIna, que es lo principal, ni que fuviésemos fá– bricas de ninguna clase, ni de sombreros, porque todo 10 que Se puede excusar es superfluo en el mun– do Ya se vé, corno perdimos todo este tesoro de prohibiciones, nos hemos vuello viciosos, malos, perversos, hemos adquirido 10 que nos perjudicaba, y con tan fatal adquisición dejamos la evangélic!1 pobre:¡:a a que esiáhanlOS acostumbrados, y 'ricos Y

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