Page 56 - RC_1968_02_N89

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había dicho: i'ARCJlDIO C::O.rUr..VN, General de Dlv!– s;ión y Comillltclanle de .llnnas del Deparlamenlo de Guatmnala, :1 lliU8 eoucilldadanos: la Patria 8sl!á da

~~1l.l.1~!';¡'; nueub'o qU0~idt!ll Je20, el ~au.!UUo de nuesirQ,ll

m¡~dtule5; el Genio de ¡Q ARLllénca Cenll'el ha dejado

rl'll: exiísañlt. Jw-6 sellar con su sangre los eampos de

Ül'lll~l3Int'l P@I!' el IIdullio de la !Más glral/ule y g~nerosa

d<e- Ia.'§ causas, Y lo cumplió Rielnlel1fe, a&o!ldándose

\'.aleaocllo ante la ludca, sin I'efl'occc\ler un pQD.to $.l.

CiMill)ll'3, a sus promesas. 1\1,[allUo aleve y c:obal'de

f1:3 ImmeñJiado Ea dJphllad de Cemll'o Amé1'ñCB con·

Sijl.U1.uando en la. ~Ii}:rnona de! Genell'a! Dal'rios el mayor

y l1l1ás negro de 1105 crimrlenes". Ergo, Barrios no mu– rió como nos lo dijera el maesiro Penagos, Ili corno

]0 repiten todavía muchos profesores 181 de Histo– 1ia Q~a1is vUae iill1lic:iiae. Así xnurió Barrios Ante bon"\bazo :lan trmnendo disparado por el General Conjulún, que con tan pocas palabras tor– cí.a el rumbo de los intereses políticos creados por su par1ido, el Presidente de ±Urna, General Manuel Lisandro Barillas dictó un acuerdo, por el cual pro– hibió que todo militar en servicio, en lo futuro, lan–

zaSe proclamas sin el Viseo Bueno del Ministerio de la Guerra, acuerdo fechado el propio 10 de abril y que obra en el Tomo IV de lluesfra Recopilación de leyes, página 347

Sobre la categoría de xnuerle nada deseable ni ambicionable y por tal carente de gloria, sufrida por el General Barrios, hay pruebas abundantes que el interés de los llaxnados liberales ha evitado publicar. Nosoiros no nos aprovechamos ahora sino de dos de dichas pruebas

En e] periódico liberal El Patriota, de 2 de agos– io de 1891, que bien puede consuliarse en nuestra Hemeroteca Nacional, leemos, que para darle "caza" al caudillo fue menester, antes, que se hiciera Inorir al Coronel don Vicente Bonilla Cruz, segundo jefe del Batallón Jalapa, al licenciado y coronel, don Antonio Girón, primer jefe del xnismo batallón, y al ayudante personal del General Barrios, que además era su hijo político, don Urbano Sánchez.

Despejado de eSÍe modo el cmnpo que conduci– ría el crhnen, lo cual formaba parle del plan conce– bido, vino lo inevitable. que J Rufino, violento como era e impetuoso, a la vista de una batallón casi en rebeldía, decidiera personalmente restaurar la disciplina de sus soldados, seguro de que con su sola presencia iba a lograrlo El sabía que se le temía

y así fue que, corno en un alarde de deferencia y de confianza hacia los rebeldes que se negaban a pe– lear y que vir1ua1mente no tenían jefe' en vez de ter– minar aquel caso como era de ordenanza, xnáxiIne que se estaba en pleno campo de batalla, pregunta a sus soldados: "¿Me quieren a n1lÍ por jefe?", y al es– cuchar que le gritan: "Con usted si vamos", su suer– fe estaba echada, su desfino sellado y los minutos de su vida comprimidos. Barrios salia sobre el lomo de su yegua, la que inmedialamente hubo de estre– :mecerSe ante el desploxne de su jinete. Onofre Obando y su pequeño grupo de seis compañeros complicados en aquel crimen, habian cwnplido la consigna de matar al audaz "Crixnen", hexnos di-

cho y lo reiferemos, porque crimen fue el hecho de darle muerle de esa manera al General Barrios, en donde hubo alevosia, prexneditación, seguridad y vcnlujt\ La vídima cae dentro de un zanjón, sin

qUQ hubiera un auxilio cerca, pues hasta los médicos milHares que debieron apresurar su paso, carecie–

ron de valor pera llegar prestos

El, aquel punto desde entonces histórico. Después de varias horas es traí_ do el cadáver del caudillo, a suelos gua±ernaltecos, no sin antes descansar su cuerpo sO:oré un taburete htstórico también y verlo tendido encima de un caire-tijera de emergencia En Jufiapa el dodor Monteros plactica una tniniaufopsia, le extrae las entrañas ya en proceso de corrupción, y para conser– var lo mejor posible el cadáver en tanto su arribo a la capital ele Guatemala, sin menesteres suficientes para \reriflcar una operación corno la que se reque– ría, el~lbalsal"na

El, Barrios, vaciándole en su interior cien librEiG do sal de cocina

Por aira parte, la lnuerle del General Barrios nos la relata uno de sus generales, coxnpañero suyo en la n'ml llamada !m:R1a poa- !a Uau.ón: su propio sobri– no, el brillante lt1ilitar don José h1aría Reina Ba– nim:, en aquel entonces jefe del Batallón Canales. En su folleto lnii1ulado "Cam.pai'ia de ia Unión Cen– troanlericElUa Sucesos de nueve días", página 12,

el General Reina Barrios, :has el anagrama "Rolllario

'!lérjabens", -la sixnple iransxnufación de letras lo confirxna--, nos relata esto que copiarnos integro:

"El Gene¡¡:!Il!' en Jefe Justo Bufino Barrios dispuso, a

eso de llllS l) a.m. dWgñll' IlG:rsonalrnenAe el alaqua so–

bre el laño 'Ell. m. lie "Cssa 18Ranc:a" y al aledlo se puso

ew rnrurclta hacia aquel lugar con la Brigada Jirón, compuesaa por los j¡;p!apa!!. Es30s soldados se como

ll'ol1'aron de la rnan~~a I\\tás cobarde e infame. Se

Cl:o!!C que estaban g<mados y aleccionados por mise– rable8 Iraic!c:res, por esos hombres sin cOll'azón y sin conc!enci¡:o¡, por esos ingratos que durante mucho

liempo !amill'on I'a mano de su boonltecholl' y ,evp!ota.–

Kan su buen corazón y su bolga". "Desgraciadamen– le, v.n momento cJe5pués de comcnza:r e! ataque, y

C01B1l0 a las 9 a.m. Ull!a ba]a enemiga le IJirió morJaI·

mente y. fue lI'e2il'ólldc cm el acto del campo de como bate. Este Iam~n2able ac:onle<:imlenlo elio lugar pa· ra que algu.no$ cobardes soldados de Jalapa que vieron. caer al '&aclI1emédlo General Barrios, se :retira– ran del lttgar ele! combale y divulgasen ante algunas

tropas tan mate suceso", lsicl. Obando y su grupo no escaparon de la sagaz xnirada del general Reina Barrios. ¿Querrá el lec:lor xnejores detalles acerca de ]1:1 xnuerle del caudillo? Tal vez Pues, enton– ces, le invitaxnos a que vaya a nuestra Hemeroteca y

lea el periódico El Pa:lriota del 2 de agosto de 1891.

Así murió Barrios. uUimado por una bala enemiga ¿Qué bala úliim.a puede ser amiga? Bala, disparada por uno de aquellos hombres que el Gral Reina Barrios viera "se retiran del lugar del combate", con cuyo aefo, no cabe duda, falfaron a su deber militar, pero arrancaron de cuajo una tira– nía convertida ya en insoportable.

Esta es la historia y así Inurió el General Barrios

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