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ASI MURIO

JI RUFINO BARRIOS

Canto desdichadamente, la His±oria de Guate– nlCl.la no se ha escrilo todavía, y algunos his±oriado–

1 z.s cuaoldo se refieren a cierlas efemérides naciona–

les, so ven urgidos de recurrir al dicho más O menOS

adulterado de no pocos apasionados polilicos, verda– deros conservadores de falsas tradiciones, hoy que se acerca la fecha aniversaria de la Inuene de nue!'–

11 o caudillo liberal y ex-presidente don J Rufino Enlrios, vaInas a recordar, sin hacer uso del mismo pni;.-ón que aquéllos, la manera cómo dicho hombre lJúblico pagó su tributo a la madre tierra

Antes de enfrar en materia -como suele decir– se -, nos vernos obligados a escribir, asi escueta, la inicial "J", previa 0.1 nominativo "Rufino", porque, '.ealmente vacilamos en esto de llamarle "Justo" a nuesiro General, cuando él no escribió jamás, en las mil y tantas veces que hubo de estampar su finna al pie de los documentos de imponancia que autorizó, lan singulal nombre, ni aun en el de 28 de febrero do 1885, su Decreto Ganel'alllamado de "La Unión" An±es bien, en el instante más solemne de Su vida privada, como lo fUe cuando contrajo matrimonio con doña Francisca Aparicio Mérida, en QUezalte– nango, el 5 de marzo de 1874, dijo, y como lo dijo lo aceptó, llamarse José Rufino. Tal aparece por tres veces, escrito en su acta matrimonial, según lo corn– pl ueba el ilustrado "barrista" don Casimiro D Rubio

cm su libro Biografía del General Juslo Rufino Ba.

l.'!'ics; edición julio de 1935, Tipografía Nacional, pá– gina 217 Uno se llama y a uno se le llama, corno a uno le conviene que le llamen, co:mo dijera Pero– grullo Volvamos a nuestro terna

Todavía zumban en nuestros oídos las sonoras palabras de nuestro profesor de His±oria, allá en 1912, en el Insilluto Nacional, licenciado don Pedro Penagos, cuando, al recordl;lr el deceso de Barrios, decía: "Corno un Perseo sobre su Pegaso al viento, o bien com.o un moderno Cid Campeador sobre su Ba– bieca -sin duda, el profesor pensaba que todos éramos unos tales-, así, el General Barrios, frente a sna hueste invencibles, cruzaba rápido llanuras y hondonadas en Chalchuapa, en persecución de los salvadoreños Y a sus voces de ¡Adelante, mucha– chos! y ¡Avancen, tnuchachosl, de ¡Arriba, mucha– chos, que la gloria es nuestra! y ¡Viva la Unión Cen±roa:mericanal, intentando llevar nuestro pabe– llón al Inedia del cuanel enemigo, una bala lo aba-

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MANUEL CORONADO AGUlLAR

Esel itOl Guatemalteco

Eó dejándolo sin vida sobre el suelo pero. cubierto con la. bandera azul y blanco que bravamente tre– tnolaba

¡Caramba!, nos decíamos, "tafa Rufo", en ver– dad, fu", superior a Napoleón, al Cid Campeador, a Perseo,

él. Alejandro y al mismo Carrera en su Bafa– na de La Arada, ±al nos lo retrata este don Pedro Pe– nagos Pero, al llegar a nuestra casa, nuestros padres nos desasnaban, esto es, nos instruían en la verdad frente a documentos incontrovertibles. Al día siguiente so~ocábamos al profesor con tanta pre– gunta, y ésle, acorralado, no cabe duda, tenninaba siem.pre con esia frase sacramental, yo estudié todo osto en 110niúfar Y otra vez, en casa a leer la His–

toria de "tío" Lencho: en la página 11 de la parle ±Lulada "Dos palabras a~l'ca de esta Reseña, Tomo III, que es una especie de versículo en la Biblia Libe– ral criolla donde el autor opina sobre su propia obra, leíamos: "al ca.lilicar lo que se dice sobl'e la laDa

~2 iz¡¡1parcia!ñdad en las apreciaciones, juzgo asertos propios, y natlKe puede sel' impal'ciaJ en su pl'opia causa; (sic )

Volvamos al objeto de nuestro tema. Barrios no murió de la manera corno nos lo dicen los histo– riadores que juzgan hechos dentro de su propia cau– sa Murió asesinado, vulgarmente si se quiere La vida le había dado cuanto él le exigiera Un día de tantos, en aquel 2 de abril, esa vida le tornó cuentas, y en un instanie no más le cobró con subidos intere– ses cuanto prestado le entregara.

Es el 2 de abril de 1885 Barrios --Justo Rufi– no o José Rutina, el nombre poco importa-, cae en Chalchuapa, matado por la bala de su soldado Ono– fre Obando, quien, no solamente cumplía con la consigna que le dieran los enemigos jurados de su jefe, sino para vengar el sacrificio impuesto a su amo Todo había sido perfeciamente bien coordi– nado y previsto

Es e14 de abril del propio año: dos dias después de aquel deceso en Chalchuapa El Diario de Cen– tro An1érica de Gua±emala publica enseguida una proclama que menos ruido hiciera hoy una bomba de hidrógeno Aquí tenernos la edición de dicho periódico, del viernes 10 de abril, volumen XXV1I, número 1352, documenfos que puede ser consulta– do en nuestra Hemeroteca Nacional y cuya proclaIna

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