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« Previous Page Table of Contents Next Page »El nuevo comandante departamental llegó a Gua- te que 01 amartillado militar, no obstante sus arrestos, nacaste ocompañc¡do de su secrotario, el teniente coronel tuvo que fJbandonar la codiciada presa.
hondureíío José Antonio Milla, y de un ayudl:lI1te lIama- Exasperado y rabioso par su ridículo fracaso, regre– do Eduvigis Guillén, paisano de Rivas. Ignorante y de- só ci Bogaces y al día siguiente se fueron las señoritas voto de la botella y de la baraja, Rivas era un soldadote Elizontlo o la ciurlad de Guonacasie para quejarse elel valiente, que de sastre había ascendido hasta general, atentado de 'lUe habían sido víctimas. Rivas, feliz de la en tcmto Cfue Molina, criado en buenos pañales, poseía oportunidad que se le presentClbo de hacer daño a Mo– uno esmerada educación, como todos sus hermanos. El lina, le esclibió 01 punto que guardase arresto en Ba– antagonismo que ha habido siempre entre guatemalte- goces; pero ,,1 recibir esta orden del hombre a quien cul– cos y salvadoreños, en aquel tiempo muy agudo, no pobo de su desgracia, el joven militar, perdido ya todo podía menos de ati;¿ar la discordia; y como si esto no donlinio sobre sí mismo, no hizo caso de ella. Es más, fuera ya bastante, el oficial Guillén se enamora de la desconociendo la autoridad de Rivtls se proclamó coman– Josefitcl, y RivCl5 y Milla favorecen Clbiertamente sus dante general del GuanClcaste, y por la noche del 21 pretensiones. de agosto se puso en morcha con dieciséis hombres Ansioso de poner fin a tan desagr.adable situación, sobre la ct!3pitnl del departamento. En la madrugada Molino pit.lió la mano de la señorita Elizondo, que le el",1 22 CllclCó el ClJmtel, entablándosG un combate en fué concedida, y S3 puso en camino para San José a que perecieron Rivas y Guillén y fué herido Malina, fin de comprar las
COSClS ner.eSClrlos para su boda; pero quien quedó dueño cl.:ll campo.
tan pron'o como hubo vuelto las espaldas, Rivas y Milla Desvanecido, por las terribles cOI,secuencias rela~
pusieron eil juego toda clase de intrigas para birlarle tad'ls, el extravío mentol que le había llevado a cometer la novia en provecho de Guillén, a la vez que éste re. semejantes excesos, Malina pensó en huir a Nicaragua, doblaba sus certcjos. La niña, que no tenía el olm!J de Estado con el que Costa Rica iba a ei,trC1r en guerra, y
una Penélope, Clcabó por ceder Cl est·t/s maquinaciones 1>07 eslr! motivo S\I amigo el jefe politico Prado lo «lisua–
y lapetitlos súpliws, rompiendo su compromiso el re- dió elc hl'H:ml0, pClfO que no se crayese que habia pasa– gmso de Molina, (] quien ton amfJrgo desp.ngoño pro- do al enemigo, ClcClnselóndole que escribiesc toda la dujo fiebre cerebml. verck:cl cid asunfo t:1 general Morazán, y le ofreció que A.sí I'AS cosas, don Antonio Elizondo tuvo que cm- por su ¡;:Imt·" lo haria también. Ambos ignoraban que prenc1er
U¡, vi.t¡je c./P. negocios a Cartago, y obrando con el Jefe elel EstmJo estaba muy mal dispuesto para con la prudencia GU"! acollsejaban 105 circunstancias, dejó Molina y (¡lJe en aquellos momentos venía Milla de ra– a sus hijas Mercedes y Josefa con su hijo Procopio, mo- (FeSO de San Jó.é, aaon.le le había enviado Rivas a cito de unos diecisiete años, en ia hacienda de Pclover- llevar chismes contra el co¡nanclante de la plaza. Prado de y al cuidado del mandador y CClpataz, homb~e muy confió ICls cClrlas a su secretario Domingo Fernández y valeroso y ele toda su confianza Molina, que a cqnse- éste encuntr.' en el cClmino a Milla que, al saber lo OCY–
cuencitl ele su enfermedad no andaba bien de la cabeza rrido, se volvió el San José, temeroso de que Morai!án y había solicitado IicenclCl para trasladarse a San José se dejase ablandar por las el<plicaciones de Molina y de en busca ele los cuidados ele su padra, médico emi~ente, Prelao.
concibió entonces el de.scabellndo proyecto de raptClr a Morazéln se Cli~eró de los sangrientos sucesos de lo mujer q4e le tenía sórbldo y trcstornado el seso. Pa- Guanacaste el 213 de agosto a mediodía y su cólera fué ra lIevmlo ti cClbo se fué a Bagaces y habiendo engan- terrible. Milla y Domingo Fernánde:r., a quien el tenlen– chado allí a seis hombres para que le ayudasen en la te coronel hondureño habia seducido en el comino, se aventura, se presentó con ellos en Paloverde por la no- los pintaron con los colores más negros y del modo más che del 20 de agosto de 1842, yendo todos enmascarCl- desfavorable para Malina, ascgurC:lI1dole que éste, para dos. Penetra en el aposento de las señoritas, se opo- librarse del castigo que temía, abrigaba el propósito de dera de la encantadora Chepita y echa o correr con ella hacer entrego del c1epru tamento del Guanacaste a Nic(l– en brazos; pero 105 gritos descforados que dieron las ragua, lo cual era enteramente falso; pero Morazán lo muchachas y su hermano despertaron al mand(ldor, el creyó, no ohstante las explicaciones de Molino y ele cual se lanzó resueltamente en persecución de los ropto- Predo, y después de que se hizo patente el embuste, res con los mozos de la hacienda; y como 105 compañe~ fingió seguirlo creyendo, porque esta versión del asunto ros de Molino no tenían las mismas raxones que éste no podía ser mejor para c)(oltar el sentimiento patrióti. para jugarse la vida en aquella romántica empresa, dig- ca de 105 costarricenses que repudiaban la guerra que na de un drama de capa y espada, se f'!9aron al darles se iba a emprender contra el Estado vecino. El mismo alcance los que les perseguían arma en mano. De suer- 28 de agosto, Morazán ordenó salir para Punlarenas, a
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