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suelo, tan anfraotuoso, para venir a matricularse en Cuito, en el Colegio de San Fernando Al cotrer de tres lustros trasladóse a Europa, no para vegetar en sus grandes ciudades, sino para aprender y ofrecerle más cultura a su pafria Llegado a la Presidencia del Ecuador dedicó sus energías al desarrollo mafe–

rial del país que, hasta ése enfonces, era el más atrasado de todo el Continente Garcia Moreno 10 dotó de cl;lrreteras, puentes, tambos, colegios, uni– versidades, escuela politécnica regentada por sabios de fama mundial, observatorio astronómico, penin– tenciaría, acueduotos, muchos templos y casas de piedad oonfonne a su arraigado catolicislTlo, por cu– ya defensa cometió algunos excesos El viaje a mula, de su adolescencia, 10 realizó varias veces con velocidades de viajero experimentado Conocía pal– mo a palmo la República, así como las extensas cos– tas del Pacífico y los países australes del Perú y Chi– le Siendo materia extraña a estos enfoques abordar la cuestión politica, apreciarnos en García Moreno El.

uno de los ilustres viajeros ecuatorianos, interesado realmente en las múltiples bellezas naturales de nuestra patria

Eloy Alfaro, caudillo del liberalismo ecuatoria– no, fue un viajero a la fuerza, fue la grílTlpola roja de la democracia liberal, ofreciéndose ac¡¡uí y allá, según la hennosa fraSe de JU<;incho Uribe.

Por combatir, casi imberbe, el régimen teocrá– tico de García Moreno, Alfaro tuvo que abandonar su extensa provincia de Manabí para ir a establecerse en Panamá, donde logró adquirir el inglés y aman– sar una forluna comercial Viajó mucho por las Antillas, y para 1883 ya estaba en las selvas de Es– meraldas, combatiendo la dictadura de Veinternilla Logró llegar a Guayaquil y asediarlo por los cerros del Salado Cruzó, bajo una lluvia de proyectiles,

este brazo de mar realizando la entrada de los res– tauradores el día 9 de julio, en tanto que río abajo huía el déspota vencido, con los 200 mil pesos fuer– fes extorsionados al Banco del Ecuador

El íriunfo electoral de los conservadores en la Asamblea de aquel año determinó una nueva pere-

grinaci6n de Alfaro, m.ás fructuosa para la oullura del caudillo liberal y para su preparación en el por– venir que el destino le tenía reservado Viajó esía ve:¡o; Alfaro por fado Centro Atnérica, México, Vene– zuela, Puerlo Rico, Perú, Chile, la Argentina. Fue en Costa Rica amigo de Antonio Maceol en Nueva York compañero de Marlí en el Club Revolucionario Cubano Amistó en Lima con Manuel González Prada y en Santiago con el ilustre Balmaceda Trató en Buenos Aires al anciano general Mitre y en Ve– nezuela al general Crespo. Su cultura, adquirida pacientemente, lo llevó al campo del periodismo. Publicó ensayos polllicos y folletos de carácter eco– nómico. Ayudó a poetas y escritores de diversos países y, más tarde, al triunfar con el liberalismo y subir al solio presidencial, trajo intelectuales y em– presarios extranjeros a fin de transformar -como lo hizo- la Hsonomía espiritual y física del País To– do lo que ,Alfaro logró hacer en beneficio de nuestra Patria Se debió a la cultura adquirida por él en 30

a~os de obligados viajes . El general Leonidas Plaza Gutiérrez, compañero de Alfaro en su largo ambular por tierras centro– americanas afirmó, con el reposo que le fue caracte– rístico y con el don de genfes que adquiriera en su dilatado exilio, todos los impulsos progresistas de su antecesor, el Presidenie Alfaro El general Plaza ashniló, indudablemente, lTlucha cultura y dotes es– peciales de administración, correspondiendo a su primer período de mando el avanCe sociológico del Ecuador y el complemento de m.uchas obras públi– cas iniciadas por el afán progresista de Alfaro Co– mo guayaquileño y amigo que fuí del general Plaza me eS grato consignar que se esforzó, especialmente, por quilarle a la cuna de Olmedo el mote macabro de "hueco pestífero del Pacífico", para lo cual con– trató, con firma inglesa J J Whife las obras de sa– neamiento de las que se han hecho tres cuarlas parles que, hasfa aquí. han logrado para Guayaquil el calificativo sanitario de puerlo limpio de primera categoría.

HUMBODT EN AMERICA DEL SUR

El sabio alemán, Barón Alejandro de Humboldt, ilustre viajero que había recorrido ya los montes Urales y parle de la fría estepa siberiana, trabó en Paris estrecha amistad con el Conde Luis Felipe de

Segur, quien había visitado, en 1780, a Caracas, in– tegrando el séquito del Delfín de Francia

Segur, que admiró en la colonial ciudad de Avi– la, mujeres de extremada belleza y de exquisita vivacidad, Ségur, que recorrió las hennosas hacien– das bañadas por el Guayre, despertó con sus relatos las ansias del sabio prusiano, del físico, cosmógrafo

y naturalista Humboldt por recorrer los países de la América ecuatorial, cuyos Andes -las enormes, es–

tupendas, moles sentadas sobre bases de oro~ tocan

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con sus treinta vérlices los castillos poliCromos de las nubes

El 15 de julio de 1799 embarcáronse en Cádi:¡o;, en el navío "Pizarro", el Barón de Humboldt y el botánico francés, Arnadeo Bonpland, premunidos de sendas recomendaciones Hrmadas por don Manuel

Godoy, Príncipe de la Paz, a efecto de que las auto– ridades coloniales prestasen a los dos hombres de ciencia toda suerle de ayuda En las islas Ganarias el Barón midió, por el sisfem.a de las triangulaciones geométricas, la altitud del Teide, aguja pigmea en comparación con las cumbres nevadas que I):lás ade– lante mediría en el Ecuador y en México

El mar de los Sargazos, aquella inmensidad de espesas y verduscas algas, qUe los marineros de

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