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por haber plotegido con las aunas del Salvadol la invasion de Nicalagua pOl <)1 libellllismo Jelez, que fué uno de los que sil vielon a Walker en sus plimelOs actos filibustelOs; ni pOl habel auxiliado a MOla en su invasion a Costa Rica, ni POI habel atlaído sable Hondmas las deglllcias que le abajo con su tonta alianza ofensiva y defensiva, ni en fin POI ninguna de aquellas criminales 10cUlaS que se hallan de– talladas en las actas de desconocimiento de la autOlidad usmpada de este homble que han visto la luz pública; no habiendo quedado un solo pueblo de aquella Hlpública, excep– to la capital, que no hubiese manifestado las mismas con– vicciones antes que U. se pusiese a esclibh su cal tapelon. Quedemos, pues, entetados de que U llama calumniar el de– ch lo que dicen todos los pueblos, y lefelÍl los hechos pú– blie.os que nadie puede contladecÍl Dice U que no puede contestal cargos Que se hacen con tanta vaguedad Si esto cs lo que entienrle U por vaguedad, yo no sé lo que enten– dmá pOl plccision Dice U. tambien que el Sr. IlÍsaai es– pecifique estos cal gas ¿ Pelo qué necesidad tenía el Sr h i– salli de especificlll los cargos que solo U podía fingh que ignOlaba? U ha eleido que los especificados no son cal gas, tlatándose de un homble tan plOglesista y tan demóclata y tan libelal y tan pahiota como don GClaldo BaHios POI convenido, Sl don LOlenzo; a un patliota, a un demóclata, a un libelal, a un llloglesista, o plegresadol como U y su pahon, no se deben hacel calgos semejantes, pOlque aque– llos actos son los mas plopios del libelalismo, de la demo– clacia, del pahiotismo y del plOgleso. como entienden estas cosas ustedes los legenellldoles de la América española. No me queda mas que decir a U en lespuesta a su con– testacion tan oficiosa, sino que el talento y la desheza con que U anula los testimonios de los Sres Batl el, Roma y Ca– sado, que pl ueban la calumnia que U levantó al Sr D. ]'eli– pe NelÍ del Ballio, hacen honOl a los lecmsos abogadiles de un jurispelÍto de la fuelza de U -Dice U que nada im– polta que

103 estimables ióvencs Babes y Romá no oyesen lo que Ud supone que le dijo el SI'. Ballio, POi que nin/l'un MinistlO está obligado cuando convcrsa con una persoua a llamm a los seCletmios y aglegados pma que oigau lo que él dicc; pero los estimables jóvenes dan a entender bien cla– ll"llnente en su cm ta que estuvielOn presentes a las convelsa– dones que tuvo el Sr Ball io con U , ni pocHa sel de otl o mo– mo viniendo en un vapOlcito chico; y dicen mas los estima– bles jóvenes; dicen que lo que supone U que aquel le con– 1ió, no bubiera podido decirlo sin faltal evidentemente a la vClad; pues tallos saben que el objeto de su mision ela tOl– minal el hatado de independencia U ve, pues, SI D Lo– lenzo, que los estimables jóvenes, no solo desmienten el he– cho, sino que hacen inel eible su posibilidad En cuanto al SI Casado, qu tabien ha desmentido a U, plahando que IlO

pudo saber U de él lo que supuso, dice U que este señor no entendió las palablUS de la nota de U de 11 de Julio; que U lo que dijo fué, que él habló ante un Ministlo hispano– amelÍcano aCleditado en Washington Esto se palece a aque– Ha del otro que esclibia: digo Que donde digo digo, na digo digo, sino que donde digo digo, digo Diego Lo que U. dice que dijo, no es lo que U dijo, sino lo siguiente:. la con· finnacion de todo lo que dejo expuesto, hecha con claridad ante un Ministro hispano-amelÍcano en 'Vashington por el'

81. D Felipe Neli Casado, soblino del 81. Bauio y conoce– dO! lIe sus opiniones, me hicielOn fOl mal las creencias que sobre aquel asunto tengo Ahola digo a U ,SI D LOlenzo, que todo homble que entiende el castellano debe, por el texto de U, entendel qUe el Sr Casado le confÍlmó en sus falsas cleencias en una convelsacion que tuvo con U en Washing– ton ante un ministlO hispauo-amClicano. Yo POI lo menos, que Cl ea entender algo la lengua de mi madI e, que entle pa– réntesis, ela de Castilla la Vieja y de la sabia ciudad de Salamanca, así lo entendí, y desafió a todos los miemblos de la Academia Española a que me convenzan de que puede en– tendel se la cosa de obo modo Aquello de que el MinistlO ela aCleditado en Washington es añadidUla que le ha ocu– ll'ido a U de nuevo. Pero si no fué en Washington en donde confhmó a U. el obispo Casado, ¿ en dónde se hizo la con– firmacion? ¿ quien fué el padlino? ¿ en qué dia se le admi– nistl ó a U. este sacramento? Un hombre tan histoliófilo, o

histodomano como U., debió habelnos histolÍado la escena de su confhmacion, para que dejase de palecer una patla_ fia Veldad es que ahola hata U de remendar el texto de su cUlÍosisima nota de 11 de Julio, no solo con aquel acredi. tado que añade, sino con que la confirmacíon se hizo en Nue_ va YOlk. Pela con todo esto, la desmentidad del Sl. Casado no es pOI eso menos tel minante, pOlque dice que nUnca ha tenido convelsacion alguna con MinistlOs hispano-america_ nos, ni con pelsona alguna, sable negocios o comisiones de s utio: dice mas; dice qUe él ignolaba la comision que lleva_ ba su tia y su viage mismo, hasta que un amigo le escribió de Pal is que lo habia visto alJi Mal podia, pues, hacer el SI 'Casado la confiunacion de las creencias que U fOlmó sable el objeto del viage del Sr Ballio ignOlando que ha– cia tal viage Pela U se desentiende de esto, y hace mui bien, pOlque cuando no sc puede contestal, lo mejor que hai que hacer es el callal

Usted no quiele que sea una plUeba lógica de su im– postUla la absmdidad misma con que la hizo, queliendo que cleyésemos que el SI BaIrio ela tan estúpido COlllo ela neccsUlio Que 10 .fuese para habel hecho semejantes su– puestas confianzas a un homble tan conocido enemigo de la ac1minisilacion de GuateJílala como lo es U, y dice: de ma– nela que a fin de impedir que D Felipe Neri deje de ser considclatlo como hábil diplomático, es preciso llamarme calnmniadO! y quc sc me tenga POI tal a todo ti ance. No, SI D LOlenzo; no anda U en esto mas acertado que en todo 10 dcmas Entle sel un hábil diplomátieo y un estúpido como U qniele hacer al S1. BaHio, hai una difel encia tan glande como la 'lue se nota entle el mediodía y la. media– noche; pela la veldad es, que el SI Ballio, pOl lllas nlba canSCI vador y ultla lealista y ultla tüanísta que U quiela hacerlo, ha dado la pl ueba de ser más hábil diplomático que U Si, Sl : D Felipe NelÍ del BaHio, el calumniado aboz– nwnte POI U , el hatada como un imbécil suponiéndole capaz de hacel a U tan estúpidas confianzas, consiguió en Madlid celebar en pocos meses el tlatado qllC en muchos años no pudielon hacer sus antecesores, y 10glÓ que se leconociese la innependencia de Guatemala en los mismos télminos desea– dos pOI los guatemaltecos desde Un pl incipio Así es como el SI Ballio h.... desmentido a U eompletísimamente soble el ohjeto de su mision, con que quiso U alalmar no solo al Salvadol, sino a todas las lepúblicas amelicanas, incluso la de los Estados Unidos Esto lo confianza U. en las páginas 23 y 24 de su calta diciendo, que cleyó U conveniente co– muniCa! aquella CSlleciota, pOI que elU pI ecjso que lling uno de los gobieulOs de Centl'O Amélica ignOlase las tendcncias del Sl Ballio No tiene U malas tendencias, Sr. D. unen– zo Montufar ¿Y qué dirán ahOla de las tendencias de U aquelosl gobielllOS? Dh án que U. tiende sus calumnias co– mo tiende sus ledes el pescador, pala que peje pesca en la ledada No pueden decÍl otla cosa, potque U tuvo la feliz OCU11 encia de invental una calumnia que debía manifestul se pOI si misma

Qnielo hacel a U la g'HlCia de no pasal revista. n todos los dislates que contiene su cUltapelon, pOlque la obla selÍa demasiado lalga, pues no hai un pensamiento ni una flase en él, que deje de contener un desatino POI esto me ceñhé a los que me han chocado lllas Es uno de ellos aquel de que si las calumnias no se fundan en la historia, la verdad puede deducirse de esta Vaya que es una vCldad de Pero Glll110 ¿ Y a qué viene esto? A que habiendo tenido U la ocnllencia de qUCler sacal de la histolia de épOCllS pasadas la veldad de una calumnia levantada lecientemente, se le dijo que esta ela glande tontelia, porque la histolÍa sh ve para conselval la memOlia de los sucesos pasados, pela no pllJa atestiguar falsas suposiciones sable hechos que no han ocn;. nido. Y pala esto nos viene U citando ahora al conde de Segl1l, al Nuevo Testamento y la histolÍa fabulosa del conde D Julian, en que no Clee ningun buen crítico español, como si en alguno de estos libIOS se encontrase el disparate que U diio ¿ POI qué no nos citó U. el Alearan, el Talmud, el Zend-Avesta, y otras mil OblllS que no vinielan al caso, pala dalnos a sabel que conocia los títulos de aquellos liblOS? Cuánto mejol no habria sido que en vez de apoyar en la histolia su Ílesca calumnia, la hubiese delivado de la astro·

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