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« Previous Page Table of Contents Next Page »eí mejor de todos no deja de pecar siete veces al dia, como lo dijo del justo el que todo lo sabe Así, pues, si V no ha pecado sino calumniado al plójimo seis veces al dia, no solo puede tenerse por mui buen clistiano, sino por el mas justo individuo de toda la clistiandad.
Despues de esto dhé a V que toda la challa que con– ticne la conteslacion de V. sobre nobles y plebeyos, no viene al caso de nuestl a cuestion, pOlque nadie ha dicho a V. lo contlario de lo que U sienta Solo dhé a V que del catá– logo de nobles que V cita, que han sido libClales, hubiera estado mejOl que V. hubiCla omitido al duque de Orleans, l"elípe Egalité, y al conde de Mhabeau, porque la histOlia no nos dá la mejol' idéa de la bondad de aquel libelalismo. Esto manifiesta que U. sabe los nombles de las pelsonas que nadie ignora; pero que no pasan de ahí sus conocimien– tos histólÍcos Mas quien ha dicho a V., S r don Lorenzo, que los nobles no pueden sel libelales? ¿ Quien le ha dicho a LJ que sus parientes no lo han sido? POI el contralio, lo que se lee en el folleto a que V contesta, está manifestan– do Jo inacional de la obselvacion de V.: allí se hace justicia al Ilatl iolismo de la familia de U., y se refiele el fusila– miento del marques de Selva Alegre pOI habel sido patriota U debia saber que el libClalismo es lo opuesto al egoismo, )' que no hai libeHllismo sin patliotismo No se puede llamar liLelal ni patliota al egoista, pOlque este no tiene otro amor que el de si mismo. ¿ Piensa U que puede haber homble mas libetal que el que da su vida por la patlia? ¿ Piensa V.
que melece el nomble de patliota, ni el de libelal, aquel que anada a caza de empleos, sÍl viendo a los enemigos de su patlia, y empleando pala conseguir estos empleos las ca– lumnias mas viles y mas atloces? No será U. noble, pues que no quiele sello ni palecel1o, y peltenecelá V. a la infi– ma cIase de la sociedad. Enbe gustos no hai disputa; pelO no pOl lenunciar V. a todo lo que es noble, podlá llamalse patlÍota ni libelal, sino egoista consumado Son liberales cieltamente los que quielen que haya libeltad pala opinar, palll hablal, pala escribh, para leunirse a discutir las cues– tiones políticas; pero aquellos que no tolelan que los del opuesto pal tido opinen hablen, escriban ni se reunan para diseutü, son tim libelales como don Gelaldo Bauios y don Juan Mala, y los demas déspotas que ha pioducido la Amé– lÍea espp.iiola PelO esta es la libelalidad de los plincipios de U Contla esta libelalidad es conba la que yo he decla– mado de cualcnta años a esta parte, y POI eso se me ha \la– mado retlógrado, y aristóclata, y monalquista Pela digan lo que quielan los que no saben lo que dicen; y aunque V
me llame realista PUlO, o lealista cigarlO, y aunque V. le– vante el grito de su indignacion hasta los cielos, le dh é que hai mas liberalidad hoi en la monalquía española, que en la democlátiea lepública del Salvador y en abas muchas de las lepúblicas amelÍcanas
Yo, que me tengo por mas libelal que cuantos se jactan de sello sin conocel en qué consiste la libelalidad, lo he sido desde lalgo tiempo; es decÍl, desde mas de cuarenta años a esta palte, y desde entonces no he cesado de combatÍl el falso libelalismo, atacándolo a cara descubiel ta, y tIatando de hacel conocer >1 nuesbos pueblos la falsedad de sus embau– eadOles. Si V quiele deehme el año en que nació, le ple– sen\alé a V esclÍtos míos en que podlá U ver, que antes que pudiese V habelse hecho demagogo, combatia yo esta maldita peste que hacia sus eshagos en la América españo– la Ahola mismo no me ocupa de otra cosa He tenido siemple por la mas baja y la mas vil de todas las acciones la de tI atar de engañar a los hombles, pletendiendo hacelles el eel que sus intCl eses son los del SÓl dido egoismo de los demagogos, de aquellas sanguijuelas que salen del cieno de las nuciones a alimenüllse de la sangle de los crédulos. Para mi es menos malo el titano que se hace tal descubielta y francamente, que el hipóClita demagogo, que fingiendo de– fendel los intelesados del pueblo, no hace mas que engañar– lo pala· donlinarlo En este hipóclita encuenbo Un vil y bajo egoista: en el abo halIo otlo egoista con cierto rasgo de grandeza que le da su mismo descaro. En el tÍlano flanco
y descubiel to .podemos hallar un hombre que bata a sus semejantes sih doblez y sin falsedad, pues les dice: "quiero llIandaros porque tengo la fuerza y la inteligencia de que
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vosotros cal eceis para resistir a mi voluntad, y les dice en esto una veldad evidente En el demagogo no podemos ver sino un cabal de y miselable egoista, que no halIa en su ba– jeza abo medio de dominar a sus conciudadanos sino enga– ñándolos, haciendo lo que el lobo que vistió la piel de oveja para inboducÍlse en el rebaño y deValado Yo soi pues le– tl ógrado, pOlque sigo el ejemplo de Focion, de aquel célebre ateniense que meleció el lnombre de hombre de bin, pOlque en todas sus alengas dijo al pueblo la veldad, y jamas le li– songeó baja y cobardemente; y en verdad que merezco el nombre de letlóglado, pOlque en vez de imitar a los dema– gogos del l)resente siglo, prefiero seguh las h\\ellas del hum– ble de bien que vivió mas ha de dos mil doscientos años Palece qué no es poco letlOgladal', cieltamente; y palece también que en habel tomado por mi modelo a aquel viejísi– mo lepublicano, que procedió de ·mui humildes padles, no he manifestado una ciega plefelencia a la nobleza hereditaria sable la clase media, ni la ínfima.
En cuanto a la noticia que V nos da de que los nobles pertenecen al pueblo, como los plebeyos, no puedo menos de dal a U las &lacias pOI babel se dignado comunicamos este nuevo descublimiento. Yo habia Cl eido hasta hoi que los nobles caían de las nubes y venian sable la tiena como los llleólitos. pelteneciendo a la meteorología PelO algo de plO– vecho debia V habel sacado de su viaje a Inglatel'l'a, aun– que no fueGe mas que habel leído lo que dijo lord Del by en Livelpool sobre que de la clase media se han elevado Sir Ro– bert Peel y atlas ¿ Con que eso ha sucedido en Inglaterra en estos últimos tiempos? ¡Vaya que es malavilloso lo que vemos en nuesbos dias! En liuesbos días vemos, pues, que sncede lo que ha sucedido desde que el mundo es mundo El plimer lei que hubo, y el primel duque, y el plimer mar– ques, y el plimer conde ¿de donde le palece a U que pu– dieron salh, señal don LOlenzo Montnfar? Y la alta clase,
y la media, y todas cuantas V quiela concebir, ¿ pueden tener su origen de otra clase que la de la comun? ¡Vaya que es V un homble que ha sacado mucho plovecho de sus estudios históricos No se dhá ya que el general Bauios em– pleó mal el dinero de la 1 epública enviando a V a hacer tan útiles descu\)l imientos U ha dejado mui atras a todos los políticos, a todos los historiadoles y a todos los diplo– máticos que han existido sable la tiella, y que hoi existen de– bajo de ella Pela de un proglesista como V. ¿ podían es– pel alse menos asombrosos plOgresos en las eiencias? V. sellí de hoi en adelante llamado el Fenix de los sabios, que para conservalse tiene que lenacel de sus l)lopias cenizas; uanque es de suponelse que no tendlá V el mal gusto de hacelse quemal vivo paltl que su pab;a conselVe la gloria de tener Un pajallaco etelllO como aquel de la fábula
Se qneja V de que no se contestó a sus aselciones en el folleto impleso en Guatemala y leimpleso en Nueva YOlk, y de que no habiendo encontrado razones que oponer al es– crito (de U) se ha querido por lo menos tener el placer de
ultll~ial al esclÍtor. ¿ Con que V no tiene por lazones las contenidas en las tleinta páginas de aquel foneto, comenzan– do desde el fin de la cualta hasta la 34; de las que consta, que todo lo que V ha dicho y esclÍto es una pura falsedad,
y que lo que había publicado el Monitor universal de PalÍs Cla veldad evidente Entre aquellas páginas se hallan los do– cmnentos que plueban que su patrón de U, BallÍos, plOvoeó la gueua, c hizo im1tiles los esfuerzos de los minisbos de los Estados Unidos en Guatemala y en El Salvador pala COl tal' aquellas desavenencias; viéndose mui claramente por el testimonio de MI Patl idge que la leconciliacion la hizo imposible la impolítica y la animosidad iuacional del gene– lal Barlios Se prueba que V faltó a la vedad en lo que escl'ibió SObl e este, como sobre todo lo demas.
V concluye su calta o caltapelon diciendo: que calumnio al general Ballios habiendolo incensado ayer, pero sin pun– tualizar nhlgun hecho. Esas incensaciones yo no sé donde las ha visto u olido U; pela no hablán sido pOl la levolu– cion que aquel señor hizo al plesidente Campo, ni por la que velificó después contIa el pl'esidente Santin del Castillo, ni pOl no habeu;e conducido como debíl;\ auxiliando a los nica– lagÜenses contra Walker, ni pOl haber haber administlado el podel que usurpó con una arbitl.aliedad escandalosa, ni
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