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todo el espíritu de su política, y por esto la copiaremos aquí Dice así: "El Rey se halla con noticias positivas "del uso que se hace en esos Reinos de la lana de vi· "cuña, especialmente en la capital de Lima, en donde se "emplea en las fábricas de sombreros, que se han esta· "blecido en efla, contlaviniendo a /0 dispuesto por las "'eyes, y en glave peliuicio de las fábricas de España. "En esta inteligencia me manda S. M. prevenir a V. E. "muy estrechamente, que sin expresar esta contraven· "cion, sino solo el justo motivo, de que dicha lana se "necesita toda para surtir las reales fábricas de la pe– "nínsula, tome las providencias que juzgue mas precisas, "a fin de que cuanta lana de vicuña se adquiere y co– "secha en las provincias de ese Vireinato se compre de "cuenta de S M. a los precios corrientes y lo mismo "se egecutará con todas las partidas de dicha lana, que "llegaren como propias de particulares a la Aduana de "esa ciudad, tomándola por costo y costas, &c."* En tiempo de este mismo Ministro fue cuando los Americanos se vieron mas despreciados del Gobierno español, sin poder conseguir que se les emplease, segun sus mél itos y aptitudes, en las carreras en que anterior– mente habian sido ocupados; y se llevó a tal punto Jo enemistad de la Metrópoli con sus colonias de América, que formó el Señor Galvez el proyecto de recoger todas aquellas histol íos, en donde se contenían los hechos que

fundaban el derecho esCrito de los Americanos a la con– sideracion del Rey de España. Se mandMon recoger las oblOS del Obispo Casas, de Garcilaso, y Robertson, a pesar de que estos dos últimos histol iadores acreditaron mas bien una preocupacion en favor de la España, que una filosofía conveniente al ministerio que quisieron desempeñar Pero como la empresa del Visir español era ¡nverificable ya, por hallarse el mundo lleno de co– pias de las obras que él condenaba al olvido, quedaron sin efecto sus torpes diligencias t

No debemos ver como menos hostiles las prohibi– ciones que existieron desde el principio de la conquista, para que pudieran establecerse en América los extran– geros, condenando a muerte y perdimíento de bienes a todos aquellos Americanos que tratasen con estos hom– bres proscriptos,§ ni podio ser mas absurda la política que impedía el establecimiento de los mismos Españoles en unas tierras despobladas, que segun ellos, les perte– necian, y que segun todos los principios de buena polí· tica debían repoblarse, despues de la destruccion ho– rrenda que causó la conquista *

Seria escusado detenernos en el examen de cada una de las leyes, que se hicieron por los Reyes de Es– paña en favol de los Indios, cuando mil plumas erudi– tas han demostrado hasta la evidencia, que en todas estas disposiciones de los tiranos, no se encuentra mas humanidad, ni mas justicia, que la que convenio usar hip6critamente en el texto de las leyes, para coloriar con palabras estudiadas lo feo de la esencia de las cosas, gue se mandaban observar Así a título de pro– teccion se entlegaban los Indios al arbitlÍo de unos amos, que ejercían sobre los miserables protegidos el poder mas arbitrario. A título de proteccion se inhabilitaba

a los infelices Indios para que pudiesen poseer algunos bienes, para que pudiesen contratar, para que pudiesen defenderse, y para que pudiesen salir de la situacion mas deplorable, en que jamas se vieron los hombres sobre la tierra A título de proteccíon, en fin, se permi– tía por el Administrador Supremo de la tiranía de Es– paña, que se egerciese sobre los Indios en América otra tiranía, lanto mas terrible, cuanto era egercida por mu-chos tiranos subalternos .

Este es el cuadro de los aglavios, que ha hecho la España con sus leyes coloniales, a la humanidad, a la justicia, yola razono Estos son los motivos que la América ha tenido para sacudir un yugo que afrentaria al pueblo menos sensible del universo: estos son, en fin, los atentados con que la tiranía española ha hecho nacer un odio tal en el corazon de todo Americano, que pri– mero se destruirá segunda vez toda la poblacion del nuevo mundo, que volver a la antigua servidumbre Decidan los hombres justos de la tierra, si ha habido ¡amas en pueblo alguno, mayor sufrimiento que el nues–

Extracto de la Carta Crítica, escrita por D. Francisco ¡turri, natural del Paraguay, e impresa en Madrid el año de 1797, sobre la Historia de América de

D. Jurm Bautista Muño%.

Despues de haber probado este erudito Americano, que Muñoz no liene crítica alguna, y que copió sin dis– cernimiento a Paw y Robertson, precisamente en lo que estos escritores mas erraron, se detiene en convencelle, de que hizo muy mal eh asegurar, que los Indios com– ponían Jo nacion mas indo/ente, aniñada, y distante de

la dignidad del hombre, de cuantCls se habian visto en el antiguo mundo.

Cita a Campomanes en su industria popular, que testifica haber visto en el gabinete de historia natural de Madrid una coleccion de vasos, ídolos y utensilios peruanos, del tiempo de los Incas, que compiten con las antigüedades egipcias y truscas Para despues a manifestOl la opinion que los Mohedanos formalon de la cultura megicana y peruana, citando varios pasages de la historia literaria de aquellos sabios, en donde ter– minantemen1e decidieron, que Mégico y el Perú eran unos paises mas cultos, cuando fueron alla los Españoles, que lo que era España, cuando vinieron a ella los Feni– cios: que las orles y /a política de los Peruanos y Me– giccmos excedía mucho a lo que constaba de los Espa– ñoles en aquellos tiempos; y que no temlan por esto tlsegulor, que los Españoles eran mas incultos respecto de los Fenicios, que los Americanos respecto de los mis– mos Españoles, y que la mayor cultura del Perú y Mégi– co estaba bien probada con el establecimiento de sus dos grandes imperios.

Expone en seguida lo que el sabio Mayans y Sisear escl ibió al Duque de Sotomayor, cuando le di6 noticia de la historia del Imperio Megicano, compuesto por Boturini, apoyando a este docto historiador, que hace ver, que los Americanos estuvieron tan bien instruidos en las ciencias naturales, como cualquiera de las otras naciones de la gentilidad Reconviene despues de esto a Muñoz por la ligere:z:a con que se atreve a fallar sobre la cultul a de unos países, que desconoce enteramente, y

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