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libre del mayor peligro, con todos los soldados y oficia· les, que quedaban útiles, aunque los mas se hallasen heridos Así se salvaron cerca de doscientos valientes

chilenos, que hubieran hallado la muerte en la rendi. cion, bajo las órdenes de otro gefe, menos hábil y me· nos animoso que O'Higgins Los realistas, entre tanto, no encontrándose en disposicion de perseguir a aquel corto número de hombles resueltos, los dejó continuar su marcha en busca del euerpo plincipal del egército patl iota, que debía estar a pocas leguas de Rancahua, en el camino de la capital

¿Cuál seria la sorpresa de O'Higgins, cuando por ninguna parte divisaba aquel cuerpo de egército, y cuando solo iba encontrando noticias por el camino, de que el general en gefe se había retirado a la capital, para disponer su abandono al enemigo? L1eg6 al fin con los restos salvados de Rancahua a la ciudad de Santiago, en donde reinaban el mayor desorden, la con– fusión mas espantosa, el terror mas pánico, y la mas completa disolución los Carrera solo se ocupaban en el saqueo de sus compatriotas, para ir a disfrutar a otros

climas del fruto de sus tiranías Rodeados de soldados, disponían ellos mismos los convoyes de dinero, de barras de plata, de joyas, así del servicio público, como del culto divino; pero sin la serenidad, que les convenia tener, ni sabian formar un plan racional para salvar aquellas riquezas, ni hacia n otla cosa, que dar 6rdenes y contla6rdenes, hasta que perdieron con' esta irresolu– ción la mayol parte de sus convoyes.

En este estado, perdida la opinion del pueblo, abandonada de todo punto la disciplina militar, y desam– paradas las casas de la Capital por sus habitntes, que solo pensban en emigrar de su patria, O'Higgins, sin mando y sin autoridad, tom6 el partido de seguir a los demos, esperando en el cambio de los tiempos, mejor oportunidad para volver a servir a su desgraciada patria Pobre, y COlgado con el peso de toda su familia, vivió en Buenos Ayres cerca de dos años, sin aspirar a cosa alguna, mientras los COlleras disfrutaban de lo que Sa– ql,Jearon en Chile, en la mejor armonía y amistad con aquel gobierno, que por entonces no se componía de hombres mejores que ellos. Alvear, Larrea, Viana, y Hel rera, se habian usurpado la autoridad de aquellas provincias, y los gobernaban del mismo modo que los Carreras habian gobernado o Chile. Así no podía me· nos de haber simpatía y amistad entle sugetos tan pare– cidos Pero cayejon de sus respectivos empleos estos otros tiranos, y con ellos cayeron sus amigos del predi– camento en que estaban

Con el nuevo orden de cosas, que se estableció en Buenos Ayres, se resolvió emprender la libertad de Chile, con un egército que se confi6 a la conducta del general San Martin; y conociendo el crédito, y el influjo de O'Higgins en su patria, se le propuso tomar el servicio que correspondía o su grado en aquella empresa Este no podía rehusar un cargo, que tanto le Iisongeaba, principalmente cuando no lo había solicitado, y cuando estaba dispuesto a defender la causa de Chile en clase de soldado Así, recibiendo el título de Brigadier Ge– neral de las Plovincias Unidas, fue a leunirse con San Martin o Mendoza¡ y desde que los Chilenos supieron esta reunión, no hicieron mas que prepararse para con– tribuir todos, del modo que tes era posible, af buen éxi· to del egército libertador.

San Martin había manejado de tal modo las cosas, que el Capitán General de Chile, D, Francisco Marc6

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del Pont, se vió obligado a 'dividir sus fuerzas, temien. do la invasión por varios puntos, muy distantes unos de atlas; y al mismo tiempo que atravesaba el egér. cito los intransitables Andes, rompió Ja ;nsunección in– tel ior de Chile por los ángulos mas opuestos de aquel país Los Chilenos en aquellos dos años, habían sufrido demasiados insultos, para ro haber llenado sus pechos

de venganza y de furor Cuanto expuso al Rey el Oidor de Limo, Vidaurre, es un bosque¡o imperfecto de lo que Chile sufl ió durante su triste cautiverio. Por tanto, ha. liándose Marcó del Pont en la precisión de dividil sus fuerzas, para atender con ellas a todas partes, San Martin pudo atravesar la cordillera por el camino mas corto que podio emprender, y despues de algunas cortas acciones, que se le plesentaron a sus pequeñas divisio. nes en los desfiladoreos de aquella serranía, y en los valles inmediatos, llegó con todas sus fuerzas, que no pasaban de tles mil hombres, a la cuesta de Chacabuco, en donde esperaron a pie firme los enemigos de Chile a los libertadores

El General Son Mattin dividió entonces su egército en tres euerpos; el uno al mando de Brigadier Soler, que debia marchOl por un camino excusado, con el ob· jeto de atacar al enemigo por un flanco para envolverlo; el otro al mando de O'Higgins, que debia marchar de f.ente, y no empeñar la accion hasta que Soler estuviese en disposícion de obrar segun el plan convinado; el último, y el menos considerable, el que se reservó el general en gefe, para ocurrir con él donde lo pidiese el caso Mas cOlno el cuerpo conducido por Soler tarda· se en egecutOl lo que debia, por mas tiempo del que se habia calculado, ya fuese por efecto del mal camino que tenía, ya por otras lazones, que no conviene a este lugar su investigacion; y como por otra parte, al llegar O'Higgins al frente del enemigo, conociese por sus respectivas posiciones, que se peldería mucho si se (e daba tiempo para tomar otra, no cleyó conveniente arriesgar el éxito de la empresa por huir del compromiso, en que le ponia la inflaccion de las 6rdenes que llevaba Atac6 al enemigo, lo desordel")6, lo puso en fuga, y

entonces, ya no tubieron los demos cuerpos que hacer, sino completar la victoria; perseguir fugitivos, hacer pri. sioneros, y marchar velozmente sobre la capital, para no dar tiempo a Marcó, de reunir nuevas tropas para defenderse

Con este golpe quedó Chile libre de lo opresión española; y O'Higgins, elegido despues Director Su– plemo de aquel Estado, por los sufragios de sus compa– triotas, tomó todas las medidas convenientes para ase· gUiar la libertad de su patria El enemigo solo había podido conservar un punto en todo aquel país, pero tan bien fortificado, que era muy difícil arrojarlo de allí Este punto era el puerto de Tolcahuano, que mantenien·

do su comunicación con Lima, recibía frecuentemente lefuerzos del Virey Por esto se vio obligado a ir él mismo a desaloiar al enemigo de aquel punto, habiendo consultado de antemano la voluntad de los pueblos sobre si había de declararse, o no, la independencia de Chile inmediatamente El resultado de esto consul– ta fue, que no hubo un solo voto contrario a lo decla– ración; pero la empresa sobre Talcahuano, no tuvo todo el suceso que se esperaba, porque el Virey de Lima, envió mas refuerzos, que los que en Chile se creía posi ble que viniesen de aquella parte Mas como entonces causalmente acababa de recibir Pezuelo dos mi! hom bres de España, para el egército del Perú, y como este

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