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en el gobierno Esta desercion se verificó en parte, }' se hubiera consumado, si O'Higgins no la corta, obli· gando a sus autores a salir prontamente de la Ciudad de Concepción, en donde se hallaba el mayor número de las tropas ,

Apenas habia este general puesto algun orden en el egército, cuando el enemigo, temiendo su incremento, le atacó con todas sus fuerzas, que eran muy superiores, en un lugar llamado el Quito, a corta distancia del Membrillar, en donde se hallaba una division mandada por el General Mackenna; pero la victoria no podia abandonar a Jos Chilenos, hallándose a su cabeza el segundo Lautaro Así fue, que convencido el general Español, Gainza, de la imposibilidad de vencer en aquella PlOvincia, fOlmó el acertado plan de marchar con la maYal celeridad sobre la capital, en donde no habia la menor fuerza que oponerle; dejando a su espalda las fuerzas de Chile, que no le podian seguir por hallO/se desprovistas de caballería, Y de todo lo demas que era necesario En efecto, Gainza logró po· sClr el Maule, y hubiera conseguido ocupar la copital, si contra lo que él creia imposible, no hubiese visto que O'Higgins, reunido con Mackenna, le seguían muy de cerca, igualando con sus marchas de iniantería a las de la caballería real

Por esta circunstancia creyó el general español que le convenia mas disputar al chileno el paso del Maule, Y asi acampó en la orilla bOleal de este do anchísimo, cuando O'Higgins llegó a la ribera austral. Pela ape– nas se habia formado el campamento chileno a vista del enemigo, Y al mismo punto de ponerse el sol, cuan· do se dieron las providencias para pasar el rio por un lugar peligrosísimo, que distaba de allí cosa de tres leguas; y dejando los fuegos encendidos, las carpas armadas, y las centinelas I egulares del campamento, marchó el egército con el mas profundo silencio; pasó el 1 io por donde meditaba hacerlo, Y venciendo los obstáwlos naturales, y los que el mismo enemigo habia añadido, hizo inutil la defensa preparada en el paso, y desconcertó enteramente los planes del general Gainza. iCuan cierto es, que vale mas un buen gefe, que un buen egército! Este sabl á siempre hacer bueno a aquel, cuando aquel jamas hará bueno a un gefe malo He aquí una victoria, sin el costo de una gota de sangre, sin el gasto de un cartucho, y con solo el empleo de un ardid opor– tunamente discur¡ ido, y con exacto conocimiento egecu– todo

Después de este suceso, el enemigo tentó la fortuna dos ocasiones, a pesar de que confiaba poco en el mayor númelo de sus soldados; pero habiendo sido siempre batido, desesperó enteramente, y se encenó en la ciudad de Tolca, esperando recibir nuevos refuerzos de Lima, y levantar otros cuerpos en la provincia de Concepción, cuya entera posesión tenia por entonces Mas como se hallase en aquella épOCCi con el gobierno supremo el Director D flancisco LastlCl, y como este apreciable sugeto fuese inclinado a la paz, se dejó persuadir por el Capitán de la Marina Real Británica, Mr James Hillyar, de la facilidad de terminar aquella guerra, por medio de unos trotados, que el Virey de Lima, segun Hillyar decia, estaba planto a hacer con los Chilenos, pOI medio del General Gainza

Esta tlansacion de la guerra, no solo era deseada

por LastlCl, sino por la mayor parte de los habitantes de Chile, que solo aprobaban el empleo de las armas, como el único medio de conseguir la paz, Y la justicia que se

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defendia Los Generales O'Higgins y Mackenno conll_ cian el riesgo que se con ia en la confianza de un enemi_ go, que tenia por principio de su política, que todos los medios de vencer a los insurgentes son lícitos con tal quo sean suficiontes. Tampoco faltaban otros indivi. duos que temiesen a los tratados propuestos, mas que a los refuerzos que Gainza esperaba de Lima; pela es– tos er an pocos para contrarrestar a la opinión del mayor número; y luego veremos, cerno en las cosas maS arduas, no son los mas, los que aciertan con lo que conviene Entle tanto, solo diremos que O'Higgins se sometió a la resolución del Gobierno, con aquella ciega deferencia, que siempre debe mostrar el hombre a quien se le ha confiado la fuerza de su patl ia El manifestó en esta ocasion, como en otras muchas, que su propia opinion era el sacrificio menos cos10so que se podio exigir ele su patr iotismo, y de sus demos virtudes sociales El Gobier no le autorizó entonces para que de acuer– du con el General Mackenna, celebrasen los tratados pi opuestos pOI Hil\yal con el Gefe del egército real. El

mismo Hil/yar concurrió al lugar en donde se habian de tener las conferencias; llevó las cartas, ú ordenes del Virey de Lima, en que autorizaba a Gainza para el efecto, y presenció los hechos mas claros e inequivoca– bIes, que probarán siempre la buena fé que animaba a los Chilenos, y el doblez de los Gefes españoles Los il alados se concluyeron muy pron10, tanto porque los OItíw/os plOpuestos por el Gobierno de Chile eran justí– simas a toda luz, cuanto porque el enemigo en nada pensaba menos, que en cumplir lo que se estipulara, fuese lo que fuese Constaban de diez y seis capítulos, de los cuales copiamos íntegramente el primero, por el que se debe venir en conocimiento de la naturaleza de los demos; y dice así:

Se ofrece Chile CI remitir diputados, con plenos po– deres e instrucciones, usando de los derechos impres– criptibles que le competen como parte integrante de la monarquía española, para sancionar en las Cortes la cOllstitucion que estas han formado, despues que las mismos Corles oigan a sus presenles; y se compromete

el obedecer lo que entonces se determinase, reconocien· do, como ha reconocido, por su monarca al Señor D. Fer– nando Séptimo, y la (lu~oridad de la Regencia, por quien se ~~probó la Juntu de Chile; manteniéndose entre tanto el gobierno il1terior con todo su poder y facultades, y

01 libre comercio con todas las naciones aliadas y neu– twles, y especialmente con la Gran Bretaña, a quien debe Españo, clesplJes del favor de Dios, y su valor y

constancia, la existencia política.

El General Gainza, por su parte, se obligó a eva· cuar a Talco, a las treinta halas de hacerle saber la ratificación del Director Suplemo, y dejar todo el país en libertad, reembalcándose con sus tropas, dentro de un mes de la fecha de la ratificación Todo parecia per– fectamente combinado y digel ido a satisfaccion de los intereses de ambas pOI tes Se señalaron los rehenes que se debian dOl por unos y otros, y llegó a tal punto la generosidad de O'Higgins, que, porque no quedase sin efecto la intención de su gobierno, se ofreció el mismo a quedar en poder del enemigo, en calidad de rehen, hasta que Chile hubiese cumplido (o que le correspon– dio Esto consta del artículo 11 de los tratados; pero a esta generosidad del Genel al Chileno, se siguió la eJel Gobierno y pueblo de ChiJe, que se negaron a la ratificacion, hasta que se Ilubiese allanado el general Gainza a tomar otro cualquier sugeto en lugar de este,

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