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acaba de mostl'ar a la luz del mundo, su absoluta inca lJacidad moral para regir los destinos de una Naci(m que aspÍl'a, con el derecho de todas las naciones, a UI1

puesto en el 1'01 de los países cultos del globo. Faeton queriendo ígualar a su padre, pidióle un día su cano de fuego, y no sabiendo) ni pudiendo dirigirle, incendia la Tierl'a, Y herido por el olímpico ra~o vengador, hún. dese, en merecida fatalidad, en las Silentes aguas del Eridano.

La enseña de la libertad flameando con el rojo encendido de la llama o de la sangre humana, es el más insultante contrasentido de la civilización. Las tI'adiciones populares llenas de profunda significación algunos nombres y algunas cosas, El rojo, ~ara la sangre; el blanco, para la paz; el azul, para la ltbertad, Sintetizando, nos l'eferimos al conservatismo y al libel'alismo universal como a los dos polos opuestos cn

los que l'ueda el eje de la política de las naciones re, publicanas. En Nicaragna, estos nombr~s no ~nath'an

ni a uno ni a otro partido, Lo hemos ViSto aSl con el partido liberal. Veámoslo ahora con el partido de opo· sición

El partido conservador procl~m.~ el derecho ~e r~u.

nión pacífica, y de libertad de oplnlon y (le conCienCia,

y se llama conservador. .

Proclama la soberanía del pueblo; prohibe la ley que daña a: la sociedad, y promulg~ l~ que ~e ~s .lÍ,tit;

l'Cconoce Y respeta las libertades pubhcas e mdlvldua· les, así como el derecho de resistencia a la opresión, y se llama conservador. . Proclama la igualdad ante la ley, mee que la VIO– lencia al individuo es la violencia a la sociedad, cOJnO la hostilidad a una nación, es la tiranía univel'sal, y dá al despotismo el estigma del crimen de lesa civiliza. ción, y se llama conservador.

PlOclama, en suma, todos los derechos del hombre, según el espíritu liberal de los filósofos enciclopedis· tas del siglo xvrn, y se llama conservador,

Hay, pues, más que un error, hay una ironía de nombres. Ni el partido conservatlor ni el partido libe· l'al nicaragüense, responden a la significación que en tJ'añan estos nombres en todos los países del mUll/lo, Rebauticémolos. Llámese republicano el partido con servador, y por contraposición, así como por sus alar· des de arranque, lIámase democl'ático, el partido libe· l'a1. Estaremos así en lo justo, siquiera por el exh'a– ñamicnto del absurdo.

- "A 111 ~QC] TEODORO E. HOCKE

Permitid que cediendo a las sugestiones del color, me atreva a detener por un breve momento, con la pa– labra y el gesto de la eterna despedida, a ese féretro que encierra los despojos de una personalidad distin· guida que ha cesado de ser -por golpe súbito de la mucrte,- lo que fue siempre en el curso de la vida: Un elemento irreprochable de significación social, un ele· mento eficaz de cultura y de progreso, un elemento de valía positiva en las relaciones, ya raras, de la buena y

leal amistad, que ahora conducimos tristemente a su úl. tima morada terrenal.

Ayer no más, en las tempranas llOras del día, vímos vivir a don Teodoro E. Hocke, las actividades de su vi· da industriosa, y un instante después -en el ·pleno des.

ampal"O de la vía pública, le sorprende y le abate el rayo implacable de la muerte, que ha cubiel to de luto muchos COl'azones y de tl'isteza el ánimo de la sociedad capitalina en la que vívió estimado de todos y con la mejor buena voluntad para todos.

Hace muy poco que a este mismo sitio venimos pa. l'a acompañal' los restos mortales de un caballero inol. vidable, de notoria semejanza con el se'ñor Hocke, en la alteza de sus melecimientos pelsonales, semejanza en la eficacia de su lal'ga labor constructiva, semejanza también hasta en las tlístes condiciones de su ocaso y de su fin -don Julio Wíest-, su amigo y compañero t!n las aulas universitarias de Alemania, en el ejercicio profesionai de la Ingeniería Civil en los Estados Uni· dos, y luego en Nicaragua en obras de adelanto de to_ dos conocidas, que habrán de perpetuar su recuerdo en el aprecio de los nicaragüenses, amigo y compañero al que ahora le toca seguir tan inesperadamente y tan de cerca, en ese triste viaje al t1avés de las sombras, que no tiene retorno. Juntos llegaron a Nicaragua llama· dos por el Gobiel'no del Dr. Cárdenas, y ambos hicie· l'on de este suelo su patria de adopción hasta su muer· te.

Muchos son los sel'vicios y obras de Ingeniería y de Arquitectul'a que pudiera enumerar del señor Ingeniero don Teodoro Hocke: entre ellas, los estudios de vías férreas entre Occidente y Managua, la Penitenciaria, el Palacio Nacional, su Gerencia, en dos ocasiones, del Ferrocarril Nacional, y la localización de! todavia pro_ yectado ferrocarril de San Jorge a San Juan del Sur, en la que me fué muy grato colaborar con él. Fundó su hogar en Nicaragua, y laboró porfiadamente con hombría laudable para adquirir propiedades de arrai. go en el país, como lo hizo con éxito en las zonas ca– fetaleras del Septentrión.

Dijo un filósofo de la antigüedad: "si el piloto so. bel'ano te llama, corre pronto al barco y abandona cuan· to poseas sin volver hacia atrás. Y si eres viejo, no te separes mucho del navío por miedo de que te coja des– prevenido tu llamamiento". Y Don Teodoro cayó, sin ll\ más leve prevención, en la sima de las tinieblas in. sondables, hiriéndonos vivamente en su caída, como en pocos otros casos de esta suerte, con el recuerdo de las lamentaciones aplicables del Santo de Idumea: "¡Como están de contados los cortos días del hombre!' Como una nube que se acaba y se va, Y desciende en el se– PUlCl'O para no subir ya más".

Desde que fue organizada oficialmente la Asocia· ción de Ingenieros y Constructores de la República, ins– titución que cuenta con todos los profesionales diploma. dos y aptos en el país, fue don Teodoro E. Rocke repe. tidamente electo Presidente de ela¡ y al dejar hoy va· cante ese puesto que honró tanto con su experiencia, su bondad y su saber, la Asociación aludida, profunda. damente impresionada con este suceso lamentable, ha puesto una corona de flores expresiva de su cariño y alta estima sobre la caja en que viene durmiendo su sueño eterno, el compañero importante, honorable y

queddo, y me ha hecho el honor de comisionarme pa· ra despedirlo en su nombre, como lo hago sentida, si brevemente, con estas palabras, que al borde de la tumba son todo el corazón; adiós, y paz, a lo perece. dero; salud siempre, Y gloria, a io inmortal en éll Dije.

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