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lITERAlt~A DE l MIJ
IN6. JOSE ANDRES URTECHO
Digno herede¡'o de las vil'tudes de su padl'e, ellnq. José Andl'és Urlecho figUl'Ó en primew línea dentro de la política y la disciplina intelectual del país a lines del siglo pasado y a comienzos del ac· lual.
Gl'aduado de Ingeniero en la Universidad de Pensylvania, gozó de mucho prestigio dUlante a– quel tiempo. Su obra, dispersa en periódicos y fo–
lletos, comprende biografías, disCUlSOS, ensayos li·
\eral'i08, artículos históricos y políticos, prólogos y
aducciones. En la selección que hemos hecho, precedida de una carta sobre él dhigida a su pa– dre, cada de esos géneros va repreBenla~o por lo menos con un texto,
En estilo franco y gentil, tradujo "Los Esbozos de Mr. Hamilton", interesante correspondeRcia de un señor nOl'teamericano Ilamaclo Rober! T Momi!–
ton que, desde San Juan del Sur y nivas, envi('(ba
a Miss Erduim. En ella se hace una chispeante crítica a algunas de nuestras costumbres y vidas de educación y raza, motivo por el cual la repro· ducimos íntegramente, tal como apaledó en 1909. "Estas cartas -escl'ihía un l'edaclOl' de LA l' l.\.RnE–
por sí solas, bastan petra traer celebádad ]ite!'C1i'i~
sobre su autor, a quien conceptuamos como el1cn– los atildado. sapiente, de estilo florido, aqxcrdable· mente sugestivo y un tanto álico", viJ'lucJes t\'ansmi; lidas todas pOI' la exquisitcr tl'Oducción del Ing. Jose Andrés Urtecho.
DR. ISIDRO UQTfCHO
Tercer fmto de la l'ama masculina de su familia, el Dl'. Isidro UI'techo, hcunano de José Anllrés, fué un llistingüido f"nánhopo que hizo época en su ciudad natal: lUvas Médico de pI'ofesióu, también escribía sátiras y al'ticulos vibrantes y pab ióticos con los seu– dónimos de Peb us y Gil BIas Aunque su estilo
Cl a ameno no era tan feliz com{) el de su progenitor y el de SIl 1Ie1l11a110. De su obra, algo escasa si la comparamos a la Ile aquéllos, selec– cionamos cinco de StlS mejores al tículos. Antes, sin Cmbal'go, tl'a11SCI'ibimos algunas IJalabl as ele uno (le sus amigos pI'onllnciallos el día de su entiel'l'o lJUl'a lll'eSentur los J'asgos pl'incipales Ile su pel'sollUlidad, "Una de las mentalidades más vigorosas de aquel suelo -dice del Dr, Ul techo el ciudadano rivellse don José M. HUl'tllllo- que, tanto más ahola que hay cli·
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sís de hombres donde quiera, era lll1a necesidad y UI1
al101l1O en nii ciudad natal. Era un consagl;ado a ia buena lectura de la que sacaba siempre un pal'tldo aclmil'able; leía IJara hacer la digestión (le Jo que es– tudiaba Crítico y 11llmoIista como Malk Twain, el Dl. Ul techo era tempestuoso y el'a m:ís fácil para él hacer una autopsia con la pluma que con la cuchlJla
del cirujano
Su labol' litel'alta queda Ilisgregada en pel'iódicos
y revistas de la ciudad de Rlvas, Recuel'do que en lIna de tantas ocasiones en qne fué Pl'esldente de la República don Adolfo Diaz la piuma convertida en látigo del Dr. Ul'techo lo azotó con unos artículos for– midables titulados Doblan, Otla vez encabezó una manifestación política que salió de la hacienda PRO–
VIDENCIA ¡'ecollÍendo todas las calles de R/vas, ma.
llifcstvcióll que tuvo 1 epercusiones en la plOpi~ ciu– clad ele Managua contra el Presidente Diaz y que fué Ilisuelta POI' el DirectOr 11e Policía de Rlvas al llegar al Melcado Esa fué la última bal'l'icada Ilel tribu– no V recuel do también que lo acompafie personalmen– te en aquella jornarla: ya al lláiaro conservador le venían lnus estrecho las imposiciones y aleteaba fuer_ temente para romper las bal'iI1as de alambre de la
jaula,
En otra ocasión fué comisionado el Dr, UI'techo p01 la sociedad y el pueblo de Rivas para dar la bien– veni<1a ai G1al Moneada. Por motivos de salud, no lo pIHlo hacel pelsonalmente, pero fué leído su dis–
ClIl so 1101' un amigo en el Kioslw tle Rivas, Uay que leel10 pal a vel ios alcances y vuelos de una pluma magistral, <Ígil e iutérllrete fiei de ia gratitUd de aquel 11epm tamento por la obl'as de progreso cI'eadas en aquel suelo pOI' el ex-presidente Moncada Como litro'ato, comD médico como amigo, como excelente padre de familia y eSIJosO, blilIó con l'CS.
plandeciente fulgor la }Jel'sonalidad del DI'. Ul'techo; descenrUeute de un hombre caballeroso, homb!'e (le IJluma y espada, el Gral. Isidro Ul'techo, hererló 11e aquel ilustre val'ón todas sus excelsas virtudes y has– ta el honol' de su propio nOIubre,
Hombre de ilustre prosallia, hel'mano de llafael
y .José Andrés Urtecho, ventajosamente conocidos en el país vel'dade10s exponentes de la cultura e inte– lectualidail de aquel ¡ugal'; su lIluerte constltuye pér– dida il'l"eJlalable Pero, en fin, ha muerto en la mejor 6)Joca: cnanclo hay 1In eclipse total en 10 IlOlítico, ell
lo económico, en lo llllmillistl'ativo, en lo social. m,
eS)líl ¡tu selecto, cabailel'o de grandes causas.. se des· pide quizá de la vida con un gesto de Jnal cada j['ouía, de esa bouía tremenda de sus publicaciones; ahora ha cenado los ojos recostados en la almohalla de la lllnel– te, pal a ser feliz".
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