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« Previous Page Table of Contents Next Page »Volvamos la vista al pasado. la his10ria de ayer. prosente todavia a los ojos de todos. Las emisiones de bien se reproducían de continuo. ¿Era que se agota– ban rápidamente esas emisiones? Ya lo veremos ade. lante. Tomemos solamente los últimos años de 1908 a
1914 alrededor de los cuales se realizó la conversión monetaria y tdes años fue vertiginoso el movimiento de
105 dichos fin. En 1908 ascendió la emisión a $10.000.000
papel. En 1909 a $12.000.000. El Presidente Madriz en
1910 la hizo ascender a 23 o 25000.000 Y en seguida. en los gobiernos subsiguientes se elevó a la espantosa ci· fra de $48.000.000.
Ese rapidez de cuantiosas emisiones. parecen real· mente reclamadas por ne-cesidades del medio circulante agotado en cada edición: pero a ser de este modo. la de– presión del bln no hubiese venido a su lado como la sombra que acompañlll al cuerpo. y así en el primero de esos años indicados atrás. que era depresivo $875%. en el segundo, de ~975% y por fin vino a alcanzar la enor. me de $2.000%. La situación se volvió entonces abru. madora.
¿Pero qué se hacía de tanto papel emitido? La primera emisión. respondió bien a las necesida. des del pBÍs. Comercio, industria. agricultura todas esas fuerzas del PBÍs que parecían extenuadas, se reanima. ron y el medio circulante giró sin tropiezo en todas sus transacciones Si alli hubiera parado esa primera emi· sión del bfn. nada de nulo hubiera tenido el sistema. Se acertó con ella a llenar la capacidad monetaria del país y todo fue viento en popa en mar sereno. El tipo del cambio no sufrió o sufrió muy poca alteración. y
se restableció la corifiam:a en los negocios, mediante la fe en el Gobierno.
Pero liene el sistema visos de espejismo. cantos de sirena. y a su arrullo se va irresistiblemente al abismo. abriendo la primera emisión la puerta a la segunda y
luego a cuantas más se quieran.
Más la primitiva capacidad monetaria no ha cam– biado y la primera emisión de bfn bastaba a llenlU sus necesidades económicas y por consiguiente esa segunda
¿Nada valen las lecciones del pasado? ¿Y las le. yes que prohiben nuevas emisiones del córdoba., nada valen tampoco? ¿Quién las hizo? se pregunta. El Con· greso. se contesta-Pues si las hizo el Congreso. se aña· de. el mismo Cuerpo Soberano puede deshacerlas. Pero en ese juego de hacer y deshacer leyes, tam– bién se hace y se deshace la dignidad de las naciones
y su respetabilidad. La estabilidad de sus institucio_ nes, es la base de su progreso. Si nada hay estable, si todo tiembla a nuestros piés. nada se POdlá construir
y en una palabra. ésto no es nación.
Otra vez la cuestión de emitir más córdobas para remediar urgentes necesidades nacionales. Por alto rue. da una opinión sobre el parlicular. con ciertos aires de favor.
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Tristísima condición es la de periodista en el país. Por conceptuado que sea el periódico. no es. de nin– guna manera. elemen10 de vida para su propietario; Y
bien librado sale éste si aquel cubre sus propios gastos Sobre estos inconvenientes no de tnn poca monta que digamos. vienen los achaques del oficio que hacen el camino del periodista un prolongadisimo via crucis. ¿Qué mueve entonces al hombre se preguntará. a ablaznr tan extraña profesión?
y la generalidad quizá conteste con esia observa. ción: el público más tonl0. tomando la palabra de Fígaro. es el público de Jos periodistas. _ El sentido prá.ctico de la vida juzga con ese
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rio; pero desconoce del todo necesidades del corazón que son en su caso leyes morales tan inflexibles com~
lns leyes de la materia. Así. por ejemplo. entre el opr-¡· mido y el opresor. el corazón se lanza hacia el oprimido contra todas las conveniencias tal vel: de la vida; y en virtud de la misma ley el hombre que quiere. piensa y
siente. so ve arrebatado por esas ideas 'de lJiberlad y
Progreso. eternos ideales que atraen irresistiblemente hacia sí el corazón sensible; y por limitadlsima que sea la esfera de acción en que el hombre gire. quiere efi. cazmente cooperar a la perfección social. siquiera lle. vando un grano de arena al edificio de los siglos. Se ve pues, que no es profesión la del periodista en el país.
Es todo lo contrario: es un sacerdocio; y como tal tiene su martirio.
Mantener tan augustas funciones por nuestra parte. ha sido y es nuestro constante propósito.
No nos importa por esto que entre pasiones políti– cas por un lado, y pasiones lugareñas. tan fuertes Y
mezquinas por otro, nos llamen unos. opositores al Go– bierno. y otros. serviles. vendidos al Gobierno. autori– dades locales o personas poderosas.
Sabemos bien que enue el choque de pasiones en· contradas un juicio sin criterio o un criterio diferente· mente apasionado. nos estrella alternativamente contrn esos escollos: opositores unas veces; servil. cobarde Y
vendido otras.
Pero oíganlo bien nuestros amigos y nuestros ene. migos.
En nuestra calidad de periodista no somos amigos del Gobierno.
Tampoco somos enemigos.
Aplaudimos sus actos si ellos contienen Un bien. Condenamos sus actos si ellos contienen un mal. Aplaudimos con entusillSmo porque es condición del bien.
Condenamos con moderación y criticamos con razón por que tratamos de corregir. no de insultar.
y sobre todo. tengan presente todos a quienes esto concierna; que no nos hemos colocado aqui para ser albañal de podredumbre. ni voceros de intereses baso tardos: que comprendemos bien la lJlta misión de la prensa y jamás la prostiluiremos.
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