Page 81 - RC_1968_01_N88

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aparecer, la ocasión que me presenta el artículo que ocupa ahora mi atención.

Se hablaba una ve~ en Granada. entre algunos jó. venes conservadores. de los fondos de aquella iglesia pa. roquial. ya d:e alguna consideración, como próximos a

A~ANFORARSE. me acuerdo de la expresión, por la irresponsabilidad en que venían cayendo las personas depositarias de aquel dinero, amparadas, sin embargo. por influencias municipales. y nació de allí, mitad en broma, mitad en serio, como es en general nuestro ca rácter, la idea de disputar la elección municipal de la cual se trataba a la sazón: pero habia que proceder con mucha cautela par sorprender al PAPA. que así llama ban. chanceando también, al viejo caudillo, querido sin embargo. de ellos, don Fulgencio Vega: y se logró llegándose hasta el momento de la votación. sin sospe cha algua del viejo zorro coservador. Cuado del seo del partido apareciera los primeros votos de oposición. que resonaron en los oídos de todos como una descarga de artillería. la sorpresa y la cólera se pintaron en el rostro del caudillo, y airado preguntó: ¿quién encabeza esta oposición? ¡El pueblo! gritó una voz ahuecada y

escondida. ¿Y cómo se llama esa oposición? ¡La mono taña!, gritó otro zumbón. con la misma voz escondida. Pero como se vé, todo proced6a, más bien de un espío ritu jocoso, que serio.

No recUerdo si se ganó o no la elección; pero de aquí. el nombre de LA MONTAÑA. que se aplicó des– pués a un partido imaginario, y el de iglesiero tamo bién.

El partido de la Montaña, por más que pudiera hala. gar la vanidad, no ha existido. Los jóvenes a que se re fel'Ía, nunca pretendieron ser entidad polí:lica: eran unos cuatro, de familia, unos. y otros, amigos íntimos de la familia. a quien Guzmán apreciaba. y se complacía en su sociedad. y les hacía el honor de discutir con ellos algu nas veces, cuestiones poUíicas o administrativas, opinio nes que seguía o no. según su criterio padicular. Y la mejol prueba de que jamás pretendió ese círculo la idea de pariído. es el Ministerio de don An·

selmo H. Rivas en la administración Guzmán. ministe– rio iniciado por ese círculo de jóvenes. combatido re– ciamenie. aún por muchos de los mismos conservado. res. que creyendo a don Anselmo muy apasionado con– tra Martínez. juzgaban imprudente elevarlo a ese pues– to. pero más reciamente sostenido por el generoso im– pulso de la juventud, por el cariño tie Enrique GUZmán a su maestro por la apasionada amistad de Arellano. y

en oíros. porque había en don Anselmo algo que atraia fuertemente el talento. el esfuerzo del hombre que se levanta de la nada y figura en primera escala en el es– cenario público, fuera de muchas razones políticas en su favor y todo eso bien sentido y bien expresado de– cidió la victoria del candidato del pretendido partido de la Montaña: y aunque nada más que eso hubiera hecho en su vida ese grupo de jóvenes. eso sólo debía bastar en los conservadores para absolver a aquellos de la acu– sación absurda de querer formar por separado un par– tido político, dividiendo las filas ~onservadoras.

Que hubo violencia en la elección de GUl'-mán es cosa de todos sabida, y algo más que en otras partes, aquí en esta ciudad, y no Por impopularidad, propia.

mente. del candidato, sino por motivo que paso a ex. plicat-.

Compromisos políticos de esos que se hacen tan frecuentemente en la América Central con la mana

i~quierda. para ignominia de sus gobiernos. hicie, ron lanzar desde las alturas del Poder, la candidatura para Presidente de la República del general don José Bonilla. y por su procedencia, y por la popularidad del candidato fundada en sus prestigios militares. fUe in. mediatamente aceptada por la generalidad, hasta con entusiasmo por muchos.

Pero no siendo expresión verdadera del gobierno aquella candidatura. llegó el momento de obrar en con_ trario. más ya estaba bastante arraigada en la opinión pública. y hubo que violentarla para hacer tomar en su lugar la de don Fernando Guzmán.

Por supuesto quen o entraba en esto la opinión del nuevo candidato, y cunndo llegaron a su conoci· miento los reprobados procedimientos de la victoria, su primer impulso fue el de recha2lar el alto puesto que así se le ofrecía. y no fUe sino a vuelta de muchas dis. cusiones de esos amigos MONTAÑESES. que le repre– sentaron que al altura a que habían llegado las cosas en el país. era p~eciso acepta~ la elección. y convertir el mal en un verdadero bien para Nicaragua. encarri. landa su gobierno, que parecía en desbarajuste, por la verdadera senda de la justicia. devolviendo a la naclón sus fueros de libertad. a lo cual él, Guzmán, estaba en cierta manera obligado. moralmente. por amistad y pa– rentezco, por afinidad, con Martíne·z. y tales razona. mientas obraron al fin en su ánimo para resignarse a la aceptación. . Y de eSB! situación nació en la mente de Guzman. su manifiesto inaugural. tan atrevido como juicioso. verdadera obra maestra en la politica de entonces; im– portantísimo documento de cuya redacción se encargó Enrique Guzmán desempeñando su cometido con sor. prendente habilidad.

¡Qué situación aquella! Era preciso convertir en hechos las promesas, destruir la obra anterior. empe– .zar por llamar a los emigrados políticos, decretando en el acto una a,mnistía amplia. oponerse a la ley DEL BOZAL. la libertad de la prensa. sin reslricción algu. na política. al de~potismo militar. el derecho y la jus– ticia. levantando el valor civil. llamar al Gobierno el mérito antes que al partidario más todavía. y era lo más arduo. y 10 más preciso, de¡ribar de sus pedesta– les a los mismos que lo habían elevado violentamente al Poder. ¿Y cómo hacer si en esos in·strumentos de opresión estaba representada la fuena militar? Y el partido conservador, el favorecido por el cambio, ¿ten– drá fe en la palabra oficial tan desacreditada. y aún teniéndola. por las virtudes personales del caballero que ascendía al Poder. podría tenerla en la situación misma, tan precaria?

Con todo, Guzmán se resolvió pasar el Rubicón: pe– ro era preciso obrar muy activamente para ver de conjurar la tempestad que se prevía. y así se hizo. A su manifiesto. debía seguirse la elección de su ministerío. muy pensado y muy discutido. Habia que llevar allí la representación de Jos partidos, la repre· sentación de las principales pohlaciones del pais. y 50-

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