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« Previous Page Table of Contents Next Page »Pero volviendo al grano, ¿de dónde proviene, pues. el oro que arrastra o arrastraba la corriente del riachue– lo rivense?
Probablemente, y aqui entra la pringue de curiosi. dad histó~ica a que nos hemos referido anteriormente, de los tiempos de Walker. Como se sabe, el famoso cau. dillo de los filibusteros en Nicaragua. reclutaba su gen te de entre los pasajeros de California, cuyo tránsito del Oeste al Este de los Estados Unidos, se hacia por este istmo: y en posesión Walker de esta plaza. es de supo. nerse que algunos de sus soldados enterrarse en los al– rededores de este rííto el polvo aurífero, producto de su trabal o en aquella rica región: y que en ellranscurso del tiempo las aguas lo hubiesen arrastrado al río. en. rojecido anteriormente tal vel/; con la sangre misma de
sus propietarios,
La corriente del riachuelo, abundante en el invier. no, va disminuyendo en el vel'ano hasta extinguirse en los úl1imos meses de esta estación, Fecundiza los terre– nos por donde pasa, aprovechándose sus dueños de es– ta ventaja para convertirlos en pequeños prados de verdor perenne, lo cual les da un altísimo valor, lo uti– lizan las mujeres para lavar, y se proveen de sus aguas los pobres ql.le viven en sus cercanías. Pero en la in– curia de nuestros pueblos, ese riachuelo tan útil para la población. se convierte también en depósito de todas las inmundicias y jamás se limpia, de lo que resulta un foco de podredumbre que viene a convertirse e11 fuente activa de malaria en el centro mismo de la ciu– dad, originándose además esa plaga de mosquitos de que se ve rodeada: y de esta manera. el poético nombre de ORO que neva, viene por fin a mancharlo en los vicios. La municipalidad antepasada paró mientes en es· too Su alcalde, Gral. Fonseca, pensó en la convenien– cia ele hacer calzar su cauce, pero todó no pasó de mera fantasía. No opinamos nosotros por esÜl medida, porque perderían los lenenos por donde atraviesa su potencia fertilizante, ocasionando un gasto crecido a sus dueños en cambio del mal que reciben: pero creemos indispen. sable la medida de hacerlo limpiar y recávarlo muy bien. bajo la vigilancia de un encargado del trabajo, an les que entre la estación lluviosa.
y a propósito de esto, y como muy conveniente, re– cordamos que hay una ley en que se manda poblar de árboles todas estas corrientes de agua: y ya que la muo nicipalidad anterior la pasó por alto, en nombre de las necesidades generales y de la higiene pública, espe. ramos que la pre-sente no la eche en olvido. empezando por este riachuelo, xico presente de la Naturaleza, que es preciso conservar: pero será menester también que este trabajo de sombra que se determine. se someta igualmente a la supervigIlancia de un empleado munici– pal,
EL CEMENTERIO
RIVAS posee no sólo el mejor cementerio del país entero, sino también de toda la América Cenlral. no por sus monumentos. suntuoSOS. en las otras partes. sino por la naturaleza misma del lugar en donde está localizado, espléndido por sí mismo, y engalanado todavía por el gusto sencillo de este pueblo agricultor Está situado
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al Sur de la población, sobre una colina de suave de. clive. Colocado uno en la cumbre y mirando hacia el sudeste. tiene a su vista el lago. bello de todas mane. ras, con sus dos colosales volcanes gemelos, en uno mis.. ma isla. conos hé'rmosísimos, puro el uno, con su agu– da cúspide intacta, y el otro media dormida su cabeza altivo. cruzado a veces por embarcaciones de vela que parecen GAVIOTAS de agua dulce: y hacia el sudoeste, una vasta planicie de frondosa vegetación, que va ele. vándose gradualmente hacia San Juan del Sur, hasta enconhar la serranía que viniendo de Costa Rica. corre "ercana a las costas del Pacífico, hasta confundirse, se_ gún Mr. Levy, con los últimos espolónes de la gran me. seta de alzamiento geológico que sirve de base común
a los volcanes comprendidos entre Mombaclio y Chil. fElpe.
Las calles del cementerio, tl'azildas a escuadra, es. tán sembradas de cipreses, de la clase que llaman EN'A NOS, de forma piramidal, muy frondosos y verdes en todo el año. Predomina aquí. en el gusfo de las tum– bas, el anrejaelo de hierro, de más o menos hermosa forma, de manera que deje al aire libre la tierra bendi. ta donde duermen su sueño eterno los seres queridos que fueron. para regarlas siempre de flores el cariño de sus deudos. 1:'ero hay. sinembargo, algunos pocos pero buenos monumentos, y entre ellos se admira una capi. lla ,construida en el país, quE!. comparada con una de mármol importada al cementerio de Granada. se Heva la de Rivas la preferencia. El ángel. en una u otra foro ma, tan común como ornato iunera,rio en todos los ce·
menterios, parece desterrado de este campo santo, no obstante la santidad del emblema: sólo una tumba lo tiene aquí. Hay otro monumento muy bello por su ex. presión: una muj er llorosa al pie de la cruz.
Allá en la cumbre de la colina reposan los restos del más popular del los Presidentes que ha tenido Nica_ ragua, don Evaristo Carazo, y los de su espOSa doña Engracia, tan estimada en esta ciudad La Municipa– lidad ele Rivas. en su entusiasmo por Carazo. le destinó la altura por pedesfal de ~\1 tumba. Pero ¡ah! qué don tan funesto el de ese cariño popular. Esa cima domina por completo la ciudad y a cada revuelta revoludona. ria, tan común entre nosotros. se ocupa militarmente ese lugar esiratégico, hollando jas cenizas venerandas que yacen allí.
y al salir de aquel recinto sagrado. parado un mo– mento en el hermoso pórtico del cementerio, otra vista encantadora se le ofrece al espectador. Una ancha ca– lle macadamizada va en rampa hastQ¡ juntarse alli! en una extensión como de cuatrocientas a quinientas varas, en el camino que de la ciudad conduce a la Puebla: ca– lle amurallada por ambos lados. con sus anchas aceras y construidas aquellas de manera que sirvan de asien. to al mismo tiempo: y luego por espléndida corona, sem– brada a uno y otro lado. a trechos de seis a siete varas. de palma real, que da al conjunto una vista bellísima. El Almirante de la marina americana que pero maneció algún tiempo en el vapor "California" en San Juan del Sur. en la guerra próxima pasada, visitó en esa ocasión a Rivas, y agradablemente sorprendido del efecto de esta hermosa entrada al cementerio. sombrea. da toda por las majestuosas palmeras, airosamente me·
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