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« Previous Page Table of Contents Next Page »ven médico.empresario industrial a su llegada. a Grana. da visita a sus s~mpáticas amigas Chamarra y alIí es pre. sentado a la prima de éstas la bella señoriia Magdale. na .l\.vilés, hija de don Agustín Avilés, cuñado del General Fruto Chamorro, cuya esposa, doña Mercedes Avilés, tiene especial afecto por su sobrina Magda. lena.
Fue aquel un caso de amor a primera vista. No mucho tiempo después el doctor Uriecho contrajó ma–
trimon~o con ia señorita Magdalena Avilés.
En la casa de la Calle Real. contigua a la Iglesia de la Merced. y que entonces era; propiedad de don Teodoro Téfel, estableció el Doctor Urtecho su nuevo hogar. Allí estableció su boti!ca que tanta fama ha. bría de tener. Como el dueño de la ca.a resolviese ra. dicarse en Managua. y el éxito de sus empresas indus·
tr~ales le dieron el suficiente capital, el Doctor Urtecho le propuso comprar la propiedad, a lo que el señor Té– fel accedió, incluyendo la compra no sólo el inmue– ble :mi.mo sino todos los muebles y aun la vajilla que ,eran prop~edad del señor Téfel.
Una vez que el Doctor Urtecho cimentó su situación finar/ciera sobre bases sólidas adquiridas por su de– dicación al trabajo de sus empresas industr~ales y
comerc~ales. se dedicó de lleno al ejercicio humanUa.
r~o de su profesión de méd~co.
Todos 1011 sábados tenía. la cdlltumbre de ir a "dar consulta" a Masaya. En la Estación del Ferrocarril, en un r~ncón de la Bodega, tras un biombo de madera fo– rrado con papel de periódicos, examinaba a los pacientes que requerían reserva. Les recetaba lo adecuado y si no tenían con qi1& comprar la medicina les daba el dinero necesario.
En su Consultarlo de Granada. hacía lo mismo. A todo pobre que llegaba a su puerta y le pedía alivio para sus enfermedades, le daba la medicina y dinero para que fuera a comer. En la gran mayoría de los casos que se le presentaban su diagnóstico era: ham– bre. Su sistema curativo consisHa en reanimar la na– turalel1l111 decaída por medios naturales. como la alimen. tación.
Una vez fue llamado por la madre de un niño a quien un eminente doctor había mantenido a díeta por ciertos desórdenes digestivos. El niño se enfla. quecía y perdía fuerzas de una manera alarmante y
su madre llamó al Doctor Urtecho. Este llegó. vio al niño. lo exinninó al tacto en el estómago y volviéndose a la madre que esperaba ansios&. le dijo: "Señora. este niño está "transido", déle de coml!r Y pronto estar a
bien!" Así se hizo. Y aquel niño vive todavía. Yo le conozco. Es mi hermano César.
De casos como ese lIe cuentan por millares. como eran por millares los pacientes que de todas paries del pais afluían a su ConsuHorio. A todos recibía, examinaba y re<:efaba. Bastaba ver al enfermo para qUe el Doctor Urtecho reconocierlll por síntomas exter– nos el mal que le aquejaba. Y acertab", siempre. Llegó a tener fama de taumaturgo. Es que su apos. tólico humanismo y su enorme experiencia unidos a su natural inteligencia le daban los conomientos necesa-
ríos para ejercer la Medicina. no como profesión de 11.1. cho -éste le llegaba a fuerza de agradecimiento de sus pacientes- sino como consuelo del que sufre. Como el paludillmo era, y aun es, un'" de las plagas que azotan al pueblo nicaragüense, el Doctor Urtecho preparó una medicina l!ficaz a base de química que lla. mó "La Tigra". Sus efectos curativos eran asombro. sos y la fama del medi!l;amento llegó a todos los con. fines del pais. Como era amarga al paladar, los mu– chachos rehuían el :tomarla, pero como había probado su eficacia en contra de las fiebres palúdicas, las ma. dres usaban de :todos los medios persuasivos a su al. cance. para que aquellos la tomaran, pues aquella medi– cina er'" "la tigra" de l",s fiebres. Y muchas son las generaciones de granadinos en particular y nicaragüen. ses en general. que han sido curados del paludismo con aquella medicina amarga pero excelente.
Fueron innumerables los casos en que el Doctor Urtecho s,!-lvó a pacientes de temera.rias intervencio. nes quirúrgicas indicadas por sus colegas con simple¡¡ medicamentos que él mismo preparaba y que reali. zaban lo que las gentes dieron por calificar como "mi. lagrosas curaciones".
No fue ajl!no el Doctor Urtecho a los lljelreos de la> política. Perteneció al Partido Iglesiero, -una rama disidente del viejo Partido Conservador-, durante la Presidencia dl!1 doctor Roberto Sacasa. FUe electo, co– mo candidato de aquel Partido. para ljljecer la Prefec. tUJ;a dl!l Depar:lamento de Granada y el1 ese cargo supo ser justo y J;espetuoso de los derechos ciudadanos. me· reciendo la buena voluntad de todos.
. Su' abnegación, sin ernbarll'o, no tel1ía límites cuan. do se trataba de aliviar lall' penas de la humanida!l dllliente.. Fue el brazo derecho de. doña Elena Are. Úano durante la crisis de la epidemia del cólera. sien.– do entonces el únicom~dico que se consagró de lierio a combatíJ;, al lado 4e aquella !ll!Jnt~ mujer. el terrible flagelo.
El Doctor Ur1e<:ho fUe quiell cedió su casa de ha.– biiación de la Otra Bandá para ql,le se convirtiera en el Colegio 'Francés de Nuestra Señora de Guadalupe, cuando doña Elena no encpntr$ba lugar donde alojar a las Señoritas Francesas que venían a regentar el Co. legio, que todavía existe el.l la ~asa y terrenos que pero tenecieron al Doctor Urtecho.
.Como propietario de esos extensos terrenos que en la parte occidental de Granada llevan su nombre. hizo donación a la Municipalidad de la amplia calle que de la actual carreúra p'asa por el Colegio de Maria AuxiliadoJ:'ll. por el Colegio Francés y el Hospital San Juan de Dios. Hizo donación también de las calles en una lotificación de esos mismos terreno. que él mis– mo hiciera y en la que donaba a la ciudad amplios lo– tes para un parque y una Iglesia. Granada le debe un monumento.
Bien puede el Doctor Juan Ignacio Urtecho descan. sar tranquilo ell el seno de la eternidad La armonía espiritual de s~ mundo interior hizo contrapeso al in. fortunado mundo exterior que le rodeara y que él qui– so aliviar con la ternura de su corazón.
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