This is a SEO version of RC_1968_01_N88. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »glado más siempre risueño templo de amor, donde han corrido los años de nuestra vida en la íntima co. munidad de la familia, y hacia cuyo recinto, inviolable y atrayente, tienden siempre nuestros pasos, o deseos, Ol'a pala celebl'ar nuestras más puras alegrías cabe el llameante fuego del hogar, o en torno de la antigua mesa del comedor que parece evocar a nuestra presen. cia aún los más pueriles recuel'dos de la infancia; ora pal'a dejar coner las lágrimas de llueshos acerbos do. lores en senos compasivos y amorosos a la sombra dis– creta y protectora del hogar que nos devuelve trallqui· lililados, fortificados y animosos, otra vez a las rudas lizas de la vida. Fueí'a de allá, es todo eso tambi&ll, y además, es el pueblo bienamado e inolvidable por tanto, de nuestro nacimiento que gual'da nuest1'os va· rios sentimientos como si fuesen las memOlias de nues b'o propio cOl'azón; y por sobre todo ello, tre~olando
ufanamente, la gallarda bandera de la patria, símbolo augusto del tenitorio, del pueblo, lle la familia, de las leyes, de los usos y costumbres, vista al favor de la exaltada imaginación del ausente, sugestionada llor el misterio y la grandeza que prestan la lejanía a la fan– tasía, y el amor y el Orgullo nacional, al corazón del patriota Con cuánta verdad, belleza y sencillez, des. cl'ibe Delavigne en su "MARINO FALlERO" esta sen· sacion de la nostalgia, "como una fiebre lenta e incu. rabIe que nos hace delirar con el cielo de la patria, y
de la cual nos sentimos morir todos los días, sin que jamás de ella muramos!
El hogar nicaragüense, si bien en el fondo es igual a todos los hogares del mundo toda vez que la civili– zada naturaleza humana es la misma doquiera que ella se encuentre, difiere del bogal' sajón en tan esenciales detalles que huelgan los términos de comparación en– tre uno y otro, así en punto a apal'iencias como en ca rácter de organización, muchas de las así llamadas des– ventajas justificadas, sea dicho en prUlidad de ver. dad, por las condiciones de clima del pais.. y excusa· bies otras pOI' los atavismos de l'aza V el auaigo de há. bitos coloniales. En nuestros glandes centros de 110.
blación, así como en nuestras ciudades rurales, el (10' micilio de la familia es el asilo santificado tanto por el amor de sus miembros y las veneradas memorias de los antepasados, como por el mutuo respeto y esti· mación que caract~riza a las relaciones familial es; y que da cierto timbre de íntima y fácil codesanía en las comunicaciones de un trato común de padre a hijo, de hermano a hermano, de amigo a amigo, y aún de amo a sirviente, Desde la mansión señorial, hasta los públicos alojamientos de hoteles o casas de vecindad, es la habitación de uno o más individuos la morada leal e inviolable que recafándoles de la publicidad, intllone vallas invencibles a la inquisidora e imperti· nente avidez del fisgón o del tl'anseunte, sin que ia. más trasciendan de su discreto recinto las incidencias materiales o morales que marcan la vida lll'ivada y respetada de cada uno separadamente, o del coniunto de seres que alberga, ligados por el nombre y lazos sa– grados de familia,
El clima, causa principal indudablemente de la
co~tumbre, como la especial y rutinaria construcción de las casas, obligan en algún modo a sus moradores
a, mantener abiel tas durante el día todas o algunas de las puertas exteriores, -circunstancia que Ullida a las de la esb'echez de las calles, la pequeñez y promis. cuidad de las sociedades, los ámbitos reducidos de las lloblaciones, la idiosincl'acia o tendencia il'l'eflenable de cndosidad y aún de intervención y palticipación, de bajos elementos del cuerpo social., en asuntos par. ticulares y extraños, concurre todo ello a dar Ciel to matiz de intimidad a las relaciones sociales, y a pri. val' de hecho al hogal' nicaragiiense de esc aite de (ligno alejamiento y de reserva que impone v cohibe conb'a las importunas y llesautorizadas intrusi~nes, asi como contra los avances de enojosas familiarillades nogales hay en Nicaragna, donde ni siquiela son res– petados los aposentos o dOlmitorios de señol'as, Cl'e. yéndose algunos bien intencionados desalumbmdos que la amistad da derccho suficiente para tamañas transo gl esiones de la decencia y de la buena crianza, pi esen. tándose sin siquiera antes llamar, o dal' visos de su presencia, en los cuartos inteliores de las casas.. cuya sola condición dcbiel'a imponerles como un titulo de inmunidad; y si bien hay familias que hacen lo hu. manamente posible por sustraerse de tan frecuentes in– conveniencias y desmanes, no solamente no alcam;all nunca a colmar sus justísimos propósitos, sino que, a buen seguro, concitanse la animadversión (le no pocos comunistas que miran aquella demostración de supe rioridad y de cultura.. y aquel acto volitivo de Iibl e al– bedl'Ío, como un leto desdeñoso y provocador de la vanidad y presunción que les excita a la hostilidad y
a la venganza llor 10 común en la fOlma inícua y ca. barde de la maledicencia
Nada extraño es pues, l!ue las conversaciones y su.
ce~os de privada natUl'aleza en las familias, anden pOI' ahí de boca en boca, comentados, exagerados, y mali. ciosamente tergiversados con las altClaciones capricho. sas de rigor, debido a esa corriente de malsana e in· consulta familiaridad que sin objeto ostensible, ni jus· tificación alguna, circula con asombrosa tolerancia baso ta pOI' los más reservados departamentos del hogar ni. caragiiense, cabiendo aguí obsel val' la nunca bastante censOl ada costumbre de algunas sejíoras quc a true. que de paliques lugareños con caracteres de dudosa moralidad y de vulgarÍsimas nociones de civilidad, cuando no con gentes de ínfima categOlia social, se pel'miten la detestable satisfacción de estimular con su aquiescencia las cada vez más abusivas y' degl"adau" tes irrupciones del llogar que están ellas llamadas, en primer término, a dignificar y a ennoblecer. Ligeras disenciones domésticas OCUl'l'en con frecuencia que no tendrían mayores ni tan desagradables trascendencias, resolviéndose quizá por sí mismas en el medio amo biente de la cordialidad y del buen sentido aunado a las conectas maneras a que obliga la cultura en !lO,
ciedad en el seno inviolado del hogar, si no fuera por el execrable afán de empecinados zizañeros de inmis" cuirse oficiosamente, bajo diversos como espaciosos pretextos, impelidos por los procaces impulsos de la envidia a obscurecer, al prime!' resquicio siquiel'a sea aparente, con las protervas exaltaciones de la fanta· sía nunca sujeta a la moral, el brillo de las más pu. ras e insospechables reputaciones; o bien llevados otros
87
This is a SEO version of RC_1968_01_N88. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »