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« Previous Page Table of Contents Next Page »mente, la noble y justa idea de que se erija un monu– meuao nacional en la ciudad de Rivas, al valeroso sol. dado melidlonal MANUEL MONGALO que por largo tiempo ha esperado en la obscuridad y en e olvido el reconocimiento de la Patria en la consagración mar· mórea que se proyecta de su ínclita hazaña recordato. ria de los tiempos heroicos de Nicaragua, ya al pare. cer pasados en la evolución de lo que se da en llamar–
SE' lo moderno en la civilización.
Pero mañana que al estampido del cañón y entre músicas marciales y el entusiasmo frenético del llUe· bo, se alce hermosamente el monumento conmemOl'a· tivo del héroe en el propio campo de su memorable acción, será al par que una gloria nacional dignamen– te etsatuada, una eterna y sugestiva lección en cuanto al propio y legítimo concepto del patriotismo que es virtud de patria esencialmente y no de banderillas de· ttÍrminadas maleadas por el virus destructor de las pasiones políticas lugareñas en detrimento del bien naciona. No serán franjas verdés o rojas las que em. pequeñezcan la figura destacada del patricio, sino el sacro emblema nacional por el que se va hasta el úl. timo y bello sacrificio como el que va a conmemorarse en la ciudad de Rivas, tras nn largo lapso que vale una centuria.
Entonen entonces poetas y escritores, épicos can· tos en loor del denodado soldado meridional MANUEL MONGALO, como lo hicieron en nuestra vecina y que· rida república de Costa Rica al levantar a su héroe in· discutible e igualmente glorioso JuaJi Santamaría la estatua que tan magníficamente se alza en Cartago como imperecedero recuerdo del deber patrio a las generaciones sucesivas, hasta la altura admirable y envidiable que él inmortalizó emulando la fibra he– roica de Mongalo. Pero apaguemos, con sanción prono ta y enérgica, esas voces destempadas del fan;1tismo y del engreiDÜento sectario que no ven ni toleran gl'an. deza alguna a la sombra del otro campanario sin que provoque su Insana acometida de abatimiento y destruc– ción, como si no fuel'an todos los mejores valores de la patria, aún cuando se incurriese en el yerro excep· cional de dar crédito hlst6rico a lo simplemente legen. dario, ¿No resulta, acaso, de muy más excitadora y provechosa significancia el mito que el hecho real en los fastos nacionales? No desumbran y enseñan y mueven y arrebatan los países del viejo Continente precisamente con las páginas de maYOr belleza y sin embargo, de la más dudosa aceptación, en el crisol de la crítica, como rasgos individuales en la idealidad de la vida nacional?
Ensalcemos con corazón exaltante, esos héroes y esos genios y aún esos mitos que -dljérase- sembra– mos .en al alma de los pueblos como gérmenes de fu. turos advenimientos de glorias positivas para a Pa– tt-Ia, y condenemos, donde quiel'a qUe se muestl'e, ese frurito ruín y cizañero de rebajar y aniquilar mereci. mientos -legítimos o ponderados- cuando ya han re. cibido la consagración nacional en el decurso de los tiempos,
Salud, desde esta página, sombra que acaso vuel– vas gloriosa y glorlflcada en la albura tiel mármol, a influir de nuevo en los destinos del querido teITuño
y de la Patria amada, enhiesto en la plenitud de tu plócera estatura, sereno el semblante, resuelto y fir– me el ánimo viril hasta el sacrificio de la vida al recla– mo de la Patria, hurtado el gesto de los antereses te. l'renales y transfigurado en las excelsitudes sublimes y arrebatadoras de lo trágico y las exaltaciones del pa. triotismo, y alta en tu diestra la tea incendiario del heroísmo, bajo el riente cielo melidiollal, como Uba
perenne enseñanza del deber cívico del hombre en su más pUl'a y abnegada ejecución en las luchas guerreo ras por la vida y la salud de la Patria, y como una lección igualmente, edificante y eterna de ese luismo deber por la Patria y para la Patria únicamente en los tiempos tranquilos de la paz! Símbolo santo y
sólo, por el'igirse, del heroísmo en suelo nlcal'agüen. se, preciso eS' que me alce a mi vez, impresionado ante la idea genel'osa como un férvido reclamo nacional, para repetiros la salutación anticipada de mi entera ad. miración para vos, modesto soldado, ni legitimista ni democrático sino de la Patria, que hacéis recaer sobre ella y sobre nuestro suelo' que nos son comunes, la glo– ria preclara de los héroes con vida inmortal en la pos· teridal!!'
Managua, Julio 15 de 1935.
LOS ESBOZOS DE Mr. HAMILTON
CARTA 1
San Juan del SUl', Nic. C, A,-Mayo, 1\' de 1907,
Querida y respetada amiga:
Cuando al regresar a nuestras felices y buUíciosas playas americanas, después de una larga temporada diplomática en la antigua villa coronada, recinto sa– grado de las ya pasadas glorias españolas; cuando al besaros las más bellas manos del mundo en vuestra eSl>léndida mansión de la avenida Springfield en Fila. delfia, ~uve el honor de presentaros, como un humil. de teStimonio de mi admiración y de mi cariño el li. bro que escribiera por vos y para vos, narrándo~s mis impresiones de viaje por la heroica y romántica patria
d~l Cid y de Cervantes, que fuera nn día la seiíora de dos mundos, y que, en el concierto actual de las nacio nos europeas, brUla aún al reflejo de su incomparable historia y de sus poéticos mitos y leyendas jamás pensé que otra vez surcaría la ondulante lIa~nra del Atlántico, en la más extl'aña de mis peregrinaciones por semejantes regiones del planeta.
Como véis, viajo de INCOGNITO, no que presuma de rancios abolengos mobiliarios pues que harto cono. céis mi carácter esencialmente democrático, ni que incurra -DE MOTU PROPIO- en la ridícula y servil imitación de los nobles blasonados del viejo mundo que visitan nuestra republicana América C011 el pUl'· ril llamativo del incógnito, en defecto de propias y honorables ejecntorias, sino pOr mero capricho o con. veniencia de nuestro Presidente, quien al confiarme la misIón particular y privada de estudiar DE VISU es.
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