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« Previous Page Table of Contents Next Page »hay muertes de ciudadanos que Jo Patria necesita, para bien de todos; y lo establece en circunstancias pO! adó– ¡icamenteopuestas a esj'a ClSeverClción, tratándose de un superhombre corno el d Julio César: conquistador de Las Galias, escritor de talento, y gran hacedor de la glo–
tia de Roma; y todo lo pone en boca del hijo adoptivo de éste, Bruto Qué no podlía haber dicho Shakespeare si se tlajclse del asesinato de un poderoso sin mérito y
sin talento, que explota y esclavizo q su pueblo?! Lo más notable de esta tragedia, llo han dicho to– dos los críticos). es el coniunto de discursos de BI uta y Marco Antonio en el entierro de César, si el disClJISO de Marco Antonio es un ejemplo ele sagacidad oratoria, (y
como tal ha sido muy alabado por los comentaristas) que hace cambiol de opinión a la masa de ciudadanos romanos que lo escucha, respecto a los motivos de la muelte de Césell, disponiéndolos a su favor, después de haberlos tenido en contra al terminar de hablO! Bruto; el discurso de éste, -en mi opinión-, es más genial en cuanto· a la concepción y manera de expresar el pen– samiento, pues tiene en su contla, para lograr tal con– cepción y tal dialéctica, los aglavantes a que me he refelido: de ser quien es César y de ser quien es Bruto logrando así la mejor defensa que se ha escrito e1el cri– men pdPtico, hasta tal punto, que sublimiza un mag– nicidio ,qDe por otra palte tenía caracteres d~ traición
y ~e ve que Shakespeme ha sólo exalta la figura de Bruto, para contraponerla a la de Marco Antonio, como gala de genio, derroche de talento, luio de refle– xiónSi.Í1o que la idea de sublimación del magnicidio, cuando 1.0 inspiran motivos patrióticos tales, es central er'! la· Obra Pues al final, como remate y broche, nos ppne 195 palabras de Marco Antonio ante el cadável de Bruto siJicidado: "Este es el más noble de todos los ro– manos! Todos los conspiradores, menos él, obraron por eilVidia al gran César! Sólo él, al unirse a ellos, fue guia–
do por un honrado pensamiento patri6tico y en interés de) bien ,públicoJ Su vida fué pu(a y los elemenlós que
10 constituían se compaginaron dé tal modo, que la Na, turaleza ,Irguiéndose podría decir al mundo entero: Este era un hombre"
En bci'se a lo cual podemos concluir, que la lección de Shakespeare es la Siguiente ~n este caso: gloriCl a quien por sus virtudes cíviCas en [a prosecución del bien de la patr,if;1, hace Cl un lado todo, inclusive el afectoy el st;lntimiento, (que por otras razones podría tener) hado
aquél que causa un mal público.
tas razones de Bruto, y las razones de Macbeth, (sobre todo las de Lady Macbethl, son fas que una vez unas, y otra vez otras, han producido los crímenes poHti– cos de América; y siempre se han producido defensoles
y acusadores, glorificadores y detractores, apologistas y
censores; barajando en el anólisis, argumentos alrede– dor del heroísmo, ambición, patriotismo, ingratitud o traición, como agravantes o atenuantes de, o como ele– mentos de condena o de exaltaci6n del magnicidio Y todo está en Shakespeare, onalizado, sintetizado, enmar– cado, activado y actualizado para la Eternidad
los hombres fuertes de América, siempre se han rodeado de mediocres, alejando de sí a todo aquél que puede por su inteligencia, hacerles competencia o mela sombro, como uno defensa a la exclusividad de su po– der, Clsentado en parte en la inutilidad y mediocridad de Iq$ que los rodean, y ante quienes, aparecen ellos
como grandes hombres; (pues cado uno juzga a los de– más, teniendo como paflón de medido, su pi opio valer pel sonol) Y Shokespeare nos dice cosas concomitan–
tes a éstos en el tiempo, en el diálogo entle César y Marco Antonio, en el Acto f Escena 1I de "Julio César", que o continuación tlClscribo:
César: "Antonio!"
Antonio: "César"!
César: "Rocléclme de hombres gruesos, de hombres ele
corc¡ lustroso y tales que de noche duerman bien. He allí a Casio, con su figura extenuCl– da y hambrienta, iPiensa demasiaclo! iSeme– juntes hombres son peligrosos!"
Antonio: "No tema César; no es peligroso. Es un noble
romano y de rectas intenciones"
César: "¡Le quisiera más grueso! ~ero no le temo. Y
sin embargo si mi nombre fuera C1sec¡uible oí temor, no sé de hombre alguno el quien evita. se tan pronto (omo a este enjuto de Casio. Lee
mucho, es un gran observCldor y penetra C1clmi, rablemente en los motivos cle las acciones hu. manas. Tales hombres !lO sosiegan jamós mientras ven alguno más grande 'que ellos y
5011 por tan peligrosísimos Te digo más bien
lo que es de temer, que lo que yo loma, puos siempre soy César"
El homble honrado y de talento es siempre de te– mer para una dictadura; y ésta ha sido una realidad tangible en nuestra Amé! ica ShakespeOl e nos enseña que lo fué siempre de temer para las dictaduras en todo tiempo y en todo lugal
En "~icardo 111" (afia de las grandes obras de Shakespeare). la tragedia en que sume a la Corte el con– trahecho rey inglés de este nombre, es motivada pbr ulla il refrenable· ambición y por un deseo morboso' dé ocupar el trono real. Pero las observaciones interesan– tes en este caso, es decir, las que l']1e otupan por su re– lación de serileianza con las historias contemporóneas de las luchas por el poder en Latinoamérica, son las dé los procedimientos '-lT1odus fadendi- de los hombres fuertes de todas las latitudes, para atrapar y retener ése poder
Para eliminar a Lord Hastings, que era por su hon– radez y devoción a los legítimos herederos, un obstácu– lo para su ascensión al trono, Ricardo lo hace decapitar sin razón justificativa alguna, y después de muerto, oro dena escribir una acta, simultando un proceso que ni siquiera se efectuó, y acusóndolo falsamente de traición
El escribano encargado de copiar el acta, sabedor como era, del invento y falsedad de la misma, exclama:
¿"Quién será tan estúpido que no vea este palpable ar– tificio? Pero quién es basttlllte osado para decir lo que
ve?" Esto es tan cierto siempre, y ha sucedido tantas veces en América: procesos simulados, falsas acusacio– nes de tm ición a la Patria, destien os, encarcelamientos
y muertes in¡us1'ificadas; pero todo legalizado en apa–
I ¡encia, siguiendo fementidos procedimientos democráti– cos que no engañan Q nadie, pues se necesitaría ser estúpido en exceso para creerlos; y nadie tiene (salvo
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