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SHAKESPEARE:

UN ESPEJO

DE LA HUMANIDAD

En "Hamlet", Acto 3? Escena 11, nos encontramos

con una definición cabal de arte dramático, y por ende

& la Obra de ShakespeOle, que es el dramaturgo por excelencia En un salón dél Castillo de Elsinor, Hamlet instlUye a los cómicos de palacio (sobre como han de recitar los versos en una representaci6n), de esta suerte: . Que la acción responda a la palabra, y la palabra a la acción, poniendo un especial cuidado en no traspa~

seu los límites de la sencillez de la naturaleza, porque todo lo que a ella se opone, se opcuta igualmente del propio fin del cule dramático, cuyo objeto, tanto en su origen como en los tiempos que corren, ha sido y es presentar, por decirlo así, un espejo ti la Humanidad; mostrar a la virtud sus propio~ rasgos, al vicio su verda– dora imagen, y a ceda edad y generación su fisonomíCJ y sello característico .. ," Todas estas cualidades lo– gradas a plenitud son las que le han dado primera ca– tegoría mundiCtI a las Obras de Shakespeare: son el es– pejo de la Humanidad, muestran a la virtud sus propios rasgos, al v'icio su verdadera imagen, y a cada edad y

generación, su fisonomía y sello cOlcicterístico; para enu– n'lerar con sus mismas palablas, sus mejores calidades Todos los aspectos de la vida están refleiados eh

1tJ:¡ Obras de ShakespeOle: la pasión, el amor, los celos, (')1 odio, la sobel bia, la ambici6n, la am istad, la traici6n, la ingratitud, la devoción,' el egoísmo, el heloísmo, el fervor, etc '

y hasta lu actual y revoltosa vida socio'política la– tinoamel icana, la encontramos anticipadamente presen– tada y caladerizada en Shakespeare, en sus OQI¡::JS' de temas histólÍcos, ingleses y romanos, talvez porqve 'E;ln ese dominio estamos viviendo en América ahora, lo RL!e él vivió en Ing latel ro hace cuatró siglos; pues la il;lio– sinclocia, la sagacidad y la felonía política que él trazo a ti ovés de sus personajes en sus obras de temática ro–

mana, corno "Julio César", "Antonio y Cleopatn:i", "Tito fl,ndrónico", y "Coriolano", s9n sin que que.pa .<:ludq, i.rispirodas en el inundo ingLés qu~ le ,tocó¿onocer; ~cii­

que s610 el terna es históric;o-romano, y los detalle~, la trama, y la UI dinibre, son de su propia y geniai á~q­

ci6n; logrando con aguda inteligencia e inconmensurable imaginación, darnos bellamente sus sabios conocimien– tos del alma humana, al dramatizamos famosos acon– tecimientos históricos Es sOlprendente la similitud de si– tuaciones y la semejanza de mentalidad y de condicio– nes que se encuentra entla la agitada vida de Latino–

am~~ica, y el mundo político shakespeal eano, expresado en Macbeth", "Ricardo 111" y "Julio César", especial– mente

En "Macbeth" encontlamos el crimen político duna– do a la ingratitud y a la traici6n, como medio para es– c?l?r el poder Después de consumado su crirnen en el

vlel~ Duncan, por temor a la reacción Q los leales al rey

~seslnQdo, Macbeth planea nuevos crímenes y para justi– fl;arse dice:" Las cosas que principian con el mal, solo se afianzan con el mal!" No es esta acaso la po– derosa razón cavsante de los crímenes en cadena y de Jos terrores y persecuciones que desdtan las dictaduras

pala afianzarse en el poder contla la voluntad del pue- , blo, segando para acollarlos la vida de sus lideres? y;~

ese torrente de horrores que desatan crece tanto, qúe despvés aún a sus propios autores les es imposiblE,' ré: • frenarlo, y cáen al final arrollados por la misma '019' dé ' vicios y de crímenes que inicialon, pUeS es má~ fátil continuar en el mal, que volver a la virtud Sobre' esfu;' fatal continuaci6n del mal también nos habla Macbetli," en el Acto 3Q Escena IV, al decirnos:" .He ido tan le-' jos en el lago da la sangre, que sí no CJvanzara' m6s,' el retro~eder sería tan difícil, como el ganar la otra ori– 110". He aquí, expuesta magistralmente por el dran1O– turgo de Straffol d upon Avon, la situaci6n triste y des-, , graciadamente sin lemedio, a la que llegan los crimina,: les tiranos

"Macbeth" es la obra de la perversidad polítiCa, de la alta traición, cometida por los mismos encargados' de proteger la vida del soberano Cuantas vécés hemos visto caer launque no hacia la muerte, sino haCia el exi– lioL a gobernantes latinoamericanos traicionados por 'sus'; íntimos! " ' " En "Julio César", (que más que "Julio Cé~al" po–

dría IIClmcllse "Bruto", plJeS es la relevante personalidad

de éste la que se destaca con mayor fuerza en la Obra), Shakespeare se diría que hace, casi el apólogo del mago, nicídio; aquí al contrar io de "Macbeth", donde el cri" men fué movido por las pajas pasiones de una amb.ición desmedidC1, aquí digo, el crimen politico fL!é motivado pOI,'la iustificable raz6n de defender la libertad y sal\~dr

a la Ciudadanía yola, patl ia Y a pesar de que el prin– cipal asesino, BI uta, tiene contra sr, el agravante de fd grqtitud que como cuasi hijo que era, le debía ,q Cés~r;

esta misma condici6n de Bruto la utiliza Shakespeare

pciraé~altatlo Esto es ql.!e, la pa?i6n~e Br'uto podo lI?ei~

tad,' su devoCi6n a los principios repubHcanos, su aJ'"!1ó~ a la ciudadanía romana fueron más grandes, que su~.~erili.'

mientas filiales hacia César (que los tení Cl muchó) "(' gs'¡ Bruro, en.el discurso ¡ustifícativó ~el c:riTTle'l, ded_a~Cl $.'!

amor a César pela su mayor ampr a Roma, di~ie."}cl<¡i;

" , ' . Si hubiese uno el'l e~ta, As. C1 mb,ll¡!a que., P~Ó.f,éS,C1~~

entrcJñable amistad

(l CéSCJT, a él le' digo, que el c:lfilet~

de Bruto por C~5ar .n~ e.r9 T\1en/?r qU9 ~I ~I1Yo. ·Y.si btif.

tonces ese amigo preguntase por qué Btu~c! se, ,t;t1~9 .COI'l:

tra Cés~r( ésta. es ini cOfltest~ci?n:, -'i\!o ptirc¡Vé dm.ab~

a ~ésar m~nos, sin,o porque a~Q.b:a, ~ Róín!i, m~s~'

~Prefe~ir,íái.s 'loé .Cés(:Ir \!iviera y, mo,r!í'~ó;~os ~~c!a~~~/~

que esié ~uertó César y ,od95 vi--:if tlbrEis? Por"qóe '~é$c!r

me apnmaba, le lloro; porque fUe afortunado le celebro'; como voliente, le heJn,ro,; pero por ambicioso, le maté, Lá– grimas hay paro su afecto, júbilo para su fortuna, n~nr~

para su valor, muerte parCJ su ambición ¿Quién hay aquí tan f;lbyecto que quiera ser esclavo? Si hay alguno que hable, pues a él he ofendido! ¿Quién hoy aquí tan es– túpido que no quiera ser romano? ¡Si hay t;lIgunO que hoble, pl.les a él he ofendido! ¿Quién hCly aqul tan .vII, que no ame a su Patria? iSi hay alguno ql,le hable, pIJes

CI él he ofendido! Aguardo una respuestCJ • .• No he he– cho con César sino lo que haríais con Brl,l!f~. Los moti· vos de SU muerte están escritos en el Capitolio. Su glQ– ria no se amengua, en cuanto la m,ere~ia, ni· se exage– ran sus ofensas por las cuales ha merecido la ml.ierte , •. Con est9 mo despido: que igual que he muerto a mi mejor amigo por la salvación de, ~oma, tengo el mismo puñal parCJ, mí propio, cuando plazca a mi Patria I)ece. sitar ,mi muerte". O sea,. Shakespea.re esfalf1e¡;e <¡¡ue

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