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Carlyfe, bickens, Byron, Rudyard kipling, Oscar Wilde, Wells, Arthur Symons etc Estos, sin incluir a Shakespeqre naturalmente, de cuya presencia en Ru – bén Daría, me ocuparé en capítulo aporte

A Carlyle se refiere en los ya varias veces citadas "Dilucidaciones" de El Canto Errante, cuando nos cuenta, cÓmo don Marcelino Menéndez y Pelayo solió a su defensa, contra los censores del ritmo por él uso– do en su poema "Pórtico", diciendo que allí no había nado de peligrosa invención, sino que esos eran sen– cillamente, los viejos endecasílabos de gaitagallega "Y yo aprobé -dice Rubén Porque siempre aprue– bo lo correcto, lo justo, lo bien intencionado, Yo no creía haber inventado nada Se me había oc.urrido lo coso como o Valmajour, el tamborilero de Proven– za O había "pensado musicalmente", según el decir de Carlyle" . A Dic!<.ells lo cita desde Azul, cuando en "11 -Acuarela" al describir una viejo dama inglesa, dice de ella, que parecía "como extraída de una novela de Dickens" Y de nuevo en sus "Semblanzas", al hacer la del escritor vVefls, pone con reservas a Dickens, como uno de sus antecedentes, así como pone a Poe, o Mark Twain, o I<ipling, a Alphonse Allais

De 8yron, Rubén fue un admirador constante y desde siempre En la sección "del Cercado Ajeno" de "La Iniciación Melódica" encontramos una pará– frasis de Byron "La Eternidad" y uno traducción "A Augusta" En "Otros Cantos Chilenos" de "Del Cho– rro de lo Fuente" nos encontramos con este bello poe– mito

En las horas amargas que he $ufrido

P.rt ulla soledad que es un destierro, con profunda tristeza he comprendido al CC1riño de 8\/1 on a su perro.

(Diciembre de 18881.

Y en los dos cuartetos de su soneto "Ante el -David- de Miguel Angel", incluye a Byron de la más señalada formo, osí

Viste el David, como era bello y franco?

En ~I estó

1(1 soberana esencia de la tierra, y la pura transparencia eJe lo alto, ele fo noble y de lo blanco.

1:1 By, 011 cojo y el Cervantes manco contarCln esta gloria do Florencia,

y lo que exisle de divina ciencia en ese pectoral y en ese flanco.

"Enfre el Río de la Plata - Isla de Oro" do "Del Chorro de la Fuente".

De Rudyard Kipling, el cantor del Imperio Inglés, encontramos en lo Obro de Rubén Daría numerosas re– ferencias, aunque ningl,lna verdaderamente citable, porque todas son rápidas, a vuela pluma y a propósito de. ~uy diversas cosas Y de Oscar Wilde, o quien Ruben conoció en París personalmente, nos encontra– mos en su Autobiografíá el relato de ese encuentro "Había un bar en fas grandes bulevares que se llama– ba Calisaya Carrillo y su amigo Ernesto Lajeuneusse me presentaron allí a un caballero un tanto robusto,

afeitado, con algo de abacial, muy fino de trato y qué hablaba el francés con marcado acento de ultrornan– cha Era. el gran poeta desgraciado Oscar Wilde ROla vez he encontrado una dist\nción mayor, una cultura más elegante, y uno urbanidad más gentil Hacia poco que había salido de la prisión Sus viejos amigos flanceses, que le habían aduloqo y mimado en tiempo de riqueza y de üiunfo, no le hacían caso Le quedaban apenas dos o hes fieles de segundó orden El había cambiado hasta de nombre en el 110tel donde vivía Se llamaba con un nombre balzaciano, Sebas-tián Menmolth En Inglaterra le habían embargado todas sus obras Vivía de la ayuda de algunos ami-gos de Londres Por rozones de salud, necesitó hacer un viaje a Italia, y con todo respeto le ofreciá el dinero necesario un barman de nombre John, que es una de las curiosidades que yo enseño cuando voy con algún amigo a la "Bodega", que estó en la calle de Rívoli, esquina a lo de Castiglione Unos cuantos meses después moría el pobre Wilde, y yo no pude ir o su entierro, porque cuando lo supe ya estaba el desventu– rado bajo tiel ro Y ahora, en Inglaterra y En todas portes, recomienzo su glorio " Que es un relato verdaderamente patético.

A H G. Wells, en su extraordinaria imaginación, le dedica una semblanza, donde nos cuenta del éxito alcanzado por este escritor, y lo compara can Swift, con Julio Verne y otros, como ya al hablar de Dickens dejé anotado Ya Arthur Symons, contemporáneo de Rubén y muy a la moda del momento, y a quien Rubén llama "Un espíritu tan penetrante como ágil, un in– glés pensante de los mejores" lo vemos aparecer varias veces al correr de la Obro dariana, inclusive, Daría hace una generosa crítica en su Libro "Letras", del libro de Symons "Retratos Ingleses"

Daría por lo tanto no sólo fue permeable a todo lo bueno del mundo de hablo inglesa, sino a lo britá– nico en especial, tanto a lo permanente de la literatura inglesa, como a lo que novedosamente aparecía en su tiempo Y examinado nuestro poeta boja ese aspec– to, los puertas están abiertás para ver connaturalmen– te lo presencia de Shakespeare -el representante por excelencia de Inglaterra- en lo Obra de Rubén Daría

IV.-PRESENCIA DE SHAKESPEARE

EN RUBEN DARlO

La obra de Shakespeare, se puede afirmar fue de las preferidos de Rubén Darío y una de las que más contaron en su formación En el prólogo de Prosas Profanas, nos dice sus preferencias "El abuelo espa– ñol de barba blanca me señala una serie de retratos ilustres "Esle -me dice es el gran don Miguel de Cervantes Saavedi d, genio y manco, éste es Lope de Vega, éste es Garcilaso, éste Quintana" Yo le pre– gunto por el. noble Gracián, por Teresa lo Santa, por el bravo Góngora y el más fuertes de todos, don Francis-co de Quevedo y Villegas Después exclamo "Sha-

kespeore! Dante! Hugo! "(Yen mi interior "Ver/aine!") Rubén 110 puede ser mós explícito En el poema XI, de Cantos de Vida y Esperanzo, al refe– rirnos lo hostil que es el mundo con el artista y con el pensador, o quienes llama nuevos Cristos, (con un gran 27

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