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« Previous Page Table of Contents Next Page »otra mitad es sU expresión", genial y acertada afirma– ción, porque, lo que fundamentalmente diferencia al hombre de las otras criaturas de la creación, es la fa– cultad que tiene de expresarse, y lo que hace al poeta superior q los demás hombres, es la excelsitud de esa expresión En el mismo ensayo, Emerson nos explica en qué medida el poeta es el repJ esentante del hom· bre "Las impresiones de la Naturaleza caen sobre nosotros demasiado débilmente para hacernos artistas Toda impresión debería estremecernos Todo hom– bre debería ser artista hasta el punto que pudiera ex– plicar en la conversación lo que le había ocurrido Sin embargo, en nuestra experiencia, los rayos o las aproximaciones de los cuerpos celestes tienen suficien– te fuerza paro llegar a (os sentidos, pero no fa sufi– ciente para aicanzar la necesaria rapidez y obligar o la reproducción de sí mismo en el discurso El poeta es la persono en quien estos poderes están en equili– brio, el hombre sin impedimiento que ve y maneia lo
que otros sueñan, que atravieza toda la escalo de lo experiencia y es el representante del hombre, en vir–
tud de que es el poder mayor paro recibir y comuni– car" En esto es verdaderamente donde radica la grandeza del poeta, en que es "El poder r;nayor para recibir y comunicar" la experiencia humana Desde este punto de vista el poeta es representante del hom– bre y los grandes poetas como Daría y Shakespeare son representantes de una raza, de un pueblo, de una lengua, porque expresan no sólo su riqueza Interior, sino "fa riqueza común" de su raza, de su pueblo y
de su lengua
Su ensayo sobre "Los hombres represeritativos" lo inicia Emerson, de esta suerte "Los grandes hom– bres son como un colirio que limpia nuestros ojos del egotismo, y nos capacita para ver otros pueblos y sus trabajos" Así, o través de Shokespeare vemos Jo Inglaterra Elizabethiana y la anterior, y a través de Daría vemos el Mundo Hispánico en su angustioso situación finisecular y en su posición permanente y actual El ensayo "Los Hombres Representativos" de Emerson, no encoja en todo su desarrollo, con su en– foque iniciol, ni con los conceptos vertidos en el ensa– yo "El poeta", porque los hombres que toma son más que representativos de una lengua, de una roza, de un pueblo o de una época, representativas de una vir– tud, arquetipos de un oficio y así vemos desfilar los siguientes nombres "Platón o el Filósofa", "Sweden– borg o El Místico", "Montaigne o El Escéptico", "Sha– kespeare o El Poeta", "Goethe o El Escritor", etc No es en absoluto desde este sólo punto de vista, (aunque también desde este punto pudiera considerórseles), qu yo considero a Daría y o Shakespeare como hom– bres representativos, sino desde el más amplio el de la lengua, el de la raza, el de la cultura, el de lo civi– lización
Antes de que Emerson publicara su "Hombres Representativos" en 1850, Carlyle había en 1841
publicado sus ensayos "Heroes and Hero-Worship", trabajo que está m.ás cerca que el de Emerson del con– cepto del hombre representativo que yo le doy a Ru– bén Daría, paralelamente al rango que a Shakespeare
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blando del imperio Inglés, con uha visión más qUé Ceno
tenorio, dice que el lazo indisoluble de todos los pueblos de habla inglesa será en el futuro la obro de Shakespeare porque éste es "el más noble, el mós amable, y aún el más fuerte de todos los vínculos de unión" E imaginando lo que los ingleses disemina– dos en tanlas latitudes y países del vasto imperio inter– oceánico, dirán asiéndose fuertemente a aquellos que sobre todas los vicisitudes los une, exclama por boca de ellos "Si, Chakespeare es nuestro, nosotros lo he– mos producido, hablamos y pensamos gracias a él, so– mos d<l lo mismo sangre, de la misma raz.a que él" Porque primordialmente, Shakespeare es Inglaterra, o mejor dicho toda Inglatel ra está en él, inmediata– mente después y sin vacilar hay que afirmar que todo el mundo de habla inglesa tiene en Shakespeare su más calificado e indiscutible repres8rttanle Y si quisiél amos representar con un solo hombre la cultura occiJenlal, después de barajar los nombres de Home– ro, VirgiJio, Dante, Cervantes, Shakespeare y Goethe, escogeríamos al inglés de Stratford upon Avon can plena s9tisfoccióI1 y aún más, si fantaseando un poco, lln día en llll concurso interestelar, tuviél amos que escoger a un representante del planeta, Shakes– pr:are sel ía el elegido para ese batallar, porque si en él no está toda, al menos está lo mejor de nuestra Hu– manidad Porque Shakespeore, como dice EmersQn "está con mucho, más allá de lo categoría de los auto– res eminentes, así como estó más allá de lo muche– dumbre El es inconcebiblemente sabio, los otros lo son concebiblemente"
Entre los hombres representativos de Occidente tenemos a Homelo, y con él lo mejor de Grecia está a salvo, a Virgilio y en él 'a Roma civilizadora está redi– vivo en sus mejores esencias Luego Itolia, dónde encontrarla mós excelsa sino en Dante, que además resume en si, a toda la Edad Media? -y el espíritu de España no está ocaso en Cervantes?, nadie más puede representar las complejidades del almo españo– la, sino ese dueto incomparable de Don Quiote y
Sancho Panza CI eado por El Manco de Lepanto In– glatel ro, ya lo hemos dicho, está en Shakespeare con– tenida, como lo está Alemania en Goethe Y Francia, lo de tan notables escritores y poetas, no ha producido el tipo que la represente, porque ha producido muchos, y si escogiéramos a Hugo, no podríamos hacerlo sin exclamar como Gide "i helas J"
Pero, y si se preguntara Rubén Daría, a quién representa? Al Mundo Hispánico respondería, por– que el Mundo Hispónico es España e Hispanoamérica,
y a Hispanoamérica no la puede representar Cervon– tes, por mucho Quijote o Sancho Panza que el hispa– noamericano lleve en el olmo Las características del Nuevo Mundo la paisajística, de horizontes sin lími– tes y la vastedad de dos océanos que nos circundan, la racial, de mestizaje fertilizante, y la libertad, y en ella especialmente lo del verbo, por el desapego que sin romper con ellas se sient<!, con respecto a las tradi– ciones y ataduras del pasado, no están, ni pueden es– tar en Cervantes Rubén Daría no se pudo haber dado sino en América, porque la revolución idiomático por él verificada, implica una connatural libertad para
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