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EL PRESENTE TRABAJO FORMA PARTE DE UNA OBRA VOLUMINOSA QUE EL DOCTOR LASCARIS ESTA ELABORANDO EN RELACION AL DESARROLLO DE LAS IDEAS FILOSOFICAS EN CENTROAMERICA. EL AUTOR ES UNO DE LOS

PROFESORES QUE CUENTA CON MAS PRESTIGIO EN LA UNIVERSIDAD DE COSTA RICA.

LA ENCOMIENDA EN CENTROAMERICA

CONSTANTINO IJlSCARIS COMNENO

Direct()r de Cátedra de Estudios Generales

Universidad de Costa Rica.

No vaya intentar una historia de las encomiendas, sino solamente un examen so– mero desde dos puntos de vista: 1, corno solución positiva adoptada por la Corona pa– ra encauzar la obra de civilización de los aborígenesl 2, las polémicas doctrinales sobre su licitud, consecuencia como concepto del indio corno persona libre.

Anies de entrar en su estudio en serio, deseo señalar una fábula forjada en su tor– no.

"Los naturales datos en encomienda eran herrados, como los esclavos ... " (1).

Si fuera uno de los tantos errores (afir– maciones inventadas) de Tomás Ayón, no tendría importancia. Pero se halla basiante generalizada.

Veamos el juicio de un historiador que resuelve la faHa de docurnentación median– te dialéctica:

"Vivían / los indígenas precolombinos / la frase preesclavista o esclavista dornésti– ca

"Con la conquista de estos pueblos, lle– vada a cabo por los españoles, se establece la esclavitud, no obstante que España había Superado ya esta etapa . España en el si– glo XVI vivía la etapa del feudalismo, ya en dec;;tndencia por cierto, pero los conquista– dores se encargaron de reducir a esclavitud a lo~ pue~los conquistados. .. Más adelanté se dl¡3írazo la esclavitud con las encomien– das de indios y los reparlirnientos". (2). Todas esas afinnaciones son inexactas. Los pre<.;olohlbirios teníah formas de esclavi-

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ludo España en el XVI no había superado la esclavitud. Y la encomienda no fue es– clavitud disfrazada, fue encomienda.

Oira visión, también inexacfa, aunque menos arbiiraria, es la siguiente:

"Los indígenas encomendados, que se reputaban libres en derecho .. sus mujeres e hijos, sus familias y los pueblos mismos encomendados que componían la masa ge– neral, no tenían afros jueces, otros superio– res inmediatos, que los encomenderos espa– ñoles, elevados a magistrados y señores de vasallos a quienes tributaban sus respecti– vos súbditos, y estaban sujetos en lo civil y criminal, en lo polífico y económico, en sus personas, vidas y haciendas, sin otro recurso y apelación en caso de agravio y de queja, que a los adelantados y gobernadores de las provincias primero, después a las audien– cias, cuando las había, ... " (3).

Responde a la típica crífica de que la teo– ría era "buena y la práctica "mala". (4).

Por de pronto, para ver qué fue la en– co:mienda, hay que repudiar todo juicio de que fue un resabio medieval. La encomien– da fue, de hecho, una iristitución jurídica de la Edad Moderna, exclusivamente (siglos XVI-XVIIII. En ninguna oira época se ha da– do. Y precisamente la Corona la utilizó para acabar con los inicios del feudalismo de los conquistadores. Por ello, es un típico fenó– meno "moderno".

El nombre y el origen de la institución es Eclesiástico. En Derecho Canónico, "com-