Page 18 - RC_1967_12_N87

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confundicl()~ con los hombres a las faenas para fracasar en una educación soez. También es friste el cuadro en IClS lechr-,Iías. Los ordeñadores frabajan a la media no– che, en corrules llenos de estiércol, bajo aguaceros to– rrenciales, perdiendo fuerza y lozanía. Un observador puede notar cuan pronto envejecen los hombres en nues– tros campos ol(fenuCldos por un trabajo que si no es ex– horbitante, es bien desordenado y en consecuencia in– solubre.

Con superfícialidad de criterio suele repetirse que nuestro pueblo no pasa necesidades y que vive scdisfe– cho porque cOOle fliioles y plátanos clue es una alimen– tación buena, bastante superior a la acostumbrada por

105 pebres en otros países del continente. Pero nadie, incluso el Estado, se ha preocupado de examinar si esa alimentación es verdaderamente cempleta, y mucho me– nos de dictar medidas en este punto que es de vitalísi– ma importancia para la raza. Además el licor que se le sirve es envenenador porque contiene aceites esen– ciellas que destruyen la salud y perturban el organismo., Por eso nuestro pueblo degenera perdiendo fuerza y re– sistencia para el trabajo. Como be dicbo el Estado se ha mostrado indiferente a esta materia, y apenas de algunos años CA esta parte se interesa por la higiene com– batiendo algunas enfermedades, pero no vigila el aseo

y la salubridad cle las habitaciones, la alimentación de los trabujClaoles, la medido del trabajo, ni las posibili– dodes clel esfuerzo y el ejercicio vigorizante. •

Cómodo y baroto es declarar de una vez satisfecho a todo el mundo, ,",orque no protesta y porque lleva en silencio una vida miserable. Tal criterio no es una no– vedad nicaragüense. En varios países se ha procedido elel mismo modo hasta que despertó el huracán a las clases acomodadas, que se encontraron de pronto con masas airadas y sin educación que reclamaban sus de– lechos por nlótodos salvojes "El comunismo no puede venir ll(lciCl nosotros. Estamos libres por la forma pri– mitivo de nue~ha economía que es todavía colonial y

CC/rece de industria. Nuesho clima no exige gastos ma–

yores para la defensa del cuerpo. Faltan siglos para que poclamos tener los problemas de la distribución que abrulna a otros pueblos. Dejemos que algunos ilu– sos jueguen con un inocente socialismo que no puede penetrar el tilma de la nación que lo rechaza como plan– ta exótica." Esos son los lugares comunes que se han repetido en todas partes, mientras las clases acomoda– dus duermen tranquilos, y las malas ideas se van colan– do en virtud de unel propaganda persidente V hábil, y SOCaVt1Il las bClses del edificio.

Es vereJad que la clase principal en Nicaragua no es hermética, sino más bien Clccesible y se renueva cons– tcmlemente. r:~ derto que nuestro pueblo 110 padece las mordedulos tefl'ibles del hambre, que aflige en otros paí– ses

(l muchedumbres de proletarios sin ocupación, y que entenebrece la. inteligencias y es acicate para la rebe– lión. Es cierto que no tenemos, sino para oficios deter– minados, la desocupación forzoso; y que todo hombre en Nicorogua que busca trabajo, si no se encastilla en un oficio único, lo encuentra, porque más bien se pade– ce de escasez de blClzos para las faenas agrícolas; pero

110 olvidemos el dolor que significa, el tener que aban– donar la profesión aprendida, y que se creyó desde los años mozos medio seguro de ganarse el pan. No po– demos negar tampoco veracidad al dicho, que hemos escuchado en tertulias de propietarios, de que las fincas producen muy poco y no permiten, sin la ruina del due-

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110, c'!umentar ¡as erogaciones; que la distribución ele los productos es exigua tanto para 105 servidores como pa– ra el potrón, sin que haya lugar a queja de ninguno porque todos suflen la misma pena. Pero estos argu. mentas no valen frente 01 problema social. Al traba– jador no le importa que sea pequeña la ganancia del dueño, lo que le importa es la mala remuneración de su trabajo. El trabajador que escucha las insinuaciones malévolas de los propagandistas de las falsas doctrinos sólo mira su pracaría situaCión, su vida miserable, y se deja arrash'or por el señuelo ele reivindicaciones que le prometen Reflexionemos seriamente en que esa falta de producción no debe caer sobre el trabajador aunque le ayude con la carga el propiet<lfio, sino que se debe intensificar la empresa poro bien de todos o abando– narla si no produce las justas compensaciones del esfuer– xo de unos y de otros. No olvidemos lo que elice el filósofo autor del "Sentido de la Historia": "Cuando fal– fan fuerzas creadoras necesarias para la transformación de las formas de la vida, el c"rso de un pueblo adopta un ritmo revolucionario".

El comunismo '1ue es esencialmente expansivo, no Jescclnsa por conquistar el mundo. Na vuelto sus ojos a los países hispanoamericanos, porque cree que en este Continente está el porvenir de la civilización, y que sólo apocierándose de los países latinos podrá hostilizar con éxito a los E~taclos Unidos, en cuya raza sajona cs~á

como encarnado el ideal c.apifalista. En operaciones ocultas tlVC1nZCl logrando esa infuntil confianza que he señalado. Usa de una estrategia que ya va siendo bien conocida por los que estudian la materia. Si nos fiamos encontrOlemos repetidos los intentos en las formas de una télclicn revolucionoria que se parapeta dclrás de lo (lue encuentra, p(lra ocultarse mientras prepara el am~

biante y después lanzarse o la elcción directa.

He procurado exponer esta tesis midiendo las pala~

bras y examinando las cosas sin exagerar los términos. Es posible la invasión c.omunista en Nicaragua. Los he~

chos, las circul15tancia, 105 argumentos, todo prueba esta conclusión. Pero no debemos enloquecemos de alClrma, ni entregarnos Cl pueriles miedos.

No debemos lampoco permanecer en la postura có. mocla de los que se atienen a la vigilancia del Estado, que posee instrumentos políticos ineficaces para organi– :wr solos una sociedad Aceptada la premisa, debemos proc.eder con serenidad a buscar los remedios en las fuentes cristianas que nunca se agotan. Los mismos comllllÍstas con el presilitismo mesiánico que los domi– na, decloran que existen dos INTERNACIONALES que se disputan el dominio de la humunidad: Roma y Moscú.

1"1 ente a( ideal comunista, que levanta, envolviendo un grosero materialismo, las reinvindicaciones de las clases pobres, no puede erguirse más que el cristianismo integral, que envuelve esas reinvindicaciones en el espi– ritualismo, que las hace más respetables y más capaces de labrar la felicidad del hombre.

Nuestra sociedad es cristiana, nuestra táctica debe ser organi:r:arla. No me toca investigar los medios; pero no quiero terminar sin decir a la juventud que nuestra tradición cristiana y romana nos debe inclinar

el recono– cer la permanente superioridad del amor y de ICI acción sobre la permanente superioridad del amor y de la ac– ción sobre las meras teorías. Procuremos concordar un designio individual de caridad con un corporativismo ordenado por la justicia social, para el bien común, y

confiell1os a Dios el destino de nuestra Patria.

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