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LA SITUACION QUE TODAVIA PREVALECE EN NICARAGUA TAMBIEN HACE OPORTU– NA LA PUBLlCACION DE OTRO BRILLANTE ANALlSI5 liECHO POR EL DOCTOR CARLOS CUADRA PASOS EN 1937 CON MOTIVO DE LOS PRIMEROS BROTES COMUNISTAS EN
EL PAIS. EL CUADRO QUE NOS PiNTA DE LA VIDA RURAL ES EN MUCHOS ASPECTOS PARECIDO AL DE GUATEMALA Y TODO LO QUE EL AUTOR PREVEIA EN AQUELLA EPO-
CA SE HA CUMPLIDO CASI AL PIE DE LA LE'rRA
POSIBILIDADES
DEL COMUNISMO
EN NICARAGUA
Cuando se ven cerrados los horj%ontes del mundo por el anuncio de la tempestad que se ha desatado ya
sobre varias naciones, conmoviendo, azotando y destru– yendo, es IICltural que el alma nicaragüense sobrecogi. ela se pregunte: ¿será posible que desote su furia sobre nosotros? Si a tClI interrogación dierc.cn ICls señales del tiempo uno respuesta negativo, no nos sería dodo sin embargo 90%Clr de descuidoda tranquilidod, cuando true– na tan recio al otro lado del mar. Pero si la contesta– ción fuere Clfirmativa se impone de urgencia prevenir osas posibilid(ldes, investigando los métodos que sea preciso adoptar para atajar /0 invasión antes de que se desborde asolando nuestra patria. Me toca discurrir so– bre el telna básico de las medidas que deban adoptar~
se para resolver de manera justa y conveniente el pro– blern" social en Nicaragua El tema es más de obse,.. vación que ele filosóficas reflexiones. Mi vida pública me ha puesto en contaclo por años con las masas, y
me ha permitido divisar el panorama social desde los miradores del Estado y de relaciones animadas con e/e– rnentos de Itls diferentes clases sociales. Rendiré pues, un testimonio sobre cosas vistas, y procuraré verter lo que mi experiencia ha podido deducir de los hechos, de las relaciones de nuestras cosas con las cosas de otros I,aíses.
Concretémonos o Nicaragua. Acompáñenme a re– correr el paisaje no sien,pre risueño de las diferentes clases de nuestra sociedad, y a estudiar su organiza– ción. Sienlo mucho tener que usar un lenguaje crudo para plonunciar verdades dUlas que pueden talvez mo-
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C'm.RLOS CUADRA PASOS
Historiador Nicalagüense
lestar a algunas personas sensibles; pero estoy obliga– do a no ocultar ninguna de lels observaciones que hoya podido hacer en mi COlltocto con esos clases sociales. 5010 dejando expuesto el mal sin contemplaciones, y vi~
sibles las lIagos, podrán tener acierto para aconsejar los remedios, y aceptarlos cualquiera que sea la amar· gura de su sabor.
Principiemos por la familia, núcleo central de la sociedad. Débil se presenta su organización en el pue– blo de Nicaragua. Al decir esto debe entenderse que me refiero a la mayoría de la población y no a sus "eli– tes" que informan una minoría radicada en las e/oses principal, media y artesana. En esa pequeña porción selecta florece la familia cristiana con un organismo sa– no y frondoso; pero entre el verdadero proletariado y enfre los campesinos dispersos en haciendas y aldeas remotas, es triste tener que confesar que carece de or– ganización la familia en nuestra patria. Generalmente no está edificada sobre el matrimonio, y muchas veces ni aún sobre /0 pelreja ele hombie y mujer en/arados por un ClI110r natural, fiel y durable El padre no es cabeza de familiCl; y esta función, que es quizás la más impor– tante del patriotismo, está abandonada a la madre a quien toca desempeñar todos los ingentes deberes que se reladonan con lel prole. El Estado ha mirado con in– diferencig en nuestra historia esa desorganización fami– liar. No ayuda a la mClclre en su tarea de sustentar el hogC1r a que la somete el desvío del hombre de tal ob/i~
gClri6n No ¡Hctaga tampoco
ti los niños que crecen en la horfanclad. El vicio de la ebrieclad, por desgracia
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