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-Corta de mangas;

-Nodo ha perdido, U, la compondremos El tercer defecto encontrado estaba en el cuello, el cuarto en las espaldillas, etc Pera tanto fue el cántaro al agua, que al fin se quebró agotósele la paciencia al sastre, quien le dijo al necio parroquiano, tirándole la chaqueta a la cara

-A usted no hay chaqueta que le alcance

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La cuaf frase, que tuvo su oligen en una sastre– ría, parece ser inventada para el pueblo éste vive en perpetuo descontento, quien quiera que lo gobierne y

bajo cualquier forma de Estado No hay chaqueta que le alcance; al pueblo

IV

-Vamos, muchacho -le dice el maestro al dis– cípulO- Apunta las medidas del pantalón de este caballero

y toma la medida y la aplica al parroquiano -Rodilla 58

-58 de rodillo --apuntando el discípulo -Altura 108 -108 de altura -Entrepiernas 88 -88 de entrepiernas -Cintura 78

-¿Todo o medio cintura?

-Todo, muchacho, sólo que fuera la de la veci-na embarazado

-78 de cintura, toda lo cintura -Posaderas 98 -¿Posa ?

deras, les fondillos, tonto -98 de fondillos -Ruedo 40 -40 de ruedo

-A ver el apunte ,¡Molo! --examinándolo-No lo entenderá mi compadre Ponlo en limpio y así lo dos

Este maestro de sastrería sólo tomaba las medi– dos, otro sastre, compadre suyo, era el que cortaba Al sastre cortador, pues, le entregan el apunte Pero ;ucede que el discípulo, un atolondrado, baraja fatal– 'l1ente las medidas 01 copiar varias veces, y escribe en limpio .

98 de rodillas, 78 de altura, 40 de entrepiernas,

108 de cinturas, 58 de posaderas o fondillos y 88 de ruedo

El sastre de la tijera, aunque encuentra extrañas las medidas, corta el pantalón conforme ellas rezan

~n el apunte .

-¿Para qué monstruo será esta prenda? -se pregunta el oficial de (a costura

y cose el pantalón

-j Horror! -exclama el diente 01 recibirlo Porque aquello no era pantalón, sino una defor- 'l1idad de pantalón, o un pantalón de deformidad, se– ;¡ún había distribuido las medidas el atolondrado que Jpuntaba

" " "

En algunos pueblos de Dios ¿tomarán de vitola a

ese discípulo paro distribuir la justicia?

V

Dijo ser sastre, como hay quienes juran que abogados, médicos o poetas" y no lo son Y abrió su e:stc¡blecimiento Pero no era tan molo (artísticamen– te hablando) pues sus obras s610 un defecto tenían, constante, eso sí no ajustaban al cuerpo del parro– quiano

-Señor -se quejaba éste- ef pantalón muy ancho de fondillos y aprieta por 'a horcajadura no ajusta

-Naturalmente

y el sastre recortaba de allá y añadia por aqui

-Ahora --el diente- se ha invertido el orden

de los factores

-Pues no ha alterado el producto -el sástre, que la picaba de aritmético

-Cierto, por la falta de ajustamiento aprieta por los fondillos y lo horcjadura casi llega a las rodi. lIas No ajusta -Es claro

y el defecto se repetía en las levitas, chalecos, etc, y si el sastre hubiera cosido una sábana, tampoco ésta ajustara

* * *

A ciertos legisladores suele pasarles algo seme– jante con sus leyes por más que las reforman, no ajustan al pueblo

VI

Como el trastejador deja adredemente una gote–

ra para que después le llamen a componerla, oís el sastre, mal pegado un botón para que el parroquiano ocurra de nuevo a sus servicios i Un botón! Muchos, si no todos Parece que para pegarlos escoge el hilo más podrido ,

-Dígame, señor sastre -se queja un c1iente– ¿ha pegado U con cera los botones de este vestido? -No, mi parroquiano -contesta el sastre -Pues vea Ud los de la portañuela flojos, caídos tres del chaleco al cerrarlo, e igual suerte corrieron los delanteros de la levita

-¡ Vergüenza (a que me hacen pasar los oficia– les! -se excusa el maestro - Lo remediaremos, mi querido cliente ¿Hay más botones en mal estado? -los traseros de la levita

-Los del talle, veámos/os Pero están bien pe-gados

-jOh sí,!, como los otros JúzgueJo U

y el parroquiano arranca de un débil tirón esos dos botones

" * "

Del mismo modo está pegada fa virtud de algunas mujeres al primer tironcito. i a Dios, mis flores!

VD

De cierto tiempo acá, sólo algún sastre de barrio le roba género al prójimo, que (os de la parte principal de 10 ciudad, los pudientes, no Y ¿cómo, cuando és– tos se lo proveen 01 parroquiano? Verdad es que bien o mal aquél le haga el vestido a uno, mal o bien los otros, resulta lo misma cuenta, porque lo que no se va

en lágrimas se ya en suspiros Y si no, haga U lo prueba

-Tráigame cuatro varas paro el terno, y aún es

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