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ignorada, uno de esos graciosos tipos que se posan la vida estafando, si no al prójimo, al conjunto de próji– mos que llamamos lo sociedad.

A pie, ridículamente vestido y conduciendo un cartelote en el que se ofrece sorprendente maroma -saltos no imaginados nunca, niños-aves, una mujer que andará de monos sobre las puntas de cien puña– les, etc - sale a las calles el que se dice payaso de 10 compañía Detiénense en las esquinas para bailar al compás de un semi-tambor que mal toca otro, pero antes'

Público .el más Ilustrado,

Ilnl~e el que hoy se ve reunido

Lo col'llés y lo euJendldo,

Lo afable y civilbado, Siempre habéis dlsbnulaclo, Con clUáclelr indulgente, Al aclOll' que reverente Os saluda desde aqui. Lo nusmo es picto POI: mi

En la actualidad presente.

y al bailar, entre muecas mil

lJua~1 j~1 jua~n!

llega la noche y -<:omo escriben los cronistas– tenemos, o tiene el payaso del cuento que historio es,

/10 teatro, sino un solar lleno de bote en bote. Extraña algunos que el payaso lo seo todo él ha vendido los billetes y él ha arreglado un par de trapecios y cuatro argollas A los que le preguntan

por los maromeros, por las maromeras, principalmente, contesto.

-A su horo saldrón.

Suena lo campanilla y el payaso sale de un cuar– tucho, y a los tablas, a la arena, digo La misma décima de los calles.

Público el más Uu.s.trado,

¡¡:..... e el que hoy se ve "unido

Lo coltés yo lo enfendldo,

Lo afable yo dvWzado,

Sienlpre habéis dhimulado,

Con clUáder Indul!f8nJe,

.lU actor que reverenle

Os saluda desde aquj.

Lo mismo 05 pido POI' mi

En la actualidad presente.

-j Música, maestro!

y cuatro músicos medio ebrios tocan un son que el payaso indica, y éste, bailando, canta'

¡Juaifinr fua1ainr iuaitinr

¡JuaiJinr fuaifin! juaitinr

y el público-pueblo, a quien divierte cualquier majadería, palmotea, grita y él también

¡.Yuallln! iuaitln! iualtln!

-j Cinco minutos ele intermedio! Dice el payaso. Y a su cuartucho. Segundo acto, y otra vez el payaso

"Público el más Uustraclo,

E1~ el que hoy se ve I'IlUJlido

-Música, maestro!

¡Jualfud iuoWnl iuallbd

Los más sencillos comprenden que el payaso se ha divinamente burlado de los chinandeganos.

-j Cinco minutos de intermedio!

y a los cinco minutos'

"Público el más Uusb'ado,"

¡JuaUin! iuaUln! iualtift!

-j Cinco minutos de intermedio! ¡ Música moes-tro!

Pero posan los cinco minutos, y pasan diez, y

puede pasar más tiempo, y nadie sale del cuarto.

lJuallbd fuaUiu! fuaWur-

los muchachos

Impaciéntase el público ilustrado, I'entre el que se ve reunido ID cortés y 10 entendido" Un polizonte se dirige a la habitación del payaso y llama inútilmen– te a la puerta Esta cae a los empujones del polizonc te, quien buscando y escudriñando, sólo halla en el cuarto el ridículo vestido del payaso y un cartelón en el que se lee en letras grandes.

¡JuaifinJ iuaifinr fualJlnl

El payaso ha desaparecido

-Señores -dice el polizonte, dirigiéndose al público, con el vestido en una mano y el cartelón en la otra- ¿quién quiere esto?

-¡Juaitin! juoitin! juaitin! --gritan los mucha– chos.

Los músicos, a quienes el payaso les ofreciera

pagar después de al función, vocíferan espantosos ter– nos Algunos-lila afable y civilizodo"-disimulan– "con carácter indu/gente/'-el chasco recibido; pero los más se retiran malhumorados, y las viejas lanzan

terribles maldiciones contra el payaso que se ha lar–

gado con los bolsillos llenos. El pícaro no pagó ni los trapos y mecates que sacara de las tiendas para com–

poner el semi-bosquejo de circo. Un /lcortés y entendido/l hablaba -Lo dije. Esto tenía que suceder

Hasta aquí la dama leonesa, cuya relación arreglo

yo a mi modo.