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-Esfrada - y el Ministerio ~qué dice de és±o~

-Presidente - Todos los Ministros están de acuerdo conmigo. -Estrada - Y la organización mililar en el Campo de Marle y en la Loma c':cómo se encuentra'?

-Presidente - Todo está arreglado con el General Moreira, quien será el Minislro de la Guerra que repondrá a Mena. Tú no tienes más que alistarme la gente que yo te pida en el momento oportuno.

Con e::;ío nos despedimos y yo proced'L a hacer lo que había prome– tido.

A las 11 de la noche fuí llamado por teléfono, y al tornar el aparato me dijo el Presidente:

-Hablas con Juan. Estoy li'3fo; mándam.e la gente.

Entonces yo hice llamar a nlis amigos y los envié por pelolones al Campo, quienes fueron recibidos y mandados a equipar; pero al querer ha– cerlo los rechazaron violentamente Moreira y los suyos.

Cuando tuve noticia de lo ocurrido pregunté a mi hermano qué su– cedía y él me coniestó:

He ordenado que salga la gente y que cada uno se vaya para su ca!;a.

El) vista de esto dispersé a mis amigos a las tres de la mañana. Expuesto lo anterior, hago presente a los hombres que mandan, que el responsable de la pequeíí.a padicipación que tornaron los liberales en los sucesos de la noche del lunes, soy yo únicamenle por los motivos ex– pueslos y que, por lo mismo, acepto las consecuencias de mis procedi– mientos

En cuanto a los bochinches oculTidos al día siguiente en las calles y en la Penilenciaría, ninguna intervención hubo de mi parle y los concep– túo corno hechos aislados d~ que el pa:ctido liberal no es responsable.

AURELIO ESTRADA Managua, 11 de mayo de 1911.

EN EL MINISTERIO DE LA GUERRA

XI

Me anunció un empleado y al rato y después del "Pase Ud. adelan– te" me encontré en el Despacho del señor Subsec:ce±ario de la Guerra Co– ronel Hlldebrando Rocha. Es una ofici.na decente, sin lujo, con dos escrilo– rios: uno para el Minisiro y otro para el SubsecreTario. El General Mena no estaba allí.

A los lados hay butacas amarillas para la audiencia. Cuando entré, el Subsecretario hablaba en voz baja con el redador de "La Tarde".

Así que éste se hubo marchado, le expuse mi pensamiento: Un asun~

±o personal, señor Subsecretario, de pOGOS nünutos. Hecojo datos para un libro que publicaré con ocasión de los úllirnos aconíecinúeníos políticos de los cuales U. fiene conocimiento.

Sí, señor, U. dirá:

El señor Rocha es un hombre delgado, casi flaco, de perfiles enérgi– cos Sus ojos son verdes con brillo rnelálico: ~;u palabra, seca y breve. Se dice que es fácilmenfe irascible.

-He visl0 en "El Comercio" la relación que hace U. de su precipi~

tado viaje a Granada en la célebre noche del 8 de mayo, ~san ciertos to– dos los hechos que se refieren? ~Tiene U algo que agregar?

-Esa relación es exacfa. Nada tengo que agregar y poca cosa que redificar. POlo ejemplo en lo que dice al lugay o punio donde yo torné la besfia para marchar. No fué en casa del Dacfor Leopoldo Rosales sino en la de don Leopoldo Pasos. Después salí del 1eatro, me encaminé a Pala– cio y ordené al Comandante que reuniera su fuerza. Este no tenía mas que cinco soldados: tres enfermos y dos buenos. Pregunlada la causa, di– jo que la fuerza había sido reconcenlrada al Cam.po de Marie de orden del General Esírada. El palacio, pues, estaba casi abandonado.

-.-Yen casa del General Moreira, Comandante de Armas, estuvo U. esa misma noche?

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