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Ya para despedirme, me dijeron ellas:

-Si nuestro padre hubiera esfado de acuerdo COn Esirada en el paso qUE:! iba a dar ¿cree U. que hubiéramos recibido con el afeC±o con que lo hicim.os en la noche del 8 a Hildebrando Rocha, Alejandro Cárdenas y Benjamín Vargas, cuando vinieron a golpear precipi±adamenle nueslra puerla como a la 1 de esa noche? Eslaban alarrnadísimos, casi aba±idos¡ no sabían que hacer y nosoiras les franquearnos el teléfono para comuni– car con l1.ues:lro papá. Cuando yo ienía el escuchado., dijo Esmeralda, oí

la voz del Iv1inis±ro Moneada que decía que ya salía el tren\ de Nagaro±e y ordenaba que se desplegara la policía en la Es±ación y oh'as cosas sim.i– lares. Uamé a Rocha y le elije: - Venga pronto: - oiga que interesa. Rocha invifó a Cárdehas que tomara el escuchador y enseguida ésfe nos comunicó lo que alcanzó a oír.

Inmediatamen±e, Rocha, Cárdenas y Vargas, se pusiel-on en lnarcha diciendo:

-VmTIos a salvar a 1'..1ena: nuestro pueslo esfá allí: debernos lnorir

COn él.

. Y se alejaron rápidamente enmedio de la obscuridad.

Moreira tiene 67 años: de cuerpo alío y fisonía bondadosa. Su ha– blar es calmoso. No es hombre de leC±uras¡ pero es de sentido recio.

LOS HOMBRES DEL DRAMA

VI

En el salón aristocrático, con rinconeras elegantes y sutiles codinas de encaje, me decía el cOfonel Camilo Balberena:

-Mis enemigos me han atacado injustamente. Yo nada sabía de las combinaciones políticas del gene1al Esfrada. Vine de Masaya a la ca– pital el domingo 7 de IY\ayo lla:rnado por el general Mena. Los sucesos del 8 IY\e sorprendieron en el "Variedades" donde se represenfaba "El Lo– co Dios". El moviInien±o de la policía y cierlo aire de misterio y cautela que observé en ella, <ne obligaron a preguntar, a investiga., y supe, con sorpresa, que había sido arrestado el Director de Policía don Pedro P. Mu– ñoz. Después algunos amigos conservadores me decían que algo grave ocurría en el gobierno y que se susurraba la prisión del genera11ll1ena. Sa– lí del ±eairo, fuí al cuariel de policía y efec!ivamel1.±e encontré arreslados al señor Muñoz y a dos hijos de él.

-y por qué dijo la prensa que en la noche del 8 y en la IY\añana del 9 había estado U. corno arfillero con dos "maxirns" apuntando sobre los conservadores.

-Fué un malicioso error de información. Yo no ±Uve má.s participa– ción en esos hechos que los que puede tener un amigo sincero y leal del padido conservador, amigo que procuraba la conciliación de las dificulfa des y el desbaratamiento de los planes del general Estrada para que no llegaran al poder los liberales. Después que viví en Managua hace algu– nos años con una tienda de comercio, 1ne trasladé a la Costa Ailán±ica, cuando Zelaya empezaba a perseguirme. Allá estuve lTIucho tiempo, y así que se inició la revolución (ésto lo saben mis compañeros de armas) corno acio pri.mo de lui adhesión a ella, meposesioné de los puestos rnililares de Tunky, Limón y San Pedro, bajando enseguida a Bluefields con Una can– iídad de gente annada. Desde el primer lTlom.en±o me alisté con entusias– mo en sus filas para hacer la guerra porque no estaba de acuerdo con la política de aquel gobernanfe.

-y tenía U. mando activo en el ejército?

-No; yo era subordinado al principio; obedecía órdenes. Algunos meses después y una vez apreciados mis servicios, n1.e pusieron un pelotón de ejércifo a mis órdenes. Soy artillero y en algunos combates manejaba las máquinas Debe creer U. que he expuesto IY\i vida en más de 32 accio– nes por la causa conservadora. He peleado mucho, sie:rnpre (on gusto, con entusiasmo. Le refiero estas cosas no por vanidad sino pala que vea U.

ela.amente que un hombre que ha jugado su vida tarlias veces por ese par– fido, no podía aceptar un plan o combinación que frajera cozno consecuen– cia el predominio político de los liberales, que son nuestros antagonistas.

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