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que ante ese temor y para evitar más zozobras, ordenó la captura de aquel;

que para dar este paso, Estrada llamó en su auxilio a los liberales con quienes pretendía gobernar el país después.

Corno una flor de sangre y de lucha reaparece en. las calles la divi– sa roja. Muchos grupos armados la llevan y empieza a vérsela en el Pa– lacio Nacional y en la Dirección General de Policía, puestos militares qu,e los liberales han ocupado.

Se dice que el general Juan J. Estrada ha sido asesinado por un grupo de fuerza sublevada y que lo ha sucedido don Adolfo Díaz.

Jóvenes conservadores organizados y con la divisa verde ba.jan co– rno una ola por la antigua Calle de Martínez haciendo estas aclamacio– nes:

"Viva el general Mena". "Muera Estrada", "Muera Mancada". Jinetes misteriosos cuchichean en grupos y salen a escape por las calles. Van armados, unos con rifle, airas con puñales, otros con revólver.

Se oyen fuertes descargas de fusilería al occidente de la ciudad, por el lado de la penitenciaría. "

Dos mujeres del pueblo corren a escape por la Calle Central. Una tercera les pregunta: - ¿Qué sucede, hern,anas?

Ellas sudorosas y pálidas, le contestan:

-Están matando mujeres. Acaban de herir a la señora Francisca de Malina. Hay un combate reñido en la peniienciaría. Ha habido muchos muertos y heridos.

y la alahna y la confusión crecen bajo la tempestad de las pasiones bajo la fiebre del noticierismo, base ampl.ia del Gran Galeoio.

COHIBIDO POR LAS DIFICULTADES

III

Lo prueba su aciividad de úllima hora, su repentina inteligencia con aquellos, el arresto del Minis±ro de la Guerra y el complot fraguado para deponerlo.

Lo dice claramente en su ariículo "La verdad de los hechos" su her– mano el general Aurelio Estrada con quien conferenció durante el día y

en la noche del lunes 8 de mayo.

También lo hace presentir la coniestación que dirigió el presidente Estrada a don Maxirniliano Borgen cua,ndo este caballero le escribió una caria en su carácter de ciUdadano, censurándole el golpe de Es±ado.

De 300 a 400 liberales llegaron al interior del Campo de Marie en la citada noche, solicitados por el presidente y enviados por su hermano don AUrelio.

Más no pudieron armarse porque los jefes conservadores que te– nían los elementos de guerra se negaron a darles ninguna.

Las órdenes perentorias que dió el presidente al respecio no fueron obedecidas, y con esto su plan se desquició. "

Entonces dijo a los liberales que se retiraran.

Habiendo, pues, fracasado en su tenlaliva, Estrada analiza de pron– to su situación, la avalora, la pesa y se encuentra sólo, desarmado, sin apoyo efeC±ivo en el país.

Además, algunos conservadores empezaban a llegar a las murallas del Campo de Marle en aC±itud bélica al saber la prisión del general Me– na y percibirse del peligro que corría su parlido.

"LlegabaIl enardecidos, lanzando gritos de "muera Estrada, muera Moneada" (1), gritos que significaban odio, obstinación, guerra.

Vió para adentro, corno dice el autor de "Mentiras Convencionales",

Sigamos la marcha de lqs !:lechos. La intensa novedad dramática del 9 provenía de un peligroso juego polHico en el cual perdieron la parti– da el presidente general Estrada y el Ministro de la Gobernación Moncada.

El primero quería que los "liberales volvieran al poder en Nicara

w gua.

(l)-El general Inocente Moreira niega que hayan llegado en la noche. Dice que lo hicie· ron después de las 6 de la illañami.

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