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« Previous Page Table of Contents Next Page »de tiempo envió a su criado que me SaCara del calabo–
Z,? Y me trajera donde él estaba; y con el mayor primor I¡} dió .slJ: propia bufdndd ele lana para que me. cubriera Y.,Clsí l')1e ~vitOI;~'y~ 'Iésfr}ci'do di salir: sydoroso de la 'pli,
Slon ·1
iEram:ps 'dós m.ucha~hos un tanto traviesos, pero con corClzóri bueno, sin rencores ni antipatíasl
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Mi <ontendiente llegó a ser director de. un diario de la capital, en el que, un día ele mi Santo, me tlibutó un elogio que mucho me satisfizo¡ ~ual ningún.' otro en mi vida; el que no lo trascribo porque el decirlo me ru– bOl iza
,
Comenzó la tinga: moquete dado, moquete recibido; puntapié mío, puntapié de él; zancadilla suya, zancadi· llel mía; me botó él lo boté yo Aquello terminó, pues no había quien nos separara, por mutuo consentimien– to y, cO,nfon'lle a 16. co-nve,hido, con ddrnos las 'manos en señal de dmistad, y nos pusimos a
charlar como si nada hubiera ocurrido' - . ,
'.
Entle mis 'compañeros de internado había uno que se óeía muy hábil para: reñir, y me había tomado tema pC1l(,.1 con frecuenéiÉl ded/me: yo te pego a tí; a lo que yo le resporidia: nos pegaremos, porque yo no soy coto. Al a~och.ece; de un 19.rrÜn~~, cpanclo ambos venía' mas de descansar de la casd:.de nuestros recomendados, y aún no había llegado el inspeCtor, volyió él a su tema, y yo ya cansado de aqueJla molestia y' para terminar con ella, le elije: pelearemos, pero a condición, que des· pués de la riña quedaremos de amigos como antes; lo que fué aceptado, ,
"!AI Ilegar:a su presencio, ro,e qijoapenado: ha sido una equivocación que tú debes' sufrirla can paciencia y calma;:y de Icls que podrás sufrirotras muéhas durante tu vida; me dió a comer. algunas golosinas y me acari· ció patel nalm,ente; coo todo lo cual' se desvanecieron mis malos prQppsit~s, 'que pudielOn influil, ~aléficamen'
te, en mi porvenir .
'. ¡Cuánto daño se le puede hacer a un niño castigán· • dale injustumente, sin prudencia, ni tino!
UNA RII\lA PACIFi'CA
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UNAS POLLITAS QUE •••
Al lado de mi Tío, sacerdote, aprendí a. ayudar' ó
Misa, el oficio de ángeles que llaman a éSle algunos: doctores de la S Iglesia; y prestaba este servicio, cón mucho gusto, al Pbro Don Pedro Sáenz Liaría, director del Colegio, que la celebrclba en el templo de San Fran· cisco adyacente al edificio escolar Una mañana, cinco jovencitas de distinción vinieron a confesarse con $1 Po· dre Sáenz y a oírle la Misa que yo servía; y durarité la cual, desgraciadamente, al pasar el Misal del lado Cle fa Epístola al del Evangelio, se me enredalon los pies en la alfombra y caí pesadamente, desprendidos de mis ma· nos el libro y el atril Me levanté abochornado y teme· roso de que el Director me reprendiera por lo acaecido; lo que no ocurrió, pues cuando teminada la Misa, llega· mas a la Sacristía se limitó a decirme, entre serio y son· riente: bien se conoce que las pollitas te impresionan hasta hacerte perder el equilibrio
Nada le respondí, por respeto; pero pude decirle al oído y en la mayor intimidad, que las tales pollitas no me habían impresionado, porque yo tenía una pollita mía, la única que me impresionaba; a la que tenía con· sagrados mis más puros afectos y con tal fidelidad qu!') podría competir con la de Don Quijotte a su dama úni· ca, que nos refiere Don Miguel de Cervantes, en su libro imperecedero
Aquella fidelidad mía, seguramente, re agradó a Dios N. S. Fidelidad que me pidió para Sí, y que yo se la dí, con el ardiente deseo de que fuera hasta el último aliento de mi vida
CASTIGADO INJUSTAMENTE
sima costumbre de ace!carse ti ofr lo que estábamos ha· blando para imponerse de ello Desde que lo veíamos venir comenzábamos a dialogar, con su riatural.idad, de cosas incoherentes, con lo que desconcertado el áyente, se' alejaba pronto Como ejemplo de diálogo incohe· rente pondré el siguiente:-¿Cómo te ha salido el tel nG·· ro?-Homble, no digas barbaridades, que la señOla es,' tuvo braba, pero ya no lo está -No digas mentiras, que yo fuí qu'¡en llamé el médico y vino al punto, etcé· tero Con diálogos de este calibre, no había entremeti· do que no fuera derrotado
PlOcuraba tener la mejol conducta que me ela posi– ble y de este modo obtuve, entre los pequeños, uii pre·. mio que ninguno otro pudo obtener, por Cincuenta hotos buenas sin ninguna mala en UJla semana, se me eximió de todo castigo durante el CUISO; pero esto fué después de lo que paso a relatar Por iI reflexiól1 me puse' a ju· gar en el pc1fio principal haciendo chocar uno con otro tinteros vacíos que allí estaban tirados, y que .al que·
br~lrSe en añicos cubrían el suelo de fragmertos de vi– dno qu~ podían herir los pies Aquello lo tomó muy a mal el Inspector de turno, que furibundo me envió al
calab~zo, lugar detestable al que jamás imaginé que yo
lIega~la alguna vez Al ejecutar se la pésim(l sentencia, pense despechado: de nada me sirve ser bueno, y en lo de. adela~te no lo selé; mal propósito que se acentuqba mas y mas e~ mi ánimo, a medida que se prolongaba aquel-para .mI horrible castigo
d D~chosam~nte l¡!1 Subdirector d~l. C;0IegioJ~hcatg<:ld9
e la InspeCClon general, supo lo ocurrido y sin pérdic;la
EN LA CLASE DE ARITMETICA DE P~IMÁRIA
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. Fué mi pi ofesar el notable, pedagogo cubano, D José' Jaen, quien tenía t(jl ascendiente sobre sus ólum"
110S, qüe' de' mi pueao asegurar: que creía, filmemente, que sol6 había" qos sabios en el universo: Dios en los cielos y D Pepe en la tierra Juicio que más tarde, qui– tadas las exagelociqnes. de mi infantil imaginación, rati– fiqué p.le.namerite, cuando siendo yo director de un cole– gioi utiliCé todó' IQ much? qVe de D Pepe aprendí' Se vclIíó de astucias admirables para enseñarnos, como se '<1"1 en este caso:" habiendo observado que, por i-;\is C0n's.tant~s aciel tos ,en Al ¡tmética, algunos de mis condiscípulos se adherían á mi pOlecer a pie juntillas; pa– la hacerlos pensar con sus propias cabecitas se valió de Ul,1a treta ProRuso un problema y me preguntó: ¿Cuán· tos oR~r¡:\I:¡i9!1e._s hay :q~e: hq(:E(f ppla r?s~l'{er eS,e pr,oble. ma?·,-<:uatrp, respondl, y 'Ias enumere¡ el al olr mi res·
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