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« Previous Page Table of Contents Next Page »PROHiBIDO TUTEAR A LOS CRIADOS
No me er a pel mitido tuteal al criado o a la cr iodo de' la casa, maYOles que yo en .edad: al primelO debía decirle Ñor Fulano, yola segunda Seiío Fulana; y a toe da anciana de humilde condición depia nombrarla, Ño Zutona, y si de condición algo super iOI, Señora Peren– cejo.
DEL CAMISON AL PANTALON LARGO
Me tocó la época éll que los nrnos se vestíqn con un camisón, desde que comenzaban a andar hasta los cuatro o cinco años, en que pasaban, br uscan)ente, a USOl pantalones largos sin calzoncillos, que éstos eran un pr i· vilegio de los que cumplían diez años Los pantalon– citos cortos con tircmtes no se conocían entonces, ni pin– tados
LAS GALLINITAS PATITAS DE PLUMA
En cambio, elan las niñitas las que, pOi decencia, desde muy chicas, usaban calzoncillos debajo de las fal– ditas, los cuales eran bordados y con encajes en los ex–
tremos, visibles hasto celca de los tobillos, lo que los hacícI aparecer como gallinitas patitos de pluma A los quince o diez y seis años, dejaban los talel> adminículos y se bajaban las faldas hasta muy cerca de los pies, vestidas de largo.
PROHIBIDO JUGAR DE MANOS
Me estaba prohibido ¡ueO! de manos con mis com– pañeros, porque decían, que, "juego de manos es de vi– liemos"; y, con mayor razón; pegar moquetes, lo que se juzgoba falta grave, castigadEJ con unos cuantos azotes, y sin distinguir entre el moqueteado o el moqueteadol LCI azotqina elCl segulCl en t(ldos los casos, de los que a mí no me tocó ninguno, pOI rni índole sumisa y po· cífico
LO EXPULSABAN IGNOMINIOSAMENTE
Otra prohibición era, qt,le no jugara con nmas, ni siquiera podía acelcallne al lugar en que ellas ¡ugaban; y como las niñas tenían igual plohibición, a la inversa, al niño que se les acercaba lo expulsaban ignominioso– mente
Tal me OCUII ió can la niña mayor de un grupo que me dijo irritada: letÍlate, pOlque, niños con niños y ni– ñas con niñas; solamente la Stma Vilgen es la bendita entre todas las mujeres y tú no eles bendito en ninguna pOi te La que tal hizo conmigo llegó a ser una matro– na muy distinguida, de mi mayor aprecio, que al leCOl– dar la reprimenda que me había dado, se afligía sobre mane/a, pensando que así había hatada a quien lfegó
a ser Rmo Plelado
TODO FIEL CRISTIANO DISPARATADO
Antes de cenal, todas las noches, excepto las de los domingos y fiestas, me hacían recitar una parte del ca– tecismo eJe la Doctrina Clistiana del R P Jerónimo de Ripalda, en fOI ma de plegal ia, pues me decían: ven a lezar la Doctrina. Esto con el propósito de que el libli·
to ese, del que dijo Su Snntidad Pío XI, céleble bibliote– calio, "que era el libiO más excelente de todas las bi· bliotecas", me lo aplendiera tolalmente de "cverito a cuarito", expresión originada de la cilcunstancia de que el catecismo estaba empastado en piel de tafilete no acartonada
Yo hacía la lecitación a lo loro, pues muchas po– louras no las entendía o' las entendía mal Y así, por ejemplo: rezando, "Todo fiel cristiano está muy obligado a tener devoción a la Santa Cruz de CI isto nuestra Luz"; yo entendía pOI fiel, el palito de la balan.za; pOI obliga– do, el ombligo de mi ball iga; por Cruz, el campanero de la pm roquia que tenía este apellido; y por Luz, une. anciano, mi tía en cuarto g/oda, que así se llamaba No obstante, lo que entonces aplendí como un papaga– yo, me fué muy útil cuando pude alcanzar la sublimidad de las verdades que encerró el Padre de Ripalda entre los dos cueritos de su pi ecioso catecismo
COMO FUE MI PRIMERA COMUNION
Recibí mi Primera Comunión a los ocho aiíos, sin ninguna solemnidad, porque en ese tiempo no existía la piadosa y muy laudable practica de festejálsela a los niños del mejor modo posible, para dejarles del so– lemne acta las más 910tas impresiones: nada de cande– la adOl nada, ni de lazo de seda en el brazo, ni de ti a– jecito lineJo y zapatitos blancos; ni,' nlucho menos, el sinlpático cortejo de otros niños, compañ~ros del sucu– lenta desayuno, ni de Ja alegre piñata Solito rile fu; al templo a recibil a mi Dios y solito volví a casa, des– pués de haberlo recibido, a tamal rni café cOIÍ leche de todos los días De modo, que cuando leí, que el Em– perador Napoleón Sonaparte, en el apogeo de su gloria, había dicho: "que el día más feliz de su vida había si– elo el de su Primera Comunión", no pude alcanzar la ra· zÓn de esa felicidad superior a toda otra en la vida; la que aholcl comprendo con claridad suma
He sublayado la palabra piñata para dejar cons– tancia, de que yo fuí quien introduje en Nicaragua esa diVersión; de esta manela: la conocí en México, en di– ciemble de 1894, se la descJÍbí detalladamente a mi her– mana, pOI COito a Managua, para que se la hiciera a su plimogénito; y ella la llevó a la práctica con la general aceptación Por lo que, todos los niños nico1agüenses deben bendecir mi nombre, anexo a las gratísimas piña– tas, siempre que de ellas disfruten
EFECTOS SACRAMENTALES
Siemple que me confesaba y comulgaba se produ– cía un notable buen cambio en mi conducta, con glOn contento de los de CClsa, que así se libraban de mis tia– veSUlas, molestias e impeltinencias; era entonces "un sanlito varón con mi capa y mi bordón", cual me ben– decía mi Tío Pero, infelizmente, tal cambio duraba poco, y cuc ndo al volver a mis andadas me reclamaban la confesión y comunión recibidas respondía muy flesca– mente: eso ya hace ocho días Fué más tarde cuando pude tenel mayor fitmeza en mis plopósitos de enmien–
da, sin dejal de! todo cojelas en el lecorrel del hermo– so camino de las vittudes
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