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« Previous Page Table of Contents Next Page »en la oficina de una empresa minerá. Esiá fuera de duda sí, que en dicho Estado conoció a Byron Cole, quien ha'bía celebrado el 29 de diciembre de 1854, con el Gobierno de Camellón, su famosa cou– trata para introducir elemen,tos mercenarios en Ni– caragua. Cole se babia refugiado provisionalmente en Honduras, en espera del desarrollo de los suce– sos políticos de la vecina del Sur y el acecho del momento favorable para volver a León. Había em– prendido, entre tanto, trabajos de explotación mi
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nera en los ricos yacimientos metalúrgicos que tan– ia nombradía han daddo a la tierra de Lempira.
Intimaron los dos, atraídos por su 8mi!ogo ins– tinto de perversidad, propicio para su sólida vin– culación en lo futuro. No sería, pues, mucho el es– fuerzo retórico de Cole para atraer a Natzmer ha– cia la causa filibustera. Lo cielto es que ambos salieron a caballo, vía Olancho, para Nicaragua, en busca de 'Valker, tan luego supieron haber arribado éste el 16 dejunio al puerto de Realejo, a bordo del bergatín Vesta, en compañía de su horda de a– ventureros yanquis.
Desde la primera entrevista con Natzmer, aco– gió de mil amores 'Valker al tudesco, comprendien~
do que éste reunía condiciones muy a propósito pa– ra secundarlc en sus osados planes. A partir de esa ocasión, el jefe de la falange empezó a distin– guirle con señaladas prerrogativas y muestras de aprecio. Para merecerlas, 110 cabe duda que a Natz– mer, a la verdad ni 60rto de perezoso, le sobraban cinismo y audacia. Como ya indicamos antes, 'Val– ker le confirió de inmediato el grado de Coronel, incorporándolo a su plana mayor.
En concepto de Walker (Memorias) Natzmer hablaba muy bien el español, medianamente el
flancés y de modo muy pasable el inglés. Sin em– bargo, la carta que el 3 de febrero de 1855 Natz– men dirigió al Gral. Mora, Comandante en Jefe, y que atrás reprodujimos casi íntegra, no parece con– firmar los conocimientos de la lengua castellana que el caudillo yanqui le atribuye.
Escribe esto: IlHabiendo residido algún tiempo en Centro América, dotado de una buena inteligen– cia, Natzmer era muy a propósito para prestar lUu~
chos servicios a los americauos... En el curso de los acontecimientos -agrega- se verá que ambos (Co~
le y Nat'Zmer) fueron valiosos auxiliares de la Fa– lange".
El joven militar abrazó con un fervor digno de mejor causa la empresa de 'Valker y hasta es muy posible que en su CereblQ, un poco predispuesto a la fantasía, diese cabida a la idea de un cercano triunfo del filibusterismo.
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Así parecen tevelarló las cartas que solía man~
dar de cuando en vez a personas de su oonócÍlnten– to en esta capital. En una de ellas, reproducida en el Boletín Oficial de 28 de Enero de 1857, con– signa estas palabras que envuelven una. amenaza~
reMucho más pronto de lo que nos figurábamos, ten– dré el gusto de hacerle una visita en su casa y arre– glaremos las cuentas pendientes". (5)
La primera vez que encontramos a Natzmcr to· mando participación en actividades militares en Ni– caragua, es a bordo del Vesta, en 1855, como miem– bro del Estado Mayor del Subprefecto de Chinan– dega José M~ Valle (a) Chelón, que auxiliaba de muy buen grado a WaU,cr en su tarea de excursio– nar por el departamento meridional. Allí, según l)alabras del propjo jefe faIangino, Natzmer l/fué muy útil a Valle en sus nuevas funciones, 10 mismo que a los americanos".
Por esos días VaHe acarició el proyecto de pro· nunciarse contra la autoridad del jefe de los demó– cratas don Francisco CasteiJón y establecer un nue– vo Gobierno provisional en Nicaragua. Walker lo· gró disuadirlo de su intento, juzgando para sí que tal plan vendría a entorpecer sus personales desig– nios futuros. En momentos de ausencia del jefe de los filibusteros, Natzmer, tomando un caballo, fué hasta León, para comunicar oficiosamente a Caste– llón lo que tramaba Valle. Al regresar Natzmer a Chinandega, lo arrestó Walker por su imliscreción, pero según apunta en sus Memorias, llComo había obrado movido por buenas razones, aunque oon mi– ras erradas, pronto se le puso en libertad y desde luego dió pruebas de ser un militar digno, y andan~
do el tiempo, uno de los meiol es oficiales que ha habido en Nicaragua".
Natzmer deseaba que 'Valker se trasladase a Honduras, para que sirviera a las órdenes del Gral. don Trinidad Cabañas, quien n este respecto cscrip bió al jefe falangino en 1855. Querría que éste se encaminara con sus mercenarios a Comayagua, para que allí le ayudasen a sostener en su vacilan– te solio presidencial. Solicitud análoga le reiteró personalmente en diciembre del mismo año, cuando del)Uesto ya del Poder, llegó a Nicaragua en 'busca de recursos pala recobrar el mando supremo en su Patria. En ambos casos la respuesta de Walker fué negativa, pOl" no torcer Sus planes ya bien madu~
ros y depódicos.
En marzo de 1856 era Natzmer Inspector del Ejército, residiendo en León Heon facultades gene~
rales e indefinidas para reglamentar la administra– ción de la ciudad y ver que se atendiese debida– mente a las necesidades de la fuerza americana. Prestaba valiosos servicios por el conocimiento que tenía de las gentes del departamento occidental..."
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