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JOSE EULALIO SAMAYOA
RENE AUGUSTO FLORES
Guatemalteco
¡Interesante personalidad esta de (1on J. Eulaliu
Samayoa, el compositor guatemalteco más destacado
de la era indcl)cndentista! Hasta noso(ros sólo h}1n llegado pocas de sus obras, pero a través de referen– cias borrosas se adivina una figura inquieta, de men· talidad luminosa y espíritu ávanzado, que supo rom– per añejas 'barreras e incursionar por los campos nue– vos de la creación artística, sin desdeñar una partici– pación directa, como ciudadano, en las luchas eman–
cipadoras.
poco se sabe sobre la vida de este patriota y pio–
nero musical; ignoramos fechas precisas de nacimien~
to y muerte; se desconocen sus rasgos fisonómicos y
ni siquiera podría establecerse el sitio de su reposo definitivo. Tan sólo se han salvado del olvido, esas páginas admirable de su HSinfonía Cívica"; admira– bles porque para su época, representan un salto gi– gantesco en nuestras evolución musical y perfilan a un artista de vanguardia.
En efecto, J. Eulalio Samayoa fue el primero que entre nosotros abordó el género sinfónico, tomando como modelos a Haydn y Mozart, los másximos repre– sentativos de la escuela clásica vienesa.. Dicho así, todo parece muy simple. Pero para comprender en su exacta magnitud la hazaña realizada por el compo– sitor debe tomarse en cuenta la situación que preva– lecía en la Gautemala musical de su época.
Rafael Vásquez A., en su uHistoria de la Músi– ca en Guatemala", anota al respecto. u, , , la compo– sición encontraba su mejor asilo en los templos y de ahí que las obras nacionales se produjeran en su mayoría al calor de la influencia religiosa. A. Jo– sé Eulalio Samayoa le estaba reservada la gloria de invadir nueva esfera de acción. La sinfonía, desco– nocida cientificamente, era trabajada por nuestros compositores inCipientes de manera empírica, apli– cando tal nombre a las formas de composición sin– fónico. Samayoa fijó los caracteres de esta pieza, según los modelos extranjeros, si no con la exacti– tud y precisión requeridas, al menos con bastante acierto, dado 'el espíritu de la época y el mínimo ade– lanto que había alcanzado la obra nacional. Hijo de una edad en que privaban en toda plenitud las tra– diciones y los prejuicios, nacido dentro de un am– biente de raquitismo político y social; sin impresio– nes, casi sin comunicación intelectual con otros paí– ses, excusable resulta lo que la crítica señala de de– fectuoso en algunas de sus sinfonías (pobreza de de-– sarrollo, falta de wúdad ideológica, etc,) y sobre ser excusable, es digno del más alto encomio, por cuan– to fue el primero que, adelantándose a su época, dio el paso más avanzado en música, en este peda– zo de tierra, cuyas artes y ciencias estaban en em– brión••."
Poco se conoce sobre la existencia del inquieto músico; pero por referencias fragmentarlas, puede advertirse una vida larga y fecunda que se proyec–
tó en muchas manifestaciones creadoras. Ya en 1813 ,Samayoa figura como el principal propulsor de la Asociación Filarmónica, fundada ese año bajo la advocación del Sagrado Corazón de Jesús y que, co– Sa rara ,ha logrado subsistir hasta nuestros días, ce– lebrando anualmente la' Fiesta de los Músicos. Fue nuestro atrista, de acuerdo con la versión de Vás– quez, el iniciador, fundador y primer mayordomo de dicha celebración.
Casi 30 años más tarde, en 1842 le encontra– mos como vicepre~idente de la Sociedad Filarmóni– ca, fundada bajo los auspicios de la benemérita So– ciedad económica de amigos del país, para fomen– tar no sólo el desarrollo artístico, sino la defensa gremial de Jos músicos. Y al iniciarse los primeros conciertos públicos en la época posterior a la Inde– pendencia, nuevamente aparece la figura señera de Samayoa, formando parte de la orquesta,
Así lo consigna José Escolástico Andrino, en sus "Nociones de filarmonía y apuntes para la histo– ria de la música":
u ••• el benemérito profesor y maestro don José Eulalia Samayoa aparecerá por mucho tiempo como modelo de compositores, acre– ditando su no común talento las bellezas que han salido de sus manos, particularmente para el tem– plo. Si lo estimamos puramente por su instrumento, se debe notar que con él empieza la nueva escue– la del violoncello, al cual le da la verdadera voz q'lte caracteriza a este instrumento y que en manos de un profesor, se hace interesante..."
Tampoco fne a.jeno don J. Eulalio a las inquie– tudes cívicas, participando más o menos activamen– te en las luchas emancipadoras. El eSCl itor nortea– mericano Mario Rodriguez, en su ensayo "La cons piración de Belén en nueva perspectiva", de recien– te publicación, afirma que umuchos simpatizantes o colaboradores (de la conspiración de Belén en 1813) jamás fueron procesados, incluyendo a Manuel Pog– glo, Pedro MoUna y Eulalia Samayoa, todo lo cual indicaba que la conspiración había tenido una base extensiva. en el vecindario capitalino..."
El mismo autor, reproduce el testimonio del propio maestro Samayoa: 'Tue un milagro que DO–
sotros (varios filarmónicos) escapáramos con varios independientes; apenas pudimos ayudal' con el doc– tor Pedro Molina, a la evasión del padre Miguele– na, a quien tanto yo apreciaba, He conservado con cariño y como un recuerdo, la contraseña qne llevá~
bamos todos Jos independientes, obsequio del padre
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