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« Previous Page Table of Contents Next Page »Miguelena, consistente en un botón metálico pala el ojal de la solapa, botón que representa nn pequeño buho•.."
Víctor Miguel Díaz -El vieJo repóI ter- en su obra "Las bellas artes en Guatemala''-, también atri– buye a Samayoa la condición de escritor, afirman– do que escribió síntesis biogláficas de los mejores músicos de Guatemala. El mismo autor, nos da otras referencias acerca del artista Dice
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pOi ejem– plo, que en 1819, Samayoa vivía en el cantón batane– co (w¿Se referirá al barrio de San Sebastián?-) con con su telcera esposa Valentina, "dama de rostro agraciado y de recomendables prendas personales, que había sido pupila en el beaterio de Belén, por l'ecomendación del ilustre fray José Antonio Goico– echea".
y parece que por su condición de maestro de música y canto en dicho beaterio, los requerimien– tos galantes de don J. EulaIlo a una de sus alum– nas, dieron pie a ciertos problemas con la rectGl'ía de aquel centro monacal, hasta culminar eu expul– sión de la ex-pupila y su inmediata boda con el ar–
tista.
y añade HEI viejo repórter": Pasados algunos años, se trasladó la familia Samayoa a la Antigua Guatemala. En la capital quedábase José Ignacio, el hijo primogénito de su primer esposa. Este joven
falleció a la edad de 28 años. El maestro José Eu– lalio, lleno de amargura, procuró apartarse del bu– llicio de la sociedad... Al morir... sus colegas han de haber sentido el torcedor del remordimienfo. Cuando sU cabeza fue do'blegada por la muerte co– menzóse a manifestar la justicia. Nunca ambicionó
el maestro nada que no emanara del rendimiento legítimo de su paciente labor, sin ped~r a éste triun– fos ni glorias; vivió modestamente
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cifrando su die:ha en hacer el bien. Y fue así un ejemplo como hom– bl e, como maestro, como padre de familia y como
patliota"~
Haber tomado como modelo lo que entonces re– presentaba la última y más avanzada forma de com– posición musical -la sinfonía clásica- y haber lo· grado tan admirable asimilación de la escuela vie– nesa, en aquellos días, caundo las c.omunic.aciones
y el intercambio cultural con Europa casi no exis· tían, basta para acreditar el talento extraordinario y la inquietud de Samayoa.
y si a esto añadimos sus luchas (aViCaS y su deeidida participación en todo lo que significara pro– greso para el arte nacional y para los filarmónicos, debe entonces rendirse a José Eulalia Samayoa el tributo de nuestra admiración encendida, Con mu– chos títulos para que se le reconozca como "El mú–
sico de la Independencia".
Aleg1re SU Mesa y deleite su Paladar
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CON
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DE CALIDAD INALTERABLEI
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