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lugar. Demoró el avance hasta no saber el núme~

ro de las fuerzas enemigas. Poco después de ra~

yar el día puso en movimiento su Ü opa para ata– carj pero cuando iba avanzando a paso de carga se le hizo un fuego tan nutrido y ceItelo que creyó

pi udente retirarse. Tlajeron al capitán Jarvis mortalmente herido y Mc Donald se enteró de que

el enemigo era más numeroso de lo que había su– puesto y estaba metido en fuertes barricadas de ado~

bes.

SE APRESTAN NUEVAS FUERZAS

La presencia del enemigo en San Jacinto era un serio inconveniente pala el sel vicio de la pro– vedurÍa, y al sabelse esto en Granada, numerosos voluntalios se ;ofrecieron para ir a desalojar a los legitimistas de la casa que ocupaban. POl el esta– do de los caminos era casi imposible mandar arti– llelÍa a San Jacinto, aun en el caso de haber teni– do las balas rasas o las bombas indispensables para el empleO eficaz de un cañón contra defensas de adobes. En Granada se tenía generalmente la idea de que los rifleros de Mc DonaId se habían retira– do demasiado pronto, y esto se debía a la falta to– tal de disciplina que reinaba en aquel batallón. Viendo el entusiasmo de algunos oficiales y ciuda– danos, y deseosos como estaba de averiguar con mayor exactitud de que fuerzas disponía el enemi– go más allá de Tipitapa, Walker consintió en qUe se enrolasen voluntalios para ir a atacar a San Ja~

einto.

BYRON COLE EN ESCENA

La columna filibustera que fué a atacar a San Jacinto pasó por Masaya y llegó a Tipitapa el 13

de septiemble en las horas de la mañana. En una crónica del Picayune del 28 de Octubre de ese año refiere un Corlesponsal, que ouanrlo la tropa se presentó al pueblo expusieron que tenían el con~

sentimiento de Walker para atacar a unos rebeldes que estaban impidiendo los abastecimientos por esos lugares. El Comandante se opuso pero en ese mo~

mento apareció Byron Cole y recurrieron a él, para qUe solucionara la dificultad surgida. Después de discuth· los planes, le propusielon a Cole el man~

do de las operaciones y se vió obligado a aceptar. El Comandante de Tipitapa les dió su cooperación porque Byron Cole era de grado milita.. más eleva–

do.

VI

IMPRESIONANTE R':LACION

Joseph Ward, COl'l'esponsal del New York Ti– mes, al hacer un relato de la Batalla de San Jacin– to, se expresó en los siguientes términos. Byron Cole poseía un corazón tierno y bondadoso, pero era siempre inquieto y de eSOS que no pueden per~

manceer en un solo lugar. No obstante, de las grandes penalidades que experimentó en Centro

América decidió regresar a Nicaragua: yo le acom~

pañé seducido por la propaganda intensa que se ha~

cía al asunto de Nical'agua. Walker le confirió el grado de Coronel. Su sinceridad y su suavidad ca– si como de niño, marcaba su carácter y esto lo hi· zo ser muy querido. Su valor y sangre fría nunca fué superada por los veteranos de Nicaragua. En

lo más inminente del peligro, ningún hombre en sU

presencia podía ser otra cosa que un valiente. El heroísmo de su alma centellaba en sus ojos y reves~

tía con aire de nobleza y de valor a su faz, que aun– que fea parecía resplandeciente de inocencia.

LOS OCHO MIL DOLARES QUE SE EMBOLSO WALKER

Con él, en el campo fatídico de San Jacinto cayó el último espécimen de genelosidad y conci– liaciónj y mucho tiempo después de que "El Gene– ral", odiado, sea expelido de esas tierras, las mu– jeres de Nicaragua evocarán los recuerdos agrada– bles del "Coronel" el justo, el valiente, el caballero, el escudo de la inocencia que no hacía guerra a las mujeres ni a los niñus. Pobre Cole!!! y una nuche fatal, cuando las copas de licor circularon más de lo necesario, y después de haber escuchado una vez, se hizo cargo del cOlnando de una pequeña fuerza

y atacó las posiciones de San Jacinto, fuertemente defendidas; casi todos sus soldados fueron muertos o heridos y él cayó a mi lado y murió en el cainpo con una bala en su noble pecho. Sus últimas pa–

labras fueron: "DILE A MI MADRE QUE NO LA OLVIDE NI EN LO MAS FIERO DE LA BATA– LLA; LLEVA ESTE DINERO EN CHEQUES ($

8,GGG.GG dolars) AL GENERAL WALKER y DILE QUE YO LE RUEGO QUE LES PONGA SU NOM– BRE Y SE LOS MANDE A ENTREGAR A ELLA". YO LLEVE EL DINERO A WALKER. EL GENE– RAL FRIAMENTE DIJO: "COLE FUE MUERTO, DICE UD? ESTA BIEN, ESTE DINERO ES FOR– ZOSO QUE PASE A MANOS DEL ADMINISTRA– DOR PUBLICO.

LA MADRE DE COLE NUNCA RECIBIO UN CENTAVO, Y COLE FUE SU AMIGO INTIMO DE INFANCIA!!

La inserción de estos párrafos traducidos al es– pañOl, es una atención que agradezco al Profesor Carlos A. Bravo.

COLE MURIO CERCA DE TIPITAPA

A propósito de este interesante episOllio de la Guerra Nacional, el doctor Pedro Joaquín Chamo~

no (q.e.p,d) en sus investigaciones histÓl'ic&5, reco~

gió de la tradición referencia completamente dis~

tintas a la anterior. Y es la siguiente: UD os ame~

ricanos extraviados llegaron a pie aquel mismo día a San Antonio, hacienda de ganado situada al otro lado del Lago de Managua y en frente ele la capi~

tal. Encontrábase allí la dueña de la propiedad, doña Bárbara Zavala, mujer piadosa de educación

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