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1109 y Estrada, no cesaron su esforzado y tenaz combate, no se desconcertaron, ni se dieron cuenta del suceso de la izquierda".
Triunfantes las armas orientales, no supieron
valorjza~· el éxito alcanzado. En lugar de seguir la marcha hacia adelante, se entretuvieron en celebra· ciones QUe se generalizaron en las poblaciones de
Managua a Granada, y esas vaguedades resultaron gravísimas para la causa legitimista. Les pasó algo análogo ~ 10 que le ocurrió a Aníbal después de su victoria sobre los Romanos; en vez de continuar la
empresa sobre Roma, se quedó en Cápua entre la fanfarria y la distracción que proporcionan las de– licias momentáneas. El triunfo se les esfumó, y lo que parecía yictol'ia ~e transformó completamente en la más aplastante de las derrotas. En una ma· niobra de audacia y acometividad temeraria, la ciu· dad de Granada, de la noche a la mañana y en el momento más impensado, cayó en poder de Willlam Walker, dejando a un lado la columna numerosa que en Rivas oomandaba el Gral. Ponciano Corral. (13 oc!. 1.855).
LA RENDICION ANTE WALKER
Las fuerzas Legitimistas de Pueblo Nuevo y
Rivas, se reconcentraron a Managua y Masaya y anO' te las demoledoras demandas de rendición formula· das por Willlam Walker no tuvieron m~s que ca· pitular, firmándose los arreglos del 23 de Octubre, entre el Gral. PODciano Con al, que representaba al Gobierno (lel Llcdo. José María Estrada, y Wj· lliam Waiker que no tenía representación ni manO' dato de ningún partido político, ni de ningún Go· bierno. Walker representaba por sí y ante sí, la
fuerza dominante y avasalladora de la espada. Des· de ese momento la suerte del país fué otra y terri. bies resultaron sus consecuencias.
Cadalsos y medidas duras, conba la propieda(l
y la libertad de los nicaragüenses fueron dictándo· se y a cada uno en p~u ticular le apretó el zapato. Todo el ambiente era asfixiante. Se respiraba por el rigor. La sonrisa no se volvió a dibujar en los afligidos rostros de los infortunados hijos del país.
LA ACTITUD DE ESTRADA
Los Jefes Legitimistas de uno en uno, fueron entregando los rifles a los filibusteros, quedando es– tos a la postre como la única fuerza armada de la República A los soldados se les extendió su Ii·
cencia remitiéndolos a la vida civil Los CuarteO' les bajo el control de los bucaneros imprimieron un
nuevo ritmo a las relaciones y actividades generales del país
Tomás Matinez y José Dolores Estrada se lle· varon sus armas de Manag~a. Cañones y rifles los trasladaron al otro lado del lago de Managua y la~
atrojaron dentro del pozo de la hacienda San An– ton.io, qu~ ~l·a la pI:opiedad de do~ Franc~sco 80-
l,írtano. Le echaron tierra hasta dejar un pozo cie– go de 30 varas. Interesante sería tanto para escla
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recer este hecho histórico, como para enriquecer el Museo Naoional, el hallazgo de esas armas.
SISTEMA DE GUERRILLAS
Los últimos meses del año de 1.855 y primeros del siguiente, fueron angustiosos. Familias enteras andaban en los montes hUYendo de las persecucio– nes del Usurpador. Todo fué zozobra e intranqui– lidad. Nadie se sentía seguro y la ga.rantia había que procurársele en la espesura de las montañas. Tras los matorrales y árboles se hicieron refugios Y escodites y comunicándose entre :vereda Y cami– nos y extraviados, se fueron relacionando los pii·
triotas organizando así las fuerzas de resistencia. Las escasas armas qUe consiguieron, sirvieron pa– ra levantamientos en los pueblos (listan tes: Juigal– pa, Boaco y A~oyapa. Estas guerrillas obligaron a Walker a enviar fuerzas tle choque y las medidas de represión empleadas por los filibusteros, aumen·
taron las filas de Jos patriotas vigorizando el espí– ritu de lucha. Los Jefes y Oficiales Legitimistas
reunid~s en Matagalpa resolvieron pelear hasta mo– rIr. Entre estos se encontraba el Coronel José Do– lores Estrada. Con él partieron al campo de la lu:
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eha varios jefes y oficiales man~guas, entre quie– nes se contaba el modesto y valiente cIudadano don Vicente Vijil, que más tarde alcanzó el grado de General.
DERROTADO Y HERIDO EN SOMOTO
Con el Coronel Fernando Chamorro combinó un ataque a Somoto defendido por los democráti– cos jefeados por el Gral. José María Valle. El 15 de abril de 1.856, las columnas legitimistas ac~m
par.on en Pueblo Nuevo, en las proximidades de la ciudad de Somoto. Chamorro y Estrada camina– ban confiados creyendo dar una sorpresa a los de–
mocráticos, sin tomar en cuenta que VaUe, avisado anticipadamente del ataque, situó un piquete de soldados en posición estrat~giea, de tal manera que sorpresivamente cayó sobre los legitim.istas hacién– dolos retroceder. Las pérdidas fueron muchas y el propio Coronel Estrada cayó herido de gravedad. Valle con pocos uombres, derrotó a WlOS cuatro· cientos soldados.
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GUERRA NACIONAL
Los Oficiales y soldados Legitimistas se des– bandaron. Unos tomaron el camino de Honduras
y otros se fueron a internar a lugares lejanos de Jtnotega Y Matagalpa. De Estrada no se volvió a saber, pero si es conjeturable que estaba a la es– pectativa, esperando futuras organizaciones milita· res. Con unos recurso.s que logró conseguir el
Li~d9. José María Estrada y 300 fusUes y municio·
n~s que le concedió el Presidente de Guatemala Ra-
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